La venta de autos cero kilómetro viene sufriendo grandes dificultades a raíz de la fuerte crisis económica y social reinante en Argentina. Con la falta de dólares y una inflación galopante como dos síntomas claros, el sector de las concesionarias y fábricas montaron toda una ingeniería financiera para seguir funcionando con algo de normalidad.
Sin embargo, esos arreglos improvisados se cayeron ayer cuando el Banco Central decidió devaluar el peso un 22% respecto al dólar, empujando a la divisa oficial por encima de los 360 pesos. Ese movimiento, naturalmente, generó un dominó que llegó hasta las concesionarias, donde casi todas las operaciones se frenaron.
Al operar con divisas oficiales, las compañías que venden autos debieron poner pausa a la actividad para recalcular costos y actualizar precios de vehículos que, en algunos casos, ya estaban “vendidos”. Eso traerá un sinnúmero de problemas y reclamos, abriendo terreno a maniobras especulativas innumerables.
Al respecto, desde el sector aseguraron que las ventas se van a retomar una vez que se confeccionen una nueva lista de precios en base al nuevo valor del dólar oficial. Si bien el incremento no será diametral en todos los casos, en la mayoría de las ofertas será absorbido por el cliente.
“La devaluación impacta en los autos nacionales y los importados. La mayoría de las terminales evalúan el impacto de esta decisión en las nuevas listas de precios. Posiblemente eso ya lo tengamos hoy. Creo que serán prudentes y aplicarán el ajuste en tramos. A principios de agosto se sumó el impuesto del 7,5 por ciento. El tema es bastante complejo”, expresó el empresario rosarino Jorge Pesado Castro a Cadena 3. Así, la industria estaría bajo una fuerte presión y trasladará la respuesta a los clientes.
La actividad, en franco descenso en la última década, está atravesando un punto muy duro debido a las trabas impositivas y democráticas. En Argentina, los autos cero kilómetro tienen una carga impositiva que supera el 50% del valor.
Para las concesionarias, trasladar toda la presión a los usuarios no constituye un movimiento beneficioso. De hecho, el plan es absorber la corrida y poder actualizar de a poco los precios de venta al público.
Otros de los grandes afectados son aquellos con planes de ahorro. En esos casos, la movilidad de las cuotas puede llevar incluso a conflictos judiciales. “Hay poco stock de autos. La producción nacional es lenta porque las autopartes importadas vienen lentas. Y las unidades totalmente importadas requieren de autorizaciones que salen con cuentagotas porque faltan dólares en el Banco Central. El impacto se sentirá en los planes de ahorro. Pero habrá prudencia porque a nadie le interesa que se caigan y no puedan pagar”, señaló el empresario.
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