Un fiasco Luciano Laspina, el gurú de Bullrich

Mucho antes del presente, José Alfredo Martínez de Hoz logró convencer a Jorge Rafael Videla, en días del 'Proceso' de bajar las 'retenciones' que el peronismo había escalado, por una irracional discriminación histórica hacia el campo,

En 1982, en la Guerra de Malvinas, la economía argentina explotó, luego llegó el default, ruptura de la Junta Militar, Reynaldo Bignone para la transición, y las retenciones volvieron a escalar en nombre de la Patria, la crisis, y el falso sacrificio colectivo que, en verdad, siempre es un sacrificio individual: el del productor.

La UCR con Raúl Alfonsín demostró más ánimo anti campo que el propio peronismo. Difícil saber si fue Adolfo Canitrot, quien venía del nac & pop de los '70 y era el N°2 de Juan Sourrouille o si fue Bernardo Grinspun antes, lo cierto es que alguien convenció a Alfonsín que las 'retenciones' debían seguir pese a que el entonces Presidente tenía su origen en Chascomus (Provincia de Buenos Aires y por aquel tiempo más rural que hoy día).

Después llegaron los inolvidables '9-. Pese al agroindustrial Bunge y Born, que fue su aliado inicial, Carlos Menem comenzó cobrando derechos de exportación aunque envió una poderosa señal con la liquidación de las juntas de Carnes y de Granos.

En 1991, casi coincidiendo con el inicio de la Convertibilidad -Domingo Cavallo era el ministro y Felipe Solá el secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca-, las 'retenciones' cayeron con excepción de las semillas de soja y girasol (pagaban 3,5%).

Además, había mercado único de cambios y libre transferencia de divisas. Bah, tal como debe ser siempre pero en la Argentina se volvió una excepción. Y el campo respondió a Menem en forma muy positiva.

En los '90, la producción agropecuaria argentina alcanzó estándares de productividad muy elevados.

Macri, la Gran Estafa

El senador nacional a cargo interina de la Presidencia, Eduardo Duhalde, fue quien repuso el sistema tributario de 'retenciones'. En teoría fue un pedido de Jorge Remes Lenicov, el gran devaluador. Jamás se le ocurrió bajar el gasto público -como ministro en la provincia bonaerense lo había subido con financiación de Nación-. Alguien dirá que en crisis no se puede bajar el gasto público. Pero aquella crisis la gatillaron los devaluadores amigos de Duhalde.

Luego llegó Roberto Lavagna, Guillermo Nielsen quería ir a la Secretaría de Agricultura y Ganadería pero el flamante ministro le aconsejó mejor ir a Finanzas, conociendo la histórica mala relación de algunos peronistas y el campo. Lo realmente grave fue que el Fondo Monetario Internacional defendió la reposición y continuidad de las 'retenciones' cuando lo que corresponde es retroceder el gasto si de equilibrar Hacienda se trata. Los burócratas del FMI siempre van por la presión tributaria.

Dato importante: los gobernadores también son defensores de las retenciones porque son recursos coparticipables y porque la Nación es quien 'se ensucia las manos' mientras las provincias disfrutan de los ingresos.

Con Néstor Kirchner todo se complicó mucho más. En la Provincia de Santa Cruz, él nunca había promovido alguna política agropecuaria, menos lo haría en Nación. Cristina Fernández de Kirchner lo complicó más: Néstor, desde una oficina en Puerto Madero, reclamaba más recursos porque se había perdido el superávit fiscal (los populistas siempre son administradores de la abundancia, gestionar en miseria expone sus limitaciones), y ella presionó a su ministro de Economía (Martín Lousteau) propuesto por su jefe de Gabinete (Alberto Fernández, quien lo había encumbrado en el Grupo Bapro). Todo 2008 fue una batalla contra el campo que ganó el campo pero, por carencia de conducción política, no tuvo consecuencias institucionales, más allá de los arrebatos de Néstor K.

Mauricio Macri prometió cambiar la historia. Y casi cumple su promesa, con el Decreto N°133/2015 que eliminó las retenciones para el trigo, maíz, carne y productos regionales, y redujo las retenciones a la soja de 35% a 30%. Y 1 año después anunció la eliminación de las retenciones mineras, que para Macri eran la prioridad. Curioso porque su origen era en la agropecuaria Tandil.

En la crisis de 2018, Macri volvió tras sus pasos y aumentó las retenciones a todos los productos.

En diciembre de 2019, el gobierno de Alberto Fernandez lo reforzó en el marco de una ridícula legislación de Solidaridad Social y Reactivación Productiva. Jamás podría esperarse algo diferente de un ridículo Presidente, y un pésimo Gobierno promovido por la anti-campo CFK.

¿Y ahora qué?

Alguien le dijo a Patricia Bullrich -la heredera de Macri en el PRO- que como disertante ante el 6to. Congreso Internacional de Coninagro, en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), debía hablar de derechos de exportación.

Luciano Laspina es quien la aconseja aún cuando Carlos Melconian realiza viajes a USA -pero ¿no es por Ieral / Fundación Mediterránea?- y Horacio Liendo ya no habla con Carlos Kikuchi en las cercanías de Javier Milei sino que se aposentó cerca de Bullrich.

Ella habló de una "tasa de sustitución". O sea una 'Retención 0' que crea un ahorro para el productor con el diferencial entre el 0% y la retención vigente, que se devolverá en el futuro "hasta tanto vayamos sustituyendo. Va a ser plata del productor" ('pisada' por el Estado).

Según ella, "ya no va a ser una retención, sino un dinero que la gente va a tener como un ahorro para después utilizarlo". ¿Cuándo? En un futuro impreciso. ¿Es una broma de mal gusto? ¿Una subestimación del auditorio?

"Concretamente eliminaremos las retenciones y pasaremos a generar un mecanismo, como un ahorro que cada productor va a poder cobrar en un determinado tiempo": obvio que es un ahorro 'forzoso'. No es audaz. Tampoco pro-productivo. Y es discrecional a favor del Estado. No es insólito por Bullrich, ya que ella sólo repitió el memorando que le entregaron. Sí es inexplicable viniendo de Laspina.

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