EXCLUSIVO 24

ACERCA DE LO QUE VENDRÁ

Curioso enfoque moralista del FdT acerca del FMI

Antes de ir al FMI, evaluar de dónde se viene: Cuando comenzó la negociación con los bancos acreedores, el ministro Martín Guzmán realizó una oferta de US$ 37 por cada US$ 100 adeudado, quita de 5% del capital, baja de intereses y no pago hasta 2023. Los acreedores contraofertaron US$ 61, sin quieta de capital y pagos desde 2021, hasta un bono atado a la evolución de las exportaciones. El acuerdo que se festejará el lunes 31/08 es un pago de US$ 54,8 por cada US$100, sin quita de capital y desde 2021 ya se comenzará a pagar (cupón de 0,125%). Queda la duda si algo igual no se podría haber conseguido en mucho menos tiempo, con todos los perjuicios que provoca el tiempo en estos temas. Es posible preguntarse si no ocurrirá algo similar en la negociación con el Fondo Monetario Internacional: del dicho al hecho, hay mucho trecho.

Mucho dependerá, en la negociación con el FMI, del resultado electoral en USA. 

El acuerdo en días de Mauricio Macri tuvo la influencia de Donald Trump.

Es indiscutible que el FMI no es autónomo y responde a los enfoques de sus accionistas o miembros, en su mayoría países desarrollados, con eje en USA.

Sin embargo, la Argentina parece considerar al FMI como un organismo multilateral autónomo, necesitado de resarcirse de una equivocación con la Argentina.

Cuidado con el voluntarismo y la imaginación. No hay peor equivación que mentirse a uno mismo.

Este enfoque de la autoflagelación del FMI para pagar supuestas 'culpas' con la Argentina es un intento de explicación psicologista o moralista de cuestiones de política y aritmética. El contraste puede resultar enorme.

Acerca de cuánto cambió la pandemia a los enfoques del FMI, todas son elucubraciones.

Por ahora, el FMI se ha ubicado en un rol de último bastión de la globalización, habiendo sido su origen.

El Gobierno argentino se identifica con la siguiente definición del FMI:

"(...) los países en desarrollo de bajos ingresos (LIDC) se encuentran en una posición particularmente difícil de responder.Los LIDC se han visto muy afectados por las conmociones externas y están sufriendo graves contracciones internas por la propagación del virus y las medidas de bloqueo para contenerlo. Al mismo tiempo, los recursos limitados y las instituciones débiles limitan la capacidad de muchos gobiernos de LIDC para apoyar sus economías. (...) El apoyo de la comunidad internacional es clave para que los LIDC puedan hacer frente a la pandemia y recuperarse con fuerza. (...)".

¿Cuál es el problema? La Argentina no es un LIDC para el FMI. Hay peldaños más abajo en la escalera del Fondo.

El Gobierno argentino debería contemplar, en todo caso, el comparativo de México y Polonia que exhibió un trabajo del FMI cuando abordó la cuestión de Latinoamérica.

El fragmento es muy significativo para los del Frente de Todos:

"(...) Nuestro documento muestra que los países con mayor capital humano y mejor gobernanza y clima empresarial tienden a ser más ricos que aquellos con puntuaciones bajas en estas variables. Un alto capital humano por sí solo no es suficiente: nuestro análisis muestra que los países se enriquecen solo cuando la gobernabilidad también mejora. (...) Los mismos factores que frenan el crecimiento también hacen que la inversión sea menos atractiva. Nuestra conclusión es que la baja inversión en América Latina no es la causa, sino el resultado de un bajo crecimiento. Los gobiernos que se concentran únicamente en impulsar la inversión pueden querer ver el problema desde una perspectiva diferente.".

La Argentina llega a un FMI que está con cambios en sus recursos humanos más que en sus enfoques. Tomemos un caso: la economista turca Ceyla Pazarbasioglu es la flamante Directora del Departamento de Estrategia, Políticas y Revisión, quien regresa al FMI luego de pasar por el Banco Mundial y tiene un pasado como economista en jefe de mercados europeos emergentes en ABN AMRO Investment Bank en el Reino Unido.

Ceyla Pazarbasioglu no se identifica ni le importa qué hizo el FMI con la Argentina en 2018/2019. Ella no participó de lo que haya ocurrido. No es el único caso de cambios en los departamentos más importantes, y es la forma que tienen las instituciones de romper con su pasado.

Por lo tanto, si la Argentina llega invocando el pasado, habrá que considerar qué identificación tienen sus interlocutores con ese ayer.

Es posible imaginar el rostro ''¿y yo qué tengo que ver?" de Ceyla (pobre Pazarbasioglu pero es el ejemplo que elegimos)  al escuchar enfoques tales como el siguiente: "El Fondo tiene una oportunidad para dejar atrás su traumática experiencia reciente y asumir la corresponsabilidad de haber apoyado política y financieramente el desastre macrista".

El FMI puede tener algunos enfoques más flexibles en algunos temas pero desde otro punto de vista. No hay que autoengañarse con falsas expectativas. Además, el problema de sector externo lo tiene la Argentina....

Acerca del enfoque argentino, es muy significativo lo que escribe uno de los voceros paragubernamentales, Alfredo Zaiat en el diario oficialista Página/12:

"(...) No hay un nuevo Fondo Monetario, más bueno; es el mismo de siempre en un contexto histórico diferente. Existe una pandemia y el antecedente inmediato del fiasco por el financiamiento al gobierno anterior. Ambos factores lo impulsa a una flexibilización de sus criterios ortodoxos.

La crisis global colocó al FMI en el centro del escenario como bombero financiero. Más del 90 por ciento de la economía mundial está en recesión, cuando en la crisis financiera 2008 había alcanzado al 60 por ciento.

Desde abril pasado otorgó asistencia por 87.841 millones de dólares a 80 países. El viernes anunció un programa con Ecuador por 6500 millones de dólares.

En ese contexto, el comienzo de las negociaciones fue una oportuna jugada a dos puntas del gobierno de Alberto Fernández. Por un lado, se esperaba el anuncio para después del cierre del canje de deuda pero se adelantó para frenar presiones del establishment. Por otro, actuó como factor disuasivo con los especuladores del mercado cambiario que estaban apostando a una inminente fuerte devaluación.

El anuncio entonces desarticuló, por ahora, esas movidas que buscaban instalar un cuadro de mayor inestabilidad.

El otro punto a favor de la estrategia de Guzmán fue separar a los "villanos" y encarar las negociaciones de uno a la vez. El turno de los acreedores externos privados terminó, con un nivel de adhesión superior al 90 por ciento, porcentaje que incomodará a la legión de economistas que no se cansó de menospreciar la tarea el ministro.

Ahora se abrió el momento de tratar con el Fondo. El monto de la deuda, según registros oficiales a julio de este año, asciende a 45.095 millones de dólares. El plan financiero del gobierno es extender el plazo de pagos sin tener que hacer desembolsos netos en los próximos 3 a 4 años y luego distribuir el resto en los siguientes sin que sea una carga pesada para las cuentas públicas.

Guzmán sabe que tiene la oportunidad de negociar un acuerdo liviano en cuanto a condicionalidades y metas fiscales y monetarias, puesto que si el Fondo quiere dejar atrás la traumática experiencia reciente debería ser flexible asumiendo la corresponsabilidad de haber apoyado política y financieramente el desastre macrista."

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