El 16 de junio de 2020, por un post en Facebook me enteré del fallecimiento de mi amigo personal Antonio "el Gringo" Martínez Vidal. Me consuela saber que se encontraba acompañado de su inseparable compañera de vida, su esposa Mónica Arrúa y su hija Micaela Martínez Vidal.
HOMENAJE
Murió el "Gringo" Martinez Vidal, su último y definitivo nacimiento
Antonio “el Gringo” Martínez Vidal falleció en Chaco, a los 55 años y el periodismo del NEA perdió a un protagonista permanente y creíble para la opinipon pública. Complicaciones en su estado de salud provocaron una intervención quirúrgica muy delicada en abril. Martínez Vidal trabajó en Ciudad de Buenos Aires en Radio Nacional y El Mundo. Compartió micrófono con Cacho Fontana, Hugo Guerrero Marthineitz, Dante Zavatarelli, Antonio Carrizo, Julio Maharbiz, Rina Morán, Beba Vignola, Juan Carlos Mareco, Carlos Legnani, entre otros. Durante los últimos años se desempeñó en el canal Chaco TV. Aquí un recuerdo que le dedicó quien fue amigo y colega suyo:
“No es posible que la vida sea lo máximo, porque la vida surge de algo. La vida es algo transitorio y breve comparada con aquello de donde surge”.
Desde que conocí las Constelaciones Familiares, este texto me acompañó una y otra vez. Cada vez que había un tropiezo, leía releía a Bert Hellinger. Sobre todo un texto donde expresaba que “el hombre se encuentra con el niño, la edad avanzada con la juventud, el final que se acerca con el comienzo. Camino mi vida que se va a cerrar para formar un círculo al que ahora aún le falta una última parte. Miro al futuro sin melancolía. Ya que me ha sido regalado mucho tiempo. Un tiempo rico al que se me permitió darle forma mientras me marcaba. Con todos los acontecimientos y personas, con todas las comprensiones y los pensamientos. Por tanto hoy miro con mucha gratitud y humildad a ese tiempo. Me trató bien”.
Al querido gringo lo conocí allá por el año 1991 cuando los dos trabajamos en Radio Nacional. Fue amor a primera risa. Quienes lo conocimos sabemos que Antonio Martínez Vidal, el periodista serio, era un hombre muy ocurrente y divertido. En aquella época, el hacía sus columnas de deporte y quien escribe estas líneas, era informativista. Los dos aprendimos juntos, con el gran José Olivera, que con sus voz ronca, nos enseñaba todos los secreto de la radio. Compartimos micrófonos con Cacho Fontana, Hugo Guerrero Marthineitz, Dante Zavatarelli, Antonio Carrizo, Julio Maharbiz, Rina Morán, Beba Vignola, Juan Carlos Mareco, Carlos Legnani. La pucha si tuvimos maestros.
Nos hicimos amigos inseparables y hasta compartimos un pequeño departamento en el barrio de Palermo. Crecimos como personas y como profesionales. El destino hizo que nos separáramos físicamente, pero no desde nuestra alma. Antonio tenía una belleza del alma muy especial. Maravillosa fue la experiencia de volver a trabajar juntos en LT7 Radio Provincia de Corrientes, cumpliendo mi rol de corresponsal en el Congreso de la Nación Argentina
Apasionado de su profesión y honesto por donde se lo mire. En eso coincidimos y por eso fuimos amigos por casi 30 años. “Hacer periodismo es contar lo que nos pasa sin dobleces”, repetía y fue su horizonte en nuestra maravillosa profesión. Su mayor triunfo fue trabajar de lo que le gustaba y compartir su sapiencia. Amaba ser Periodista y había estudiado mucho para ser lo que fue: un maestro para mucho de nosotros. Como buen lector tenía escritores favoritos como: Julio Cortázar, Osvaldo Soriano y Gabriel García Márquez. Amaba la música de Astor Piazzolla, Paco de Lucía, Louis Armstrong, John Coltrane, Eric Clapton y el querido Ernesto Montiel. Amaba, y en eso también coincidimos, la familia, la amistad y la paz. Admiraba a San Martín, Belgrano, Gandhi, Juan Pablo II. De no ser periodista, hubiera querido ser un cruzado, aquellos caballeros medievales que participaban en expediciones militares dirigidas contra los infieles para recuperar la Tierra Santa de Jerusalén. Sus héroes en la vida real eran los padres. Juntos dimos buenas y malas noticias: Argentina Campeón del Mundo y el Atentado de la AMIA. Era un tipo práctico con sentimientos que soñaba con conocer Egipto.
Conocer a Antonio Martínez Vidal, fue sanador. De él aprendí que todos formamos parte de gran red en las que estamos interconectados e incluidos. Que nuestro primer derecho es pertenecer.
Querido amigo, tu eterna presencia, tu compás calmo, tu infinita mirada gris-celeste, tú transformadora presencia, tu mente sagaz. El cielo de tu alma. Los jilgueros en tu voz. Tu generosidad perenne. En tu pasar por el mundo has alumbrado lo importante en lo infinito y puesto fin a lo banal. Hoy te despedimos y te honramos con el respeto máximo con el que trataste a cada ser. Seguiremos cultivando con responsabilidad los campos que con orden y amor sembraste; porque solo nos llevamos a la muerte aquello que dimos. ¡Y vos querido gringo Has dado todo con profesionalismo y humildad!
No es decible en palabras la inmensa fortuna de haber tenido un amigo y maestro como el gringo. El Alma podría expresarlo, sólo que su esencia es silencio que abraza todas las melodías y luz natural que alumbra todas las formas y colores. Este silencio y esta luz vivían en el centro de tu pecho querido Gringo, y eso transmitías tocando el corazón de tantos. Ojalá hayamos sabido transmutar en sustancia viva y creativa lo que nos legaste y ojalá tu inspiración en nosotros siga tocando corazones, trayendo paz, amor y reconciliación. Gracias para siempre por tanto. Nos encontraremos, pues ¿no será tu muerte tu último y definitivo nacimiento?