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MECHA CORTA

Fue la diosa de 'La Dolce Vita', se hartó de los paparazzi y los sacó a flechazos

Anita Ekberg fue un ícono glamoroso del cine italiano, famosa por 'La Dolce Vita'. La fama trajo acoso y un día, podrida de los paparazzi, los echó con su arco.

La sueca Anita Ekberg fue una de las bombas más icónicas del cine, conocida por La Dolce Vita y que dejó flechado a más de un hombre. Pero también protagonizó en pleno auge un episodio insólito en la vida real, donde flechó (literalmente, con arco y flecha) a un grupo de paparazzi que estaban apostados fuera de su casa en Roma.

La sueca que acaparó Hollywood, Roma y todos los flashes

Anita nació en Malmö, Suecia, en 1931. Era la sexta de ocho hermanos en una familia donde se respiraba orden y disciplina: tenía un padre que era jefe de puerto y protestante de los duros. Pero a ella no le gustaba quedarse en molde. A los 20, ya era Miss Suecia, y voló a EE.UU. a probar suerte en el certamen de Miss Universo. No ganó, no hablaba casi inglés, pero eso no importó: Universal Pictures le ofreció contrato igual. Tenía algo que la cámara adoraba y Hollywood lo notó.

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Anita Ekberg pasó de ser Miss Suecia a ser estrella de Hollywood. Tuvo romances explosivos, contratos millonarios y un carácter fuerte que la mantuvo siempre en el centro del espectáculo mediático internacional.

Anita Ekberg pasó de ser Miss Suecia a ser estrella de Hollywood. Tuvo romances explosivos, contratos millonarios y un carácter fuerte que la mantuvo siempre en el centro del espectáculo mediático internacional.

Actuó con grandes del cine como John Wayne, Audrey Hepburn, Bob Hope, Jerry Lewis y Frank Sinatra. Estaba en todas las fiestas, las revistas la querían en portada y los romances le llovían. Se casó con el actor Anthony Steel en Florencia (hubo tanto quilombo con los fanáticos que tuvo que intervenir la policía), pero el matrimonio fue un desastre: él era celoso, fiestero, y hasta le terminó mangueando plata que nunca devolvió.

La gran explosión llegó en 1960, cuando Federico Fellini la eligió como la sensual Sylvia Rank en La Dolce Vita. Esa escena mítica en la Fontana di Trevi, con el agua y ese vestido negro, la convirtió en símbolo de la mujer fatal. Aunque a pesar de lo emblemático, no la pasó tan bien del todo: " Me tuvieron que sacar del agua porque no sentía las piernas", contó años después. Su compañero Marcello Mastroianni la pasó peor: llevaba un traje de neopreno, se empinó una botella entera de vodka y se caía a cada rato.

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La Dolce Vita la consagró como un ícono eterno de la sensualidad. Su escena en la Fontana di Trevi fue histórica, pero también marcó el comienzo del acoso imparable de los paparazzi en su vida.

La Dolce Vita la consagró como un ícono eterno de la sensualidad. Su escena en la Fontana di Trevi fue histórica, pero también marcó el comienzo del acoso imparable de los paparazzi en su vida.

Pero el costado oscuro de esa fama fue el asedio constante de los paparazzi, que irónicamente nacieron con esa peli (el personaje de Paparazzo viene de ahí). A partir de entonces, no la dejaban en paz.

La vez que se volvió arquera y puso orden a flechazos

Roma, 1960. Anita volvía a su casa después de una noche de copas con el productor Guido Giambartolomeo. Habían estado en varios boliches, y claro, la manada de fotógrafos la seguía como siempre. Entre ellos estaba el más famoso y pesado del ambiente: Felice Quinto, apodado "el rey de los paparazzis", que más tarde inspiraría personajes en pelis y técnicas de acoso gráfico que hoy siguen vigentes.

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Esa noche, Anita Ekberg salió de su casa con un arco y flechas y disparó contra los paparazzi que la acosaban. Había estado entrenando para una película y no dudó.

Esa noche, Anita Ekberg salió de su casa con un arco y flechas y disparó contra los paparazzi que la acosaban. Había estado entrenando para una película y no dudó.

Ese día, Quinto esperó que Anita entrara a su casa, sacó unas cuantas fotos más y se preparaba para rajar en moto con su equipo. Pero no contaba con lo que vendría. Según contó él mismo en The LA Times: "Nos estábamos por ir cuando Anita salió corriendo de la casa con un arco y flechas en la mano. Nos exigió que le diéramos las fotos y después disparó".

Sí, literal: ¡les disparó con flechas! Resulta que Anita estaba entrenando arquería para su próximo rol en Los mongoles (una épica sobre la invasión mongola a Polonia en tiempos de Genghis Khan y su hijo Ogatai), así que sabía usar el arco como una profesional. Le metió un flechazo a Quinto en el antebrazo izquierdo y a otro fotógrafo dos en la espalda. No los mató de milagro.

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Harta del acoso, Ekberg enfrentó a los fotógrafos con un arco. Le pegó a uno en el brazo y a otro en la espalda. Nadie volvió a molestarla así.

Harta del acoso, Ekberg enfrentó a los fotógrafos con un arco. Le pegó a uno en el brazo y a otro en la espalda. Nadie volvió a molestarla así.

"Nos fuimos rápido, pero ya teníamos las fotos", remató Quinto, medio entre el orgullo y el susto. No hubo denuncias, ni escándalo judicial. Nadie se animó a llevarla a juicio, y de última, ¿quién podía culparla? Una estrella de cine en vestido de cóctel persiguiendo paparazzi a flechazos por su jardín en Roma: una postal que ni Fellini hubiera imaginado.

Después de eso, los fotógrafos aprendieron a mantener un poco más de distancia. Y Anita, como siempre, siguió siendo la diosa que no pedía permiso ni perdón.

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