EXCLUSIVO 24

CURIOSIDADES PORTEÑAS

El 'gorilismo' de varios puede hacerle daño a Horacio

Cuando la clase media porteña se vuelca a la política puede llegar al poder pero también lo dilapida con una velocidad asombrosa (Fernando De la Rúa / Carlos Álvarez, en 1999; y Mauricio Macri / Gabriela Michetti, en 2015). Para intentarlo otra vez, deberá modificar varios conceptos y percepciones porque volver a cometer los errores del pasado, podría condenarla en forma definitiva, en especial cuando ya hay bastante consenso (que Raúl Alfonsín no consiguió en 1988) acerca de la necesidad de mudar de la Ciudad de Buenos Aires al gobierno federal.

En una Argentina de gasto público ilimitado pero acotada capacidad de financiarlo, los recursos coparticipados de Ciudad de Buenos Aires son una tentación para varios gobernadores de provincias inviables, algunos de ellos incapaces de administrar un comercio pero volcados a la gestión de un Estado con necesidades.

Alberto Fernández se encuentra en una encrucijada: su deseo de satisfacer a los aliados que le permiten mantener en alto su estandarte de que él mantiene unido al peronismo vs. su pertenencia política a la Ciudad de Buenos Aires vs. su convicción no manifestada de que el reclamo contra los recursos porteños manifiesta voracidad irresponsable.

Porteño, Alberto F. conoce que el concepto de una Ciudad "adinerada" tiene 2 fragilidades:

** la apreciable participación de la Ciudad en la renta nacional por el crecimiento de su economía de servicios, y

**  una gestión relativamente inteligente (aunque no siempre eficiente) desde hace l2 años (mérito de Horacio Rodríguez Larreta).

En el debate sobre los recursos coparticipables porteños -evento del que se ausentó el ministro Matías Lammens, omisión que le será cobrada con intereses si buscara revancha porteña en algún momento- ocurre una situación muy curiosa: Rodríguez Larreta tiene un argumento poderoso pero que no puede utilizar a causa de la restricción que le imponen sus propios votantes.

El programa de urbanización de villas de emergencia ha conseguido resultados muy importantes, y la necesidad de continuarlo impone una necesidad de recursos. Agitar el tema le permitiría a Rodríguez Larreta exponer una enorme contradicción del Frente de Todos, que le estaría quitando recursos a gente necesitada pero que cuando se los apropia no siempre los destina a gente necesitada.

Sucede que un problema frecuente de muchos gobernantes consiste en inyectar los recursos extraordinarios al gasto corriente, y así construyen un modelo piramidal de Estado fallido. El tema no es nuevo. Ya estaba presente durante la reforma constitucional de 1994 y fue el motivo de la regionalización mencionada en el texto que nunca se cumplió en los hechos. Otra frustración argentina.

Rodríguez Larreta no puede exhibir los logros de su programa de urbanización porque esto provoca o malestar o enojo entre muchos votantes del PRO en la Ciudad, quienes reclaman limitar los recursos destinados a "esos cabezas de termo". También agregan la fobia anti inmigración, tanto interna como externa, y otros comentarios.

Varios sociólogos realizaron trabajos de sondeo de opinión pública en la Ciudad y validan con sus encuestas semejante reacción negativa de electores que rechazan la asistencia a los más pobres, aunque Rodríguez Larreta nunca interrumpió el trabajo social sino que lo multiplicó.

Así, hay una grieta porteña evidente, construída por varios miles de electores, quienes se manifiestan ruidosamente en cartas a los diarios que lee el 'nicho' y mensajes en las redes sociales. Ellos quieren dejar constancia de que es incorrecto asistir al necesitado cuando lo más interesante y constructivo sería imponer exigencias para validar la asistencia en vez de prohibirla.

Y esa grieta porteña es un obstáculo que hoy día le impide a Rodríguez Larreta dar la batalla de los recursos coparticipados con todos los argumentos necesarios. Sus interlocutores peronistas más importantes del distrito lo saben -Víctor Santa María, Juan Manuel Olmos, el propio Alberto F., y alguno más- pero no habrá rescate solidario de quien, en definitiva, es un adversario.

Los habitante de esta grieta quieren, a la vez, que Rodríguez Larreta sea el próximo presidenciable del espacio o Cambiemos o Juntos por el Cambio o como se llame en 2023. Sin embargo, ellos deberían modificar su enfoque social, tan 'clasista', en definitiva, como el que le endilgan a Juan Grabois y demás habitantes del otro universo extremo.

Ahora bien: mantener su enfoque socio-político-cultural quizás no les impida volver al poder, tal como ya lo consiguieron en 1999 y en 2015 (en ambas ocasiones Ciudad de Buenos Aires impuso un binomio presidencial: Fernando De la Rúa/Carlos Alberto Álvarez y Mauricio Macri/Gabriela Michetti).

Sin embargo, en ambas ocasiones la experiencia resultó un fracaso, en parte consecuencia del enfoque errado. De la Rúa no pudo concluir su mandato y Macri terminó muy deteriorada y complicado, tal como podrá comprobarse luego de la feria judicial.

Si la clase media porteña quiere regresar al poder debe comenzar a imaginar cómo garantizar la gobernabilidad, que resulta su talón de Aquiles. Para esto deberán modificar su enfoque acerca de algunos problemas de la Argentina.

Entonces sí podrían acompañar la posible ambición de Rodríguez Larreta, que no es Macri sino un proyecto con apreciables diferencias, consecuencia de que el Jefe de Gobierno porteño no reniega ni del ejercicio de la política ni de la negociación ni del conocimiento del peronismo.

Por lo tanto, es insólito el 'disparo en el pie' que le propina el 'gorilismo' al Gobierno de la Ciudad que dice apoyar y que efectivamente votó en las urnas.

El tal 'gorilismo' fue forzado para provocar la 'grieta' en la que Macri se refugió por ausencia de éxitos económicos. En la trinchera, Macri encontró que en la influyente Ciudad de Buenos Aires había bastante 'gorilismo predispuesto', con efecto multiplicador en varias regiones del resto del país.

Esta construcción no ha recibido el castigo que merecía por su impotencia en la defensa del poder.

Por el contrario, se abroqueló en el incremento de sufragios que ocurrió entre las PASO de agosto 2019 y la elección general de octubre 2019, que consideró 'propio' y nadie se lo refutó cuando, en verdad, el comportamiento de los electores fue mucho más complejo que eso.

Así que ahí tiene tarea Rodríguez Larreta por delante, con la 'propia tropa' que le ata las manos y el discurso. Mucho tendrá que trajinar las calles, hablando con los vecinos, para intentar evangelizarlos acerca del cambio necesario. Él lo sabe y por ese motivo le ha asegurado en su agenda 2020 una agobiadora cantidad de tiempo cotidiano.

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