12 años sin Mercedes Sosa. Tal como Atahualpa Yupanqui, ícono cultural que trasciende el folklore, aunque no es para desdeñar su registro de mezzosoprano, que luego evolucionó hacia contralto, más de dos octavas, que le permitía afrontar con potencia los graves.
ARTISTA POPULAR
Mercedes Sosa, la Negra, y su canto vital: 12 años
4 de octubre, 12 años de la muerte de Mercedes Sosa. Militante política y artista popular cuya voz no ha callado la muerte.
Su padre, zafrero, trabajador de la cosecha de caña de azúcar, labor intensa por temporadas, y a salario de hambre; hombre del azúcar que no alcanza llevar a su mesa; parte de ese colectivo invisible que tras los cañaverales y la quema, exudan sudor y humo, ese mismo que los desdibuja tras el paisaje monterizo. Su madre, lavandera, mujer capaz de convertir la espuma sobrante de la ropa ajena en la higiene de la ropa de la familia propia…
Éste el árbol genealógico brevísimo de Haydée Mercedes Sosa, oriunda de la provincia de territorio más breve de la Argentina, mujer resistente, producto amasado y cocido al crisol de la hambruna; tan ecléctica como lo es el paisaje que la sustentara y el que hoy, la trasciende y la nombra.
Aquellas raíces profundas florecieron en el compromiso con sus ideales, sueños y esperanzas. Uno de los mayores logros de la negra Sosa, fue el hacerse portavoz de la palabra olvidada de los pueblos originarios, de las mujeres, de los trabajadores y de los niños. A los 25 años, en 1960, ella ingresó al Partido Comunista Argentino y desde entonces militó su arte con un compromiso sociopolítico.
Pero su don trascendió esa pertenencia, y abrazó por décadas el sentir colectivo de verdad, justicia, libertad y dignidad. Su talento la hizo peregrina de infinidades de ciudades en el mundo.
El principio
Haydeé Mercedes Sosa nació en San Miguel de Tucumán el 9 de julio de 1935. De su infancia resultó su apego por las expresiones artísticas populares. Recién salida de la adolescencia, le gustaba bailar y enseñaba danzas folklóricas. También cantaba.
En octubre de 1950, quinceañera, empujada por el entusiasmo de un grupo de amigas inseparables, se animó a participar en un certamen radial organizado por la radio AM LV12 , oculta tras el seudónimo de Gladys Osorio, su incipiente calidad como cantante la hizo triunfar en un concurso cuyo premio era un contrato por 2 meses de actuación en la emisora.
Una década después, cuando se produjo una suerte de 'estallido' en la música folklórica, el nombre de Mercedes Sosa ya estaba comprometido con el canto popular como integrante del Movimiento del Nuevo Cancionero, una corriente renovadora del folklore, surgida en la provincia de Mendoza, que proponía dejar de lado las modas pasajeras, para poner el acento en la vida cotidiana del hombre argentino, con sus alegrías y tristezas.
Entre los artistas fundadores y promotores de este movimiento estaban Armando Tejada Gómez, Manuel Oscar Matus y Tito Francia. Junto con Manuel Oscar Matus, marido de Mercedes, hicieron conciertos en la Universidad, y él editó en un sello independiente el primer disco de Mercedes Sosa: «Canciones con fundamento».
En 1965 intervino en la grabación de «Romance de la muerte de Juan Lavalle», de Ernesto Sábato y Eduardo Falú, cantando «Palomita del valle».
En marzo de 1966, se conoció «Yo no canto por cantar» que tuvo una aceptación tal que apenas 7 meses después, en octubre, fue invitada a grabar otro, «Hermano».
A fines de 1967, , luego de conciertos en Miami, Lisboa, Porto, Roma, Varsovia, Leningrado, Kislovo, Sochi, Gagri, Bakú y Tiflis, difundió «Para cantarle a mi gente».
Durante aquella gira conoció a Ariel Ramírez, quien le propuso, de inmediato, ser la voz de «Mujeres Argentinas», difundido en 1969, luego de «Zamba para no morir», y «Con sabor a Mercedes Sosa», en el que registró por primera vez «Al jardín de la República».
Década del ´70
En 1970 participó en el filme «El Santo de la Espada», de Leopoldo Torre Nilsson, y grabó, entre otras, «Canción con todos» y «Cuando tenga la tierra», de Ariel Petrocelli y Daniel Toro; y la bellísima «La Navidad de Juanito Laguna», del «Cuchi» Leguizamón y Manuel J. Castilla.
En 1971, «La voz de Mercedes Sosa» y «Homenaje a Violeta Parra», casi una docena de temas de la protagonista del Canto Popular Chileno.
También participó en «Güemes» (La tierra en armas), otra vez Leopoldo Torre Nilsson, en el breve papel de Juana Azurduy.
En 1972 se editó «Hasta la victoria», un disco lleno de canciones cargadas de contenido social y político.
Tiempos difíciles
«Traigo un pueblo en mi voz», apareció en 1973, y 2 singles junto a Horacio Guaraní, también vinculado al PC argentino, y reflejando tiempos muy politizados que terminaron en la tragedia llamada 'Proceso de Reorganización Nacional'.
En 1975, editó «A que florezca mi pueblo».
En agosto de 1976, «Mercedes Sosa», que rescató poetas latinoamericanos:
- Víctor Jara y Pablo Neruda, de Chile;
- Alicia Maguiña, de Perú; e
- Ignacio Villa, «Bola de Nieve», de Cuba.
En 1977, ella hizo el homenaje «Mercedes Sosa interpreta a Atahualpa Yupanqui». El clima político que vivía el país cada vez se sentía más opresivo.
En 1979, el hostigamiento y el cerco que se fue formando en torno de ella la obligaron a exiliarse. Ese año fue detenida en la ciudad de La Plata junto con todo el público que había ido a verla cantar.
Ella emigró a París donde ya estaba desde hacía años Julio Cortázar. Pero en 1980 eligió Madrid.
Regresó de su exilio en 1982, meses antes del colapso del 'Proceso' y ofreció 13 recitales en el Teatro Opera. Invitados: León Gieco, Charly García, Antonio Tarragó Ros, Rodolfo Mederos, Raúl Barboza y Ariel Ramírez.
Continuó intermitente entre Argentina y sus giras internacionales. Quedaban 27 años para ratificar su potencia como artista popular. Y es historia conocida.