La intención de Brasil por reflotar el viejo plan del “carro popular” fue confirmada por el gobierno de Lula Da Silva el sábado 25 de mayo. Con un anuncio de rumbo político pero no de medidas concretas al respecto, la administración federal brasileña aseguró que el rumbo persigue el reflote de la venta de autos cero kilómetro a fuerza de rebajas impositivas a nivel local.
CERO KILÓMETRO
Brasil y una normativa que podría complicar más a Argentina
Brasil anunció la llegada del nuevo "carro popular". Sin normativa aún, un escenario que puede poner en jaque la producción argentina.
Si bien el plan no es, en esencia, similar al famoso recambio de los 90 que inspiró el nacimiento de muchos autos de bajo coste, si compartirá un mismo espíritu. Dicho motivo apunta a facilitar el acceso a los autos nuevos para la población de menores ingresos.
El nuevo rumbo para la industria automotriz brasileña será incentivado por la reducción impositiva en modelos de hasta 120 mil reales, o 24 mil dólares estadounidenses. Precisamente, ese rango de precio marcaría la diferencia principal con el antiguo plan del “carro popular”, que premiaba a las marcas que presentaran modelos con motor 1.0 y de menor coste.
En la región, un coche de 24 mil dólares no es precisamente “popular”. Se trata de productos de acceso para la clase media y alta.
En ese orden, el Gobierno de Brasil reconoció que habrá una escala de descuentos impositivos. Los autos más baratos ofrecidos tendrán reducciones de casi el 11%, mientras que los más caros dentro del plan pagarán 1.5% menos de impuestos.
El piso que busca alcanzar el Gobierno federal es que los autos de entrada cuesten por debajo de los 12 mil dólares. Para ello, habrá incentivos para las fábricas que logren marcar esos precios de venta al público.
"Vamos a trabajar para la generación de empleos y para tener autos más accesibles", señaló Lula Da Silva en la presentación. Y si bien podría ser una buena noticia para la región por la posible llegada de autos más baratos a mercados devastados como el de Argentina, el panorama pinta adverso.
Dentro del plan brasileño, los requisitos para las fábricas podían comprender un porcentaje alto de integración de piezas brasileñas. Eso podría terminar penalizando con altos impuestos a vehículos importados, como los argentinos, que competirán en gran desventaja con sus pares locales en precio.
Un escenario como ese pondría en jaque la producción argentina y de la región, siendo que Brasil es el principal mercado de exportación. Autos como el Fiat Cronos y el Peugeot 208 Like 1.0, que fueron pensados para ser autos accesibles, podrían quedar por encima por cuestiones de integración de piezas.
Eso, sumado a la imposibilidad de inyectar una gran cantidad de vehículos en un mercado local deprimido cercenado por la falta de importaciones podría desatar una tormenta perfecta, aún teniendo en cuenta que los mercados de ambos países constituyen un mismo ecosistema.