Japón aún no despertó de su pesadilla. Tras el devastador terremoto de magnitud 7,6, del lunes 1 enero de 2024 en la península de Noto que provocó la evacuación de más 50 mil personas, la muerte de al menos 70, además de los masivos cortes de luz en 36.000 hogares, este miércoles (03/01) otro sismo sacudió, una réplica de magnitud 5,5.
SUPERVIVIENTES EN PELIGRO
Japón: Tras terremoto, lluvias heladas y deslizamientos de tierra
En Japón fuertes lluvias, temperaturas heladas y deslizamientos de tierra dificultan los esfuerzos para liberar a supervivientes atrapados bajo los escombros.
Asimismo, las labores de socorro enfrentan grandes dificultades ante las inclemencias climáticas.
Fuertes lluvias, temperaturas gélidas y deslizamientos de tierra dificultan los esfuerzos para liberar a supervivientes bajo los escombros tras el terremoto. Además, las carreteras cortadas, la infraestructura dañada y la ubicación remota de las zonas más afectadas han complicado los esfuerzos de rescate.
El objetivo es encontrar al mayor número de sobrevivientes posible antes de que se alcance el límite de las 72 horas, tras el cual resulta casi imposible encontrar a personas con vida entre los escombros. Es una lucha a contrarreloj.
“Estén atentos a los deslizamientos de tierra hasta el miércoles por la noche ", advirtió la Agencia Meteorológica de Japón (JMA).
La magnitud total de los daños y las víctimas sigue sin estar clara dos días después del poderoso sismo.
Según pudo saber Reuters, en Suzu, una ciudad de unos 13.000 habitantes cerca del epicentro del terremoto, el 90% de las casas pueden haber sido destruidas, dijo el martes su alcalde, calificando los daños de "catastróficos".
Los miles de evacuados de sus hogares se trasladaron a refugios. Y si bien sobrevivieron al terremoto, permanecen incomunicados y con hambre y frío. En algunos zonas no tienen acceso a agua ni electricidad y tienen señales móviles irregulares, según la prefectura de Ishikawa.
El propio gobierno japonés reconoció que más de 115.000 hogares se encuentran sin agua corriente en tres prefecturas, incluida Ishikawa.
"Incluso aquellos que escaparon por poco de la muerte no pueden sobrevivir sin comida y agua", dijo Masuhiro Izumiya, alcalde de Suzu. "No hemos recibido ni una sola barra de pan", recriminó, según consignó la agencia de noticias británica.
Shigeru Sakaguchi, alcalde de la ciudad de Wajima, dijo que estaba agradecido por los esfuerzos del gobierno, pero hasta ahora sólo había recibido 2.000 comidas para unos 10.000 evacuados.
Algunos medios locales, estiman la cifra de muertos en 75 que incluso podría aumentar en los próximos días. De todas maneras es el terremoto más mortífero en Japón desde al menos 2016. El desastre que dejó tras sí evocó inmediatamente el atroz recuerdo del de 2011 que dejó a su paso 20.000 muertos y provocó también el accidente nuclear de Fukushima, el peor desde el de Chernóbil en 1986.
Afortunadamente, en esta ocasión no se registraron daños en ninguna planta nuclear. La Autoridad de Regulación Nuclear (NRA) de Japón declaró que no se habían detectado problemas en los reactores de ninguna de las centrales nucleares de la zona de Shika tras el impacto del terremoto.
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