Varias decisiones arbitrales dieron para la polémica en lo que lleva el certamen de la Liga Profesional de Fútbol (¿y por qué no la Copa Libertadores de América también?). Penales que no fueron y se sancionaron (simuladores exitosos o árbitros desorientados), otros que fueron y no se cobraron (para enojo de muchos).
CUARTOS DE FINAL
Afilen el VAR: ¡Cuidado con los simuladores!
Siempre hay futbolistas que se destacan en la simulación y hasta es posible un Top 10, en el que deberían estar Esequiel Barco y Matías Suárez. Alisten el VAR.
Y siempre están los equipos denominados 'grandes' involucrados en estas polémicas, por motivos obvios: mueven el negocio del fútbol, tienen prioridad. Son los clubes de mayor repercusión, un problema que, a pesar de contar con el VAR (Video Assistant Referee o Árbitro Asistente de Video), no se le ha podido dar solución por el momento.
El penal que le cobraron a River Plate contra Platense el domingo 08/05 por la noche, para el triunfo 2 a 1, volvió a encender la alarma en la recta final de la Copa de la Liga 2022.
Seguramente que con esta acción se puede generar mucha polémica y, a pesar de esto, nosotros nos vamos a jugar y dar nuestra opinión sin entrar en chicanas porque no nos interesa abordarlo de ese modo.
La jugada que involucró a Elías Gómez e Ignacio Schor es cobrable desde la posición que tenía el árbitro Patricio Losuteau. Muy cobrable para ser más precisos.
Desde el VAR quizás los integrantes puedan estar divididos porque es cierto que la rodilla de Agustín Schor roza el talón derecho de Elías Gómez.
Ahora, ¿si la rodilla lo rozó una vez que ya había empezado la caída el jugador de River, también es penal?
En el caso la respuesta debería ser NO.
Sin dudas una acción muy polémica para decidir por el árbitro y el VAR. Lo que vale es la sinceridad brutal del futbolista de Platense, quien admitió el roce pero como dijimos se dio una vez que Gómez actuó su caída.
El mismo jugador visitante admitió ser bastante zonzo al arrojarse con tanto ahínco en el final de la jugada, por arrancar tarde a correr al jugador de River que fue 'pícaro' para fingir la caída.
'A llorar al campito', se diría en los bares. Realmente, mano en el corazón, se hace difícil dirigir en el fútbol argentino.
Con una birra en la mano, sillón de por medio en el living de casa o en la cancha misma, muchas veces uno peca de 'criticón' con los arbitrajes pero la verdad hay que estar en la piel de ellos ante estos grandes actores del fútbol que buscan sacar ventaja a cada paso.
Sabiendo que muchos de los árbitros también se pueden corromper, equivocar (ya sea por no recurrir al VAR o interpretarlo mal) y otras yerbas que tienen que ver con este 'curro', tal como dirían los españoles, resulta complicado cuando los jugadores encima tratan de sacarle ventaja a los hombres de negro (hoy de cualquier color, hasta tonos fluo) a la hora de impartir justicia.
Es muy difícil sacarles la ficha a los futbolistas pero con el tiempo se pueden corregir esos vicios que complican a los arbitrajes. Todo depende de los árbitros y del sistema, lógico.
El fútbol argentino es de extremado contacto, forcejeo y fricción. Es muy diferente ver partidos de Champions League, por mencionar un comparativo diametralmente opuesto al de los nuestros.
Ya hemos debatido el motivo por el cual se juega de ese modo en el fútbol de AFA, al afirmar que se juega tal como se vive. Pero esto no viene al caso ahora porque estamos con el tema de la simulación.
Es intrínseco al juego el hecho de que cada protagonista trate de sacar provecho con artilugios para llevar agua a su molino. Y en este contexto lo que algunos jugadores argentinos ejecutan al respecto es patológico.
En el fútbol una simulación, coloquialmente llamada piletazo o piscinazo, es el intento de un jugador de obtener una ventaja injusta al caer al suelo y fingir una posible lesión, para dar la impresión de que se ha cometido una falta.
Las simulaciones son a menudo utilizadas para exagerar la cantidad de contacto presente en una barrida de parte de un jugador rival.
Decidir si un jugador ha cometido una simulación es subjetivo, y uno de los aspectos más controversiales de discusión en el fútbol.
Los jugadores hacen esto para recibir un tiro libre o un penal, lo que resulta en oportunidades de anotar un gol, o que el jugador contrario reciba una tarjeta (sea amarilla como roja), dando a su propio equipo una ventaja.
Top 10
Nos hicimos la pregunta al comienzo: ¿quiénes son los más simuladores del fútbol vernáculo?
Si bien en esto puntual la opinión puede variar independientemente de varios aspectos (tener ojo clínico, ser o haber sido un árbitro, futbolista o ex, hincha imparcial o no tanto) hay casos en los que seguramente podemos coincidir.
Desde nuestro punta de vista, River Plate, hoy exhibe a 2 de ellos que deben estar peleando por el podio, más allá de las buenas condiciones con las que cuentan para jugar este deporte -y que, por otra parte, son demasiadas para nuestro gusto en el caso de estos jugadores que vamos a mencionar-:
- Esequiel Barco y
- Matías Suárez.
Ellos lo hacen de gran manera (nos referimos al acto de simulación), aunque en el caso de Barco ya se torna bastante empalagoso.
Estos futbolistas son los que en la jerga se los considera 'livianitos' porque son hábiles, veloces, pero poco potentes. Si no fueran tan simuladores, igualmente irían al piso porque chocar con los defensores no es tan sencillo. También lo sabemos.
Pero a lo que vamos es que estos futbolistas exageran y si usted empieza a reparar en este dato notará que de 10 jugadas en las que tienen contacto, en gran porcentaje de ellas (seguramente el mayoritario) van al suelo por simular. Y este es un gran problema para los colegiados a la hora de echar luz.
Es cierto que en el fútbol hay que tratar de sacar ventajas porque de eso se trata el espíritu del mismo: hay que superar a un oponente que presenta resistencia y muchas veces los resultados se quiebran por mínimos detalles, muchos de estos con el tema que nos ocupa.
Esequiel Barco siempre tiene tendencia, al sentir el roce, de buscar la caída cuando siente que no puede finalizar la jugada sin contacto físico. Si no tiene contacto físico es casi imparable por habilidad. Es extremadamente escurridizo y por eso es muy habitual que los defensores busquen intimidarlo con el roce.
Es un mal hábito para el jugador de River, porque en varias oportunidades le quita brillo a su talento al convertir en sistemático lo de las simulaciones, ganándose el encono de los jueces al percatarse de esto.
Los árbitros pueden no cobrarle falta cuando simula, pero así también él pierde de prosperar con acciones determinantes al esperar que le cobren.
Lo mismo o algo similar sucede con Matías Suárez, un par de escalones por debajo. Esto puede ser debido a que la contextura del ex Belgrano de Córdoba es más importante que la del diminuto ex delantero de Independiente.
Es una pena porque si uno los proyecta a las grandes Ligas, donde el jugador puede recibir sin contacto, buscar la simulación le puede provocar dificultad para adaptarse al nuevo medio. Tienen que reeducarse a una edad que le va a costar más de lo normal por motivos obvios.
Esto no quiere decir que ellos no tengan condiciones ni nada por el estilo.
Al contrario, es una pena que, por estas 'mañas', ellos pierdan oportunidades importantes porque en las mejores ligas ese vicio no se utiliza tanto como en Sudamérica para sacar réditos.
Volviendo al tema que nos ocupó: ¡Ojo con el VAR y las simulaciones en el mata/muere que se viene el cierre de la Copa de la Liga!
Hagamos de esto una verdadera fiesta con lo que conlleva la victoria y la derrota, sin necesidad de sumarle hechos que puedan empañarla. ¿Se entiende no?
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