Más del 50% de los argentinos tienen exceso de peso, según datos del Ministerio de Salud de la Nación. Además, este problema es solo el comienzo dado que el sobrepeso aumenta el riesgo de más de 200 enfermedades, como diabetes, hipertensión, cáncer, entre decenas más. Ahora, investigadores descubrieron que comer tarde está impidiendo bajar de peso.
RIESGO DE OBESIDAD
Comer tarde en la noche impide bajar de peso por estos 3 motivos
Los hallazgos de un nuevo estudio confirman una gran cantidad de evidencia previa que ha sugerido que el riesgo obesidad aumenta al comer más tarde.
“Investigaciones anteriores habían demostrado que comer tarde se asocia con un mayor riesgo de obesidad, mayor grasa corporal y menor éxito en la pérdida de peso. Queríamos entender por qué”, justificó el autor principal Frank AJL Scheer, director del Programa de Cronobiología Médica en Brigham and Women's Hospital de Harvard.
En efecto, junto a su equipo descubrió que comer tarde en la noche genera:
- Disminución del gasto de energía
- Aumento del hambre
- Cambios en el tejido adiposo
"En este estudio nos preguntamos si importa el tiempo que comemos cuando todo lo demás se mantiene constante. Descubrimos que comer cuatro horas más tarde hace una diferencia significativa en nuestros niveles de hambre, la forma en que quemamos calorías después de comer y la forma en que almacenamos grasa", explicó la autora Nina Vujovi.
Para obtener estos resultados, los científicos estudiaron a 16 pacientes con un índice de masa corporal (IMC) considerados en el rango de sobrepeso u obesidad. Cada uno completó dos protocolos de laboratorio: uno con un horario de comidas tempranas estrictamente programado y el otro con exactamente las mismas comidas, pero unas cuatro horas más tarde.
Los voluntarios también documentaron regularmente su hambre y apetito, proporcionaron pequeñas muestras de sangre frecuentes a lo largo del día y se les midió la temperatura corporal y el gasto de energía.
Los resultados revelaron que comer más tarde tuvo efectos profundos sobre el hambre y las hormonas reguladoras del apetito, la leptina y la grelina, que influyen en el impulso por comer.
Los niveles de leptina, que es la que indica la saciedad, se redujeron a lo largo de las 24 horas cuando comieron tarde, en comparación con las condiciones de alimentación temprana.
En segundo lugar, se quemaron calorías a un ritmo más lento y, por último, exhibieron la expresión del gen del tejido adiposo hacia un aumento de la adipogénesis y una disminución de la lipólisis, lo que promueve el crecimiento de grasa.
Los hallazgos confirman a una gran cantidad de investigaciones previas que habían sugerido que comer más tarde puede aumentar la probabilidad de desarrollar obesidad. Ahora, el equipo planea reclutar a más participantes para poder generalizar los resultados.
“Este estudio muestra el impacto de comer tarde versus comer temprano. Aquí, aislamos estos efectos al controlar variables de confusión como la ingesta calórica, la actividad física, el sueño y la exposición a la luz, pero en la vida real, muchos de estos factores pueden verse influenciados por el horario de las comidas”, advirtió Scheer.
La investigación fue publicada en la revista Cell Metabolism.
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