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TED 2020

Francisco: "El sistema económico actual es insostenible"

Papa Francisco filmado en la Ciudad del Vaticano,Trans en el lanzamiento global de TED Countdown, octubre de 2020:

¡Hola! Vivimos un momento histórico, marcado por desafíos difíciles, como todos sabemos.  El mundo está sacudido por la crisis  provocada por la pandemia COVID-19, que pone de relieve  otro desafío global: la crisis socioambiental. Y esto requiere que todos nosotros, enfrentemos una elección. La elección entre lo que importa y lo que no. La elección entre seguir ignorando el sufrimiento de los más pobres y abusar de nuestra casa común, nuestro planeta, o involucrarnos en todos los niveles para transformar la forma en que actuamos. 

La ciencia nos dice, cada día, con más precisión,  que se necesita una acción urgente -y no estoy dramatizando, esto es lo que dice la ciencia- si queremos mantener la esperanza de evitar un cambio climático radical y catastrófico. Y para ello debemos actuar ahora. Este es un hecho científico. 

Nuestra conciencia nos dice que no podemos permanecer indiferentes  al sufrimiento de los necesitados, a las crecientes desigualdades económicas e injusticias sociales. Y que la economía en sí no puede limitarse a la producción y la distribución. También debe considerar sus impactos tanto en el medio ambiente como en la dignidad de las personas.  Podríamos decir que la economía  debe ser creativa en sí misma y en sus métodos, en su forma de actuar. Creatividad. 

Me gustaría invitarlos a emprender un viaje juntos. Un viaje de transformación y de acción. Hecho no tanto de palabras, sino de acciones concretas y urgentes. Lo llamo un viaje porque requiere un cambio, un cambio.  De esta crisis ninguno de nosotros debe salir igual, no podemos salir igual: de una crisis, nunca salimos igual, y será necesario tiempo, y mucho trabajo, superarla. Tendremos que dar un paso a la vez; ayudar a los débiles; persuadir a los que tienen dudas; imagina nuevas soluciones; y comprometerse a llevarlos a cabo. 

Nuestro objetivo es claro: construir, en la próxima década, un mundo donde podamos satisfacer las necesidades de las generaciones presentes, incluidos todos, sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras. Me gustaría invitar a todas las personas de fe, cristianas o no, y a todas las personas de buena voluntad, a emprender este camino,  partiendo de la propia fe, o si no la tienen, de su propia intención, de la propia buena voluntad. Cada uno de nosotros, como individuos o miembros de un grupo (familias, comunidades de fe, empresas, asociaciones, instituciones) podemos hacer una contribución sustancial. 

Hace cinco años escribí la encíclica "Laudato Si'", dedicada al cuidado de nuestra casa común. Propone el concepto de "ecología integral", para responder juntos al grito de la Tierra, así como al grito de los pobres.  La ecología integral es una invitación a una visión integral de la vida, partiendo de la convicción de que todo en el mundo está conectado y que, como la pandemia se aseguró de recordarnos, somos interdependientes unos de otros, así como de nuestra Madre Tierra. 

De tal visión surge la necesidad de encontrar nuevas formas de definir y medir el progreso,  sin limitarnos a los aspectos económicos, tecnológicos, financieros y de producto bruto, sino más bien, dando una relevancia central  a sus dimensiones éticas, sociales y educativas. 

Hoy quisiera proponer tres líneas de acción.  Como escribí en "Laudato Si'", el cambio y la orientación correcta para nuestro viaje de ecología integral requiere primero que todos demos un paso educativo. 

Entonces, mi primera sugerencia es promover, en todos los niveles, una educación orientada al cuidado de nuestra casa común,  desarrollando el entendimiento de que los problemas ambientales están ligados a las necesidades humanas. Debemos entender esto desde el principio: los problemas ambientales están ligados a las necesidades humanas. Una educación basada en datos científicos y con un enfoque ético. Esto es importante: ambos. Me alienta el hecho de que muchos jóvenes ya muestran una nueva conciencia ecológica y social, y muchos de ellos luchan generosamente por la defensa del medio ambiente y por la justicia. 

Como segunda propuesta, debemos centrarnos en el agua y la nutrición. El acceso al agua potable y segura es un derecho humano esencial y universal. Es fundamental  porque determina la supervivencia de las personas y, por tanto, es una condición para el ejercicio de todos los demás derechos y responsabilidades.  Proporcionar una nutrición adecuada para todos, mediante métodos agrícolas no destructivos, debería convertirse en el objetivo principal de todo el ciclo de producción y distribución de alimentos. 

La tercera sugerencia se refiere a la transición energética: una sustitución gradual, pero sin demora, de los combustibles fósiles por fuentes de energía limpia. Solo tenemos unos años. Los científicos estiman aproximadamente menos de 30 (tenemos algunos años, menos de 30) para reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Esta transición no solo debe ser rápida y capaz de satisfacer las necesidades energéticas presentes y futuras, también debe estar atento al impacto en los pobres, en las poblaciones locales, así como en quienes trabajan en los sectores de producción de energía. 

Una forma de incentivar este cambio es llevar a las empresas hacia la urgente necesidad  de comprometerse con el cuidado integral de nuestra casa común, excluyendo de las inversiones a aquellas empresas que no cumplan con los parámetros de la ecología integral, recompensando a las que trabajan de manera concreta, durante este fase transicional, para poner, en el centro de sus actividades, la sostenibilidad, la justicia social y la promoción del bien común. 

Muchas organizaciones, católicas y de otras religiones, ya han asumido la responsabilidad  de actuar en esta dirección. De hecho, la Tierra debe ser trabajada y cuidada,  cultivada y protegida. No podemos seguir exprimiéndolo como una naranja. Y podemos decir que esto, cuidar la Tierra, es un derecho humano. 

Estas tres propuestas deben ser consideradas  como parte de un conjunto más amplio de acciones  que debemos llevar a cabo de manera integrada  para encontrar una solución duradera a estos problemas. 

El sistema económico actual es insostenible.  Estamos ante el imperativo moral, y la urgencia práctica, de repensar muchas cosas:  la forma en que producimos; la forma en que consumimos; nuestra cultura del desperdicio;  nuestra visión a corto plazo; la explotación de los pobres y nuestra indiferencia hacia ellos; las crecientes desigualdades y nuestra dependencia de fuentes de energía nocivas.  Necesitamos pensar en todos estos desafíos. 

La ecología integral sugiere una nueva concepción  de la relación entre los seres humanos y la naturaleza. Esto conduce a una nueva economía, donde la producción de riqueza se dirige al bienestar integral del ser humano y al mejoramiento, no a la destrucción, de nuestra casa común. 

También implica una política renovada,  concebida como una de las formas más elevadas de caridad. Sí, el  amor es interpersonal,  pero el amor también es político. Involucra a todos los pueblos e involucra a la Naturaleza. Por tanto, los invito a todos a embarcarse en este viaje, que propuse en "Laudato Si'" y también en mi nueva encíclica "Fratelli Tutti". 

Como sugiere el término Countdown, debemos actuar con urgencia. Cada uno de nosotros puede desempeñar un papel valioso si todos comenzamos nuestro viaje hoy, no mañana, hoy.  Porque el futuro se construye hoy, y no se construye de forma aislada, sino en comunidad y en armonía. 

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