EXCLUSIVO 24

FERNÁNDEZ, ÚLTIMO PRESIDENTE DEL SIGLO XX

El susto por el ayer

La nota del 'Bigote' Acosta tiene varios aciertos apabullantes. Uno es esta frase que habrá que robársela: "Alberto Ángel Fernández es el último presidente Siglo XX." Otra es la definición de Néstor Kirchner, que también merece que la deje con código de libre uso: "Néstor Kirchner es Evita" (por Eva Duarte de Perón, la herramienta más versátil que acuñó Raúl Apold para construir el marketing del peronismo). Aquí la nota completa:

ROSARIO. A los argentinos nos asusta el ayer y, tal como somos, no lo cerramos por miedo a las calificaciones y consecuencias.

En el Siglo XXI hay un espejo en reversa. Para entender a Néstor Kirchner bien vale esta marcación. NK es Evita. Llama fulgurante, llena de claroscuros y misterios y una certeza. Provocó cambios en la sustancia con la que construimos los hechos y sus relatos.

Es necesario un grado de honestidad. Si se explicita “NK es Evita”, todos entendemos de qué se trata; tal entendido (sobreentendido) nos define.

Cuando habla Alberto Ángel Fernández, el porteño, lo definen sus palabras, sus ejemplos, su carácter de Presidente asintomático, totalmente usado su lenguaje. No es desusado, es acumulación de seguras obviedades sin otro daño que su inocuidad.

Se necesita un ejercicio de comprensión que no da la Universidad, el Gremio, la Calle, la simple automatización del lenguaje que en él se resuelve: Alberto Ángel Fernández es el último presidente Siglo XX.

La acumulación de sus mensajes / mandatos / anhelos es eso; un compendio donde no hay lugar para el yerro o la singularidad. Cada Presidente “ejecuta” aquello que es.

Un modo de elegir, un recorte del país, un mensaje a la sociedad y el sistema electoral tan Quasimodo, tan difícil de resolver, gestó su existencia. Alberto Ángel Fernández no traiciona esa existencia, antes bien, se debe a ella. Es un equívoco del análisis darle el marco personal deseado y no el que propone Fernández y sus circunstancias.

Pertenece -lo acompaño- a un mundo que ya no existe. No estamos sobre el presente enfocados en la secuencia de la sociedad y nosotros, individuos, con ellos. Pertenecemos a una imprecisa figura de mensajes y actos que ya no tienen porvenir y, en muchos casos, no logran definirse, recortarse sobre un fondo de geografías imprecisas y variables sociales incongruentes.

“-Elaborar una propuesta de análisis personal sobre que variables, factores y características debería potenciar Argentina para lograr superar sus dificultades y problemas, así como, mantener y mejorar sus capacidades actuales. Considerar IDH, población (crecimiento, composición), posición en la economía mundo-globalización y sectores de su economía (primario, secundario y terciario) Extensión mínima: 1 página”.

El texto que se leyó pertenece a un pedido de un plan de estudios, en el año de la Peste en mi Pago. Para alumnos - a distancia– de 14 años.

Una de las variables contractuales, la Educación, la transmisión de conocimientos de una generación a otra, ha estallado por dos razones:

# la universalidad y sus velocidades en la comunicación, y

# qué se dice y a quien se dirige la información.

Fernández aún no llegó a Marshall Mc Luhan y un Ministerio de Educación definido en un escritorio es lo que oferta: una antigualla que ni siquiera es risueña.

Los MdeC, las redes como herramienta, tienen una adecuación al Siglo XXI y una propuesta que no es ni secreta ni siniestra: es poder. La dominación existe, es el pulso permanente. No es una empresa, es una herramienta que usan quienes juegan el juego. Cuando refieren a… “el poder mediático” indican una herramienta que, además, no poseen, que seguramente anhelan.

Dentro de su ignorancia sobre la universalidad y el grado de influencia que cada uno ejerce en el verdadero “Juego de Tronos” es mas claro el acto diario de CFK. Su pareja fue Evita, la llamarada que movió el amperímetro. Lo suyo es el hermetismo, cuidar cuanto se tiene en esta certeza: solo el que ataca conserva su territorio. CFK es una empedernida luchadora por conservar sus territorios. Poco importa el modo de conseguirlos. Están y, como en muchos deportes: no hay mejor defensa que un buen ataque.

Cristina Elizabet Fernández de Kirchner, la muchacha del arrabal platense, atiende su juego. Entiéndase: se trata de un elogio, su cerrazón le asegura un sitio.

¿Cuál es el ayer que se va? El peronismo. Ya ha sido remplazado.

La cita de Quasimodo no es casual. Cuidando, en las penumbras, una catedral simbólica donde nadie reza, sino que menciona como dibujito o recuerdo, viven esas frases, cánticos.

Fernández no es un “peronista de Perón” y cabe la pregunta:  si “Peronista” es un sustantivo… ¿a qué refiere? Si es un adjetivo calificativo el asunto es peor; ¿de qué modo califica?

En los primeros días de octubre las remisiones a El Che y al cumpleaños de J.D. Perón disminuyeron a un punto límite: nada dijo el señor Presidente. Los símbolos son visibles en su invisibilidad. Fernández fue, en los mismos días de octubre,  a la presentación de un libro sobre NK, donde dijo que fue la figura mas importante. Hay certeza: en su derrotero, en el de Alberto Ángel Fernández, sí lo fue.

Equivocada o abandonada la Educación, esa transmisión de valores que el Mundo Algoritmo reconvirtió y aún no resolvemos se agregan los otros dos elementos.

La seguridad no es tal. La información sobre la seguridad es fallida, tanto o más que la vida y la muerte jugadas como un olvido estadístico.

La salud, en mitad de la Peste en mi Pago llevó al juego perverso de, en marzo, encerrar a los pobladores y  no multiplicar pertrechos y provisiones. Era una guerra donde encerraban a los soldados (bueno, tal vez así no morirían) pero no sumaron pertrechos para la hambruna y las batallas. Hoy salimos a la batalla de la supervivencia y contamos los pertrechos: una cama… dos camas… un respirador, ningún terapista… Así no vale. Así nos va.

Me reconfirmo: el hecho es Cultural. El tiempo del coronavirus, lo he dicho y quiero repetirlo, cerró el Siglo XX y abrió el Siglo XXI. Desnudos, sin sábanas que nos cubra, el cuerpo de doctrina del peronismo no apareció. Ni siquiera las Tres Banderas (Política, Economía, Soberanía) y lo que nos sucede es esto: no viene desde el ayer nada competente. El Siglo XXI atacó de lleno. Fernández (ambos, AAF y CFK) son los últimos de un modo, una forma, una gestáltica tramposa.

Tenemos miedo. El comportamiento reflejo (los estudiosos dicen) sostiene que, en instantes rápidos y peligrosos, respondemos según lo conocido y ese es un punto ciego: ¿ qué es “lo conocido”?

En referencia al peronismo y los hábitos del Siglo XX (Perón y su vida como relato natural definió el siglo), Alberto Ángel Fernández, el porteño, mirará a derecha e izquierda y hará lo que todos imaginamos: apagará la luz y cerrará la puerta.

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