En la investigación, que consideró un universo de más de 600 mujeres heterosexuales, muchas de ellas admitieron renunciar a su propio placer para apaciguar a un hombre inseguro.
Jessica Jordan, quien enseña Psicología en la Universidad del Sur de Florida, dirigió el estudio del que participaron Joseph A. Vandello, Martin Heesacker y otros, y explicó: “Estas mujeres priorizan lo que creen que son las necesidades de su pareja en detrimento de sus propias necesidades y satisfacción sexual”.
Por lo tanto, el nudo del problema es una falta de autoestima unida a un problema de comunicación.
La ansiedad de una mujer aumenta al percibir la fragilidad de su pareja. Esto influye en su libido, su placer y la frecuencia de sus orgasmos.
Algunos ejemplos
La explicación de la investigación:
"Exploramos si las mujeres que perciben que la masculinidad de sus parejas es precaria (es decir, fácilmente amenazada) censuran su comunicación sexual para evitar amenazar aún más la masculinidad de sus parejas. Operativizamos las percepciones de las mujeres sobre la masculinidad precaria de varias maneras: en el Estudio 1, las mujeres que ganaban más dinero que sus parejas tenían el doble de probabilidades de fingir orgasmos que las que no lo hacían. En el Estudio 2, las percepciones más altas de las mujeres sobre la masculinidad precaria de sus parejas predijeron indirectamente más orgasmos fingidos, menor satisfacción sexual y menor tasa de orgasmos a través de una mayor ansiedad y una comunicación menos honesta. En el Estudio 3, las mujeres que imaginaron una pareja cuya masculinidad era insegura (frente a segura) estaban menos dispuestas a brindar una comunicación sexual honesta, debido a la ansiedad."
Un ejemplo: las mujeres que ganan más dinero que su pareja tienen el doble de probabilidades que otras de fingir un orgasmo: comportamiento detectado con preguntas a más de 150 mujeres y el mínimo común denominador es el papel protector que la cultura ha asignado al hombre. La teoría enseñada durante generaciones dice que él debe ser la principal fuente de los recursos para vivir.
Los investigadores especularon que las mujeres, cuando ganan más que sus parejas o tienen roles de mayor poder, pueden sentir que lo están castrando, desde lo económico-financiero, y necesitan valorarlo en la privacidad del dormitorio. Motivo por el cual mienten / sobreactúan.
Sin embargo, Jordan dice que mentir, en lugar de proteger a la pareja, termina por lastimar al varón: “Cuando la sociedad crea un estándar de masculinidad que es imposible de mantener, nadie gana”.
La mujer adopta un tipo de protector de la pareja para no hacer sentir que el hombre ha perdido su rol, y lo compensa en las relaciones sexuales. "Ellas priorizan lo que creen que necesitan sus parejas, y lo hacen por encima de sus propias necesidades y satisfacción sexual".
Pero -datos reunidos entre 300 mujeres- fingir más orgasmos les provoca
- menor satisfacción sexual,
- menor frecuencia de orgasmos,
- más ansiedad y
- una comunicación menos sincera.
El último de los estudios se solicitó a varias mujeres que imaginaran cómo sería su relación con un hombre inseguro de su masculinidad vs. uno seguro. Ellas reconocieron que ante una pareja frágil serían menos sinceras en temas sexuales, y esto aumentaría su propia ansiedad.
Según la psicóloga Jordan, esta situación debe resolverse con un cambio en la mentalidad social.
- Por un lado, aconseja a las parejas una mayor sinceridad en la relación.
- Por el otro, recomienda repensar y acabar con los estereotipos.
La próxima investigación de Jessica Jordan se centrará en hombres que tienen relaciones homosexuales para descubrir cómo la noción de virilidad influye en su satisfacción sexual.