Rusia acaba de desarrollar un sensor electroquímico reutilizable para detectar el pesticida carbosulfán en los alimentos, lo que se suma a la legislación preexistente en el país que prohíbe el cultivo de plantas transgénicas para uso comercial y la cría de animales modificados genéticamente.
PIONEROS
Rusia "antitransgénico" y contra pesticidas: Sensor electroquímico de vanguardia
Rusia, ya con restricciones en el uso de transgénicos, acaba de desarrollar un sensor electroquímico para detectar pesticidas en alimentos.
La Universidad Politécnica de Tomsk (TPU), junto con otras entidades de investigación en Rusia, han creado un sensor electroquímico diez veces más sensible al pesticida potencialmente mortal, el carbosulfán, en comparación a los análogos existentes, según lo divulgó un estudio publicado en revista científica Microchemical Journal.
Investigadores de la Escuela de Ingeniería de Recursos Naturales y de la Escuela de Investigación de Tecnologías Químicas y Biomédicas de la TPU, en colaboración con el Instituto de Física de la Fuerza y Ciencia de los Materiales de la Rama Siberiana de la Academia de Ciencias de Rusia (SB RAS) y la Universidad Carolina de la República Checa, han desarrollado en conjunto un sensor de alta sensibilidad para detectar residuos de carbosulfán en los alimentos.
El carbosulfán es un producto químico usado en la agricultura para combatir las plagas, tales como el escarabajo de la papa de Colorado, que garantiza eficacia en la erradicación de insectos y pestes, aunque, es altamente tóxico para el ser humano.
“Las características únicas del sensor son su uso de materiales baratos, su tamaño compacto y la rapidez de sus resultados. Puede detectar la presencia de carbosulfán a concentraciones 10 veces inferiores a las que pueden alcanzar los detectores ya existentes”, explica Elena Dorozhko, coautora del proyecto y profesora asociada del Departamento de Ingeniería Química de la Escuela de Ingeniería de Recursos Naturales de la TPU.
La científica rusa además reveló que el desarrollo de este nuevo sensor electroquímico servirá para el monitoreo de pesticidas en las sucursales de Rospotrebnadzor (el organismo de control de los derechos y la salud de los consumidores de Rusia), pero también en la industria farmacéutica.
"Además, en los casos en que altas concentraciones de pesticidas entran en el suelo o el agua, los especialistas pueden detectar cuándo comienzan a acumularse estos productos químicos en las frutas que aún no se han cosechado", sostiene Saqib Muhammad, otro coautor del proyecto e ingeniero del Departamento de Ingeniería Química de la TPU.
El sensor de pesticidas se suma a las leyes contra transgénicos
El sensor electroquímico desarrollado por Rusia, que detecta el pesticida potencialmente mortal para los humanos, está formado por un sustrato de plástico flexible de 46 mm², con un patrón conductor de óxido de grafeno reducido por láser y nanopartículas de plata.
Sobre el sensor se colocan muestras de alimentos preparados, y luego se coloca en una celda electroquímica conectada a un potenciostato. Bajo un potencial específico, el sensor registra una corriente proporcional a la concentración de carbosulfán
Ahora los investigadores rusos están “entrenando” al sensor para que también detecte -en simultáneo- a dos o tres tipos distintos de pesticidas.
En el último tiempo el Gobierno de Putin se ha puesto al hombro la reivindicación de la alimentación natural, sin pesticidas ni modificaciones genéticas, vanagloriando la labor de la agricultura tradicional milenaria de su tierra, que prescindía de los químicos y la que usaba prácticas de circularidad de cultivos.
En Rusia durante la Unión Soviética la agricultura era altamente mecanizada, centrándose en la producción de cereales, remolacha azucarera, el algodón, la patata y el lino. La misma se organizaba en granjas colectivas (koljoses) y en granjas estatales (sovjoses), localizadas en provincias con clima más templado y de tierra negra.
En la actualidad en la Federación Rusa existen algunas restricciones en cuanto a los organismos genéticamente modificados (OGM): no se permite el cultivo de plantas transgénicas para uso comercial —se habilitan ciertos casos que hayan pasado por controles estatales— y tras la Ley Federal No. 358-FZ se prohíbe la cría de animales transgénicos.
En ese sentido, el 11 de enero de 2022 se adoptó la ley Federal antes mencionada. "Sobre la producción de semillas", la cual prohíbe la importación y el uso de semillas genéticamente modificadas para su cultivo en Rusia.
No obstante, han desarrollado técnicas de edición genética de vanguardia, que no introducen ADN exógeno, y son equivalentes a los métodos de mejora genética convencionales.
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