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EFECTO COLATERAL

COVID-19: "Lo que no han logrado gobiernos y activistas pro-clima lo está logrando la pandemia"

"Quizás deberíamos preguntarnos si vamos a ser capaces de aprender de los errores cometidos y de lograr un modo de coexistir con nuestra casa común, para que este efecto colateral se convierta en la norma en un mundo que nos necesita tanto como nosotros a él": reflexión del autor. Aquí el texto completo:

En estos tiempos nada parece escapar a la pandemia de Covid 19. Esta infección viral que sorprendió a la humanidad y cambió nuestra vida cotidiana de un día para el otro, trajo consigo consecuencias de las más variadas.

Desde la reclusión sanitaria voluntaria u obligatoria hasta redes sociales más activas que nunca debido a la imposibilidad de comunicarse cara a cara. Esta necesidad de aislamiento físico nos llevó a un inevitable cambio en nuestro estilo de vida. Empezando por el teletrabajo, que permitió que algunos de nosotros continuáramos nuestra actividad laboral desde nuestros hogares, pero también nuestros hijos que recibieron de parte de sus maestros y profesores material didáctico, clases virtuales y apoyo a distancia para no perder el tren en esta época del año.

La actividad comercial, industrial y familiar ha disminuido, mientras el mundo observa por televisión y desde sus smartphones como las fronteras y las puertas se cierran en un intento por poner freno a la dispersión de un virus desconocido e implacable.

Entre la catarata de mensajes, información y recomendaciones, hemos recibido en los últimos días diversas noticias relacionadas con la mejoría, por el momento temporal, de algunas situaciones ambientales a las que aparentábamos estar acostumbrados.

Entre los efectos colaterales identificados se mencionan los canales de Venecia con aguas cristalinas, con peces nadando y hasta imágenes de delfines acercándose a la ciudad. También imágenes satelitales mostrando cómo la contaminación del aire ha disminuido en China.

A principios del mes de marzo de este año, en este país (el más afectado hasta el momento por el Covid 19) las emisiones de gases de 'efecto invernadero' (GEIs) se habían reducido cerca del 25% debido a la disminución radical de los desplazamientos de personas y una disminución de la combustión de carbón para la generación de energía eléctrica.

La reducción de consumo de combustibles fósiles por parte del transporte y de la generación de energía termoeléctrica significa que dos de las principales fuentes de emisión de GEIs dejan de aportar su grano de arena al problema del Calentamiento Global. Considerando que China generó el 29% de las emisiones globales de GEIs en 2019, el impacto positivo puede ser muy grande.

En este sentido, es importante considerar que la producción de energía eléctrica mundial significó la emisión del 25% de los GEIs globales en 2017, así como el sector transporte participó en un 14%.

Desde principios del siglo XX, cada vez que tuvo lugar este tipo de mejoramiento temporal  en el mundo respondió a causas económicas o políticas de impacto global como la caída del régimen soviético o la retracción de la economía en 2009, pero no a causas sanitarias.

En los últimos 30 años las emisiones de GEI relacionados con la provisión de energía aumentó más de un 50%. Pese a la creciente tendencia de la incorporación de energías renovables (principalmente eólica y solar).

El factor principal fue el crecimiento de la producción de energía eléctrica en países en desarrollo utilizando combustibles fósiles como fuente de energía primaria. Mientras estos países transitan aún su camino del crecimiento, los países desarrollados dan pasos firmes hacia una transición energética. Demostrando así que una economía que creció 1,7% en 2019, en esos países, logró reducir las emisiones de GEIs relacionadas con la energía en un 3,2% en el mismo año.

Esto demuestra que producir más no implica contaminar más. En Europa el foco de la transición energética tiene tres ejes:

> incrementar la producción de energía eléctrica por fuentes renovables,

>  mejorar la eficiencia energética y

>  reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Este virus, nuevo factor de disturbio planetario, puso a prueba la capacidad de los gobiernos y de la humanidad en su conjunto para tomar decisiones drásticas en pos del bien común cuando la amenaza es palpable y cercana.

Lo que no han logrado gobiernos y activistas pro-clima lo está logrando la pandemia. Este desaceleramiento de la actividad humana y la disminución de sus impactos, es momentánea y el efecto rebote es esperable.

Sin embargo, hay quienes aseguran que la pandemia de Coronavirus va a cambiar nuestra vida tal como la conocemos, puede que sea cierto, el tiempo lo mostrará.

Quizás deberíamos preguntarnos si vamos a ser capaces de aprender de los errores cometidos y de lograr un modo de coexistir con nuestra casa común, para que este efecto colateral se convierta en la norma en un mundo que nos necesita tanto como nosotros a él. 
 

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