FOCO Argentino de oro > dolarización > Javier Milei

RECUERDOS

Argentino de Oro, Ámbito Financiero y el austral de la UCR

El Argentino de oro recuerda una Argentina con ambición. Es oportuno recordarlo aún cuando el contexto sea el derrape por inflación en 2023.

Dolarizar requiere modificar la Constitución Nacional vigente. Ya lo dijo el presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Horacio Rosatti. Modificar la integración de la CSJN para satisfacer la vanidad de Emilio Ocampo o de Javier Milei sería una irracionalidad, en especial para un Ejecutivo con representación no mayoritaria en el Congreso de la Nación. En el espacio de La Libertad Avanza hay consenso en que a Milei le disgusta que lo contradigan pero hay disenso acerca de la factibilidad de la dolarización. Por ese motivo irrumpió la mención alternativa, desde ese espacio, del Argentino de oro. A su vez, esta posibilidad devino en el siguiente texto del amigo Germán Berizzo:

arg oro.png
Argentino de oro es la denominación de las únicas monedas de oro oficiales acuñadas por la Casa de Moneda argentina durante el periodo 1881-1896, de acuerdo a la Ley N° 1130 de 1881 durante la presidencia de Julio Argentino Roca.

Argentino de oro es la denominación de las únicas monedas de oro oficiales acuñadas por la Casa de Moneda argentina durante el periodo 1881-1896, de acuerdo a la Ley N° 1130 de 1881 durante la presidencia de Julio Argentino Roca.

SAN CARLOS DE BARILOCHE. Corrían los últimos días de 1984 y llevábamos poco más de 1 año desde la recuperación de la democracia.

Pero dentro de los problemas heredados del gobierno de facto, la inflación era quizás el más acuciante.

En esos tiempos, el Ámbito Financiero, en Bariloche, se recibía sólo por suscripción y yo era uno de los afortunados que a diario recibía las noticias del gran Julio Ramos.

De sus páginas surgió en mí el hobby del estudio de la macroeconomía. Por supuesto que también abrevaba en Paul Samuelson y otros grandes para tratar de comprender los factores que afectaban a la economía, pese a que mi actividad estaba en las antípodas de la ésta: La electrotécnica, actividad de la que vivía.

Siempre tratando de resumir y simplificar al extremo las conclusiones que sacaba de esos textos, concluí que, a grandes trazos, la inflación, o mejor dicho, la tensión inflacionaria, resultaba del cociente entre la variación interanual del PBI y la variación de la base monetaria. Tarde o temprano, ese numerito mágico terminaba reflejado en los datos de inflación, con mayor o menor delay.

1983 terminó con un alarmante 383% y todos esperábamos una merma mágica durante el primer año de gestión de Raúl Alfonsín, cosa que, obviamente, no ocurrió.

1984 cerró con un 626% de variación de precios al consumidor, un crecimiento del PBI de 2% y una expansión de la Base Monetaria del 443%.

Había algo que no me cerraba porque si el crecimiento hubiese sido 0%, los precios no deberían haber superado el crecimiento de la base. Y siendo el crecimiento del PBI de 2%, la variación de precios debería haber andado entre el 220% y el 250%. Algo no estaba funcionando.

  • O había mucho arrastre del período anterior
  • o había algo distorsionando la ecuación.

Mis referencias se limitaban a lo cotidiano de Bariloche y ese era el único lugar del que podría obtener algún dato.

Advertido que los precios de un mismo producto variaban más de un 15% entre distintos comercios, traté de fabricar una “conclusión” que me hiciera arrimar la ecuación a la realidad.

Un 15% de sobreprecio no podía de ninguna manera triplicar el índice, pero retrayendo el valor anual de esa inflación a un valor medio mensual, obtenía un 18% de variación, mientras que si retraía el 250% calculado me daba una media mensual de 11%.

¿De dónde salía ese 7% mensual?

Dándole vueltas al asunto, concluí, a brocha, no a pincel, que al menos la mitad de ese exceso de 15% observado entre precios, se realimentaba en la propia inflación, porque un solo evento de 15% no podía afectar en tal magnitud la variación anual de precios.

Pero que la sobrecobertura incidiera en la formación de los precios en el siguiente mes, en el caso que toda la economía hiciera lo mismo, sí.

Porque si al 11% mensual le sumamos el 7,5% de resultado del “feedback” de cobertura, tenemos un 18,5% medio de inflación mensual que, anualizado, nos da 666%, poco más que lo que se dio ese año.

Y agrego, con bastante temor, que el Mayorista de Agosto de 2023 dio 18,7% por lo que si finalmente se refleja en precios al consumidor, estaremos exactamente en los prolegómenos del Plan Austral.

A los botes.

Pero, volviendo al tema, mi cercanía con Chile me hizo conocer la Unidad de Fomento (UF) que se utilizaba para indexar transacciones bancarias (Si, en ese tiempo Chile tenía alta inflación) y su uso se extendía desde el valor de las viviendas hasta la de los televisores. Eso permitía que la gente se referenciara en “algo estable” y convertible a la moneda corriente y usual. Habilitaba la comparación de precios de un mismo producto en distintos comercios. Desalentaba el abuso y la cobertura “por si las moscas”.

  • ¿Por qué en Argentina no teníamos algo parecido para poder comparar precios, que no fuera el Dólar?
  • Y ahí, justo, en Ámbito Financiero, figuraba la cotización del Argentino de Oro (Ley 1.130) todos los días.
  • ¿Y si…….?

Me llevó tiempo averiguar que esa moneda con más valor numismastico que real, efectivamente, tenía la capacidad de ser un instrumento de curso legal. Sís, se podía usar como instrumento de referencia.

ARGENTINO ORO: MONEDA ARGENTINA DE CURSO LEGAL RESPALDADA EN ORO, SOLUCIÓN A LA INFLACIÓN?

2+2…….

No tardé casi nada en escribir una propuesta de uso del Argentino Oro para hacer que los precios se exhibiesen en forma obligatoria en ella, junto con la moneda corriente (En ese entonces, el Peso Argentino).

No recuerdo cómo obtuve el número del Fax de Ámbito Financiero pero lo envié. Creo que lo publicaron como correo de lectores o de opinión. Otra copia se la entregué al senador Antonio Nápoli, por ese entonces presidente del bloque de Senadores de la UCR y vecino de Bariloche, para hacerla llegar a donde correspondiera.

Me sorprendió un poco (Y me desagradó también) la total falta de “rebote” respecto de la propuesta, pero meses después entendí la causa: Estaba en pleno desarrollo el lanzamiento del Plan Austral y, por mejor que fuera la propuesta, la cosa ya estaba en marcha.

Frente a la perspectiva del nacimiento de una moneda estable y la firme promesa de Alfonsín de no emitir para financiar el déficit, no tenía sentido utilizar esta herramienta.

Ahora, que la utilización del Argentino Oro se ha vuelto un tema de discusión abierta y por si a alguien se le ocurre proponer una ley de “agarre”, les quiero recordar que en los primeros meses de 1983 el oro tuvo un pico de US$ 500 por onza, cayendo a US$ 440 el resto del año y terminó 1984 en US$ 315.

Volvió a tener un pico de US$ 445 en 1986 para luego oscilar entre US$ 410 y US$ 490.

En 1989 tuvo una caída hasta los US$ 360 para terminar en US$ 420.

Siguió, por unos años, oscilando entre US$ 350 y US$ 400 hasta que a fines de 1997 tocó un piso de US$ 290, para alcanzar un subsuelo de US$ 250 en octubre de 1999.

Con variaciones, comenzó su ascenso a fines de 2002, recuperó hasta los US$ 415 a fines de 2003 y superó los US$ 500 en 2005.

De ahí en adelante subió, con altas y bajas hasta los US$ 1.900 que cotiza hoy.

Pero descontada la inflación de Estados Unidos en el amplio período analizado, el oro debería estar bastante por encima de su actual cotización. Por lo tanto, atar una moneda al Argentino Oro sin una herramientra que permita expresar esa realidad, puede traer dificultades.

Una atadura monolítica nos podría traer problemas de pérdida de competitividad en mercados externos en casi todas las áreas. Una atadura monolítica nos podría traer problemas de pérdida de competitividad en mercados externos en casi todas las áreas.

Es por eso que cuento esta historia.

Argentino de oro, patacón de plata: primeras monedas nacionales [especial día de la numismática '22]

Hoy, con el diario del lunes, creo que de habernos atado en 1985, hubiésemos tenido una muy buena competitividad, pero años después habríamos chocado con el mismo iceberg con el que chocamos en 1998 cuando se devaluaron muchas monedas competidoras porque, a partir de 2005, la suba del oro fue imparable y no hubiésemos podido tener competitividad exportadora, salvo que toda la economía argentina hubiese aceptado deflacionar intensamente. No lo creo posible.

Es una herramienta interesante, de curso legal y sería un buen instrumento para bimonetizar a nuestro país sin violar ningún precepto constitucional, pero se deben tener todos los cuidados necesarios para no caer en un sistema de convertibilidad rígido que nos produzca más problemas que soluciones.

La única solución real es atar la emisión al crecimiento del PBI, ponerse el casco y aguantar las piedras, porque hay que volver a llevar la incidencia del Estado a no más de 25% a 26% del PBI.

-----------------------

Más contenido en Urgente24

Tragedia en Neuquén: La soldada quería vehículos más chicos

Noche de los Museos: El Banco Ciudad abre "Monte de la Piedad"

Ordenan a una Obra Social pagar el remedio más caro del mundo.

Milei le reclama a Alberto que anule contrataciones y nombramientos