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24/03, EL DEBATE

Falso Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia

Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, oportunidad para reconstruir los hechos, que no son los que cuentan los organismos de Derechos Humanos.

Los organismos que afirman defender los Derechos Humanos, entiendo que estos son los propios, afirman que es una efeméride de militantes reprimidos por los hacedores de un golpe de Estado. Y esta afirmación no es la Verdad. El relato de los organismos de Derechos Humanos omite la violencia organizada contra el Estado que ejecutaron las organizaciones armadas, y eligen saltar directamente al 'terrorismo de Estado'. Esta selección de los acontecimientos no sólo es una inexactitud histórica sino una falta de respeto a sus propios muertos en nombre del objetivo último que es lograr que mueran en prisión quienes los derrotaron en el ejercicio de la violencia.

A su vez, la paradoja: el triunfo de los 'organismos DDHH' en el siglo 21 ocurre a través del ejercicio de la política -su acuerdo con los Kirchner, quienes buscaban consolidar desde el poder una propuesta diferenciadora de Eduardo Duhalde-, ejercicio de la política al que se negó Montoneros cuando en el siglo 20 decidió volver a la lucha armada, declarándole la guerra a Juan Perón (tiroteo en Ezeiza, asesinato de José Ignacio Rucci) porque su espacio en el gobierno del Frejuli no era el que ambicionaba.

Los 'organismos DDHH' se apropiaron de la fecha 24/03 para convertirla en un evento de auto reivindicación a partir de una edición que propone iniciar la historia en 1976 y omitir los acontecimientos desde 1973 a 1976. Volvamos al comienzo: Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia. Pero ¿cuál es la Verdad?

Un recuerdo

El 24 de marzo de 1976 ocurrió el golpe de Estado porque los 'halcones' -Luciano Benjamin Menéndez, Cuerpo III de Ejército, y Ramón Genaro Díaz Bessone, Cuerpo II- amenazaron con 'salir' por su cuenta si Jorge Rafael Videla y Roberto Eduardo Viola no fijaban una fecha inmediata-. En una cena en lo del empresario Alfredo Fortabat se había comentado que Videla no estaba tan convencido de ejecutar el golpe de Estado y aún creía que podrían convencer a Ítalo Argentino Luder para que se hiciera cargo del Ejecutivo Nacional si desplazaban a María Estela Martínez de Perón.

Al fin de cuentas era el modelo que el 12/02/1976 había impuesto Uruguay, en el 'Acuerdo de Boiso Lanza' entre el presidente Juan María Bordaberry y los militares, prólogo del golpe de Estado de junio de aquel año ('la bordeberrización').

Civiles influyentes defendían el golpe de Estado, en especial desde la actividad económico-financiera privada, gravemente amenazada por el desastre de la política económica y los secuestros extorsivos y la violencia. No se trataba solamente de Jaime Perriaux o los hermanos Alemann o José Alfredo Martínez de Hoz. El abanico era más amplio, desde Armando Braun Menéndez, Carlos Dietl, Luis María Gotelli, los Soldati, Celedonio Pereda, Juan María y Narcisco Ocampo, y tantos otros convencidos de que la intervención cívico-militar era lo conveniente para reorganizar la sociedad. Curiosamente no lo acompañaba Álvaro Alsogaray. En los medios de comunicación, hasta el 'progresista' diario La Opinión encontraba a Jacobo Timerman militando activamente a favor del golpe.

Volviendo a uno de los problemas de ese momento, la guerrilla: su represión había comenzado con Juan Perón vivo pero no había resultado tan exitosa.

Una pregunta: ¿puede condenarse a un gobierno elegido en las urnas su decisión de luchar contra quienes lo agredían y que promovían modificar su Constitución Nacional?

Respuesta: No. Pero un problema fue que el gobierno nacional y popular había introducido la represión ilegal, la tortura como procedimiento habitual de interrogatorio y hasta la desaparición forzada de personas.

Sin embargo, para no colisionar con los Kirchner y el peronismo que estos arrastraban, los 'organismos DDHH' ubican su cuestionamiento desde el 24/03/1976 y omiten lo anterior: la traición de la guerrilla y sus simpatizantes a la democracia representativa.

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Entre octubre o noviembre de 1973, y febrero o marzo de 1974, Montoneros elaboró su 'Cuerpo de manuales y reglamentos de la Organización Político Militar Montoneros', enseñando a fabricar bombas y manipular armas para “aniquilar a los enemigos”. No lo consiguen explicar los 'organismos DDHH'.

Entre octubre o noviembre de 1973, y febrero o marzo de 1974, Montoneros elaboró su 'Cuerpo de manuales y reglamentos de la Organización Político Militar Montoneros', enseñando a fabricar bombas y manipular armas para “aniquilar a los enemigos”. No lo consiguen explicar los 'organismos DDHH'.

El desafío

María Olga Ruiz y Paula Rubilar Rubilar, en su opúsculo 'Historia de Traición en la Argentina - Una aproximación a la experiencia de militantes de Montoneros y el PRT-ERP', reseñan el origen:

"(...) De acuerdo al historiador Eduardo Devés, los años '60 comienzan con la Revolución Cubana y terminan a inicios de los años '70, con la oleada de golpes militares en el Cono Sur latinoamericano. Este período estuvo marcado por el ideal de la transformación que se apoyaba en una amplia gama de propuestas teóricas que respaldaban el deseo y la urgencia de un cambio en las estructuras sociales. Fue el momento, además, en que la opción por las armas se instaló con fuerza en sectores cada vez más amplios. Bajo la impronta del pensamiento guevarista (N. de la R.: Ernesto Guevara, 'el Ché') la violencia política pasó a ocupar un lugar central en las estrategias de transformación radical de la sociedad. La experiencia cubana fue considerada la prueba de que a través de la lucha armada se despertaba la conciencia de las clases oprimidas, constituyéndose así en el principal instrumento de politización.

Si bien gran parte de la Nueva Izquierda Revolucionaria construyó su matriz teórica a partir del marxismo-leninismo, cuyos textos clásicos fueron parte importante de la plataforma ideológica de muchas organizaciones de la izquierda radical (como el PRT-ERP) (N. de la R.: en este caso con una clara orientación trotskysta), había, sin embargo, otras figuras, modelos y representaciones que fueron convocadas por unos y otros para sostener ese afán revolucionario. En esta línea, la socióloga argentina María Cristina Tortti, advierte que es preciso comprender la Nueva Izquierda Revolucionaria en un sentido amplio, en tanto proceso de transformaciones políticas de todo el campo de la izquierda argentina, incluyendo a organizaciones marxistas y no marxistas (...)".

Había un desafío al Estado y sus instituciones y un interés en legitimar la violencia como herramienta de cambio. Y así comenzó la guerrilla, durante la llamada 'Revolución Argentina'.

Tal como advierte la historiadora Vera Carnovale, estas organizaciones se proponían en el corto plazo derrocar la dictadura de Juan Carlos Onganía, y en un sentido más amplio, modificar las estructuras de la sociedad para instaurar un nuevo orden que, con mayor o menor precisión, se identificaba con el socialismo.

María Olga Ruiz y Paula Rubilar Rubilar:

"De este modo, el surgimiento de la guerrilla argentina no se explica solo desde las influencias externas, sino por un escenario interno marcado por la prescripción del peronismo, la existencia de una dictadura militar que afirmaba no tener límites temporales y un auge de la protesta social y política.

En este escenario, Montoneros y el PRT-ERP lograron instalarse en la escena pública como un actor político relevante e ineludible al momento de analizar la historia de la Argentina de los '60 y '70, entre otras razones, por el crecimiento exponencial que alcanzaron en los años 1972 y 1973 (...)".

Pero ¿cómo se explica su regreso posterior a la violencia organizada cuando ya habían conseguido, junto a otros actores, comenzando por Perón, el gobierno elegido por el pueblo, lo que habilitaba nuevas formas de ejercicio de la participación?

El regreso a las armas tanto de Montoneros como ERP no sólo les quitó legitimidad y apoyo social, sino que fortaleció los discursos y prácticas represivas desde el Estado mucho antes del golpe de 1976.

El aniquilamiento

El Consejo de Defensa fue creado el 14 de agosto de 1973 por lo dispuesto en el artículo Nº 13 de la Ley de Ministerios (Nº 20.524), con las facultades que el decreto-ley Nº 16.970 de la Revolución Argentina había otorgado a la Junta de Comandantes en Jefe. En octubre de 1975, el presidente provisional del Senado a cargo de la Presidencia de la Nación en forma interina, Ítalo Luder, firmó el Decreto Nº 2.770/75, que otorgó más facultades al Consejo de Defensa, integrado por el ministro de Defensa y los comandantes generales de las Fuerzas Armadas.

El 15 de octubre de 1975, el Consejo de Defensa emitió la Directiva Nº 1/75 ('Lucha contra la Subversión') que puso en funciones los llamados 'Decretos de Aniquilamiento', concretamente los Nº 2.770, 2.771 y 2.772, que le concedió al Ejército Argentino la conducción primaria en el terrorismo de Estado, y con esa norma ya vigente, el entonces jefe del Ejército, Jorge Rafael Videla, redactó el 28/10/ 1975 la Directiva del Comandante General del Ejército, Nº 404/75, de la que distribuyó 24 copias. En el texto se ordena:

  • "La actitud ofensiva a asumir por la Fuerza, más los elementos puestos a su disposición, debe materializarse a través de la ejecución de operaciones que permitan ejercer una presión constante, en tiempo y espacio, sobre las organizaciones subversivas. No se debe actuar por reacción sino asumir la iniciativa en la acción, inicialmente con actividades de inteligencia, sin las cuales no se podrán ejecutar operaciones, y mediante operaciones psicológicas."
  • "La ofensiva debe permitir: a) Disminuir significativamente el accionar subversivo para fines del año 1975. b) Transformar la subversión en un problema de naturaleza policial para fines de 1976. c) Aniquilar los elementos residuales de las organizaciones subversivas a partir de 1977."

Esto no se cumplió porque los militares del Proceso de Reorganización Nacional intentaron seguir en el poder aún más allá de 1983, y sólo lo abandonaron por su desarticulación como Junta Militar luego de la derrota en la Guerra de Malvinas y la desaprobación popular por su desempeño en el conflicto que provocaron.

Volviendo a la directiva del Consejo de Defensa 1/75, del 15 de octubre de 1975, en el marco de la democracia representativa vigente en ese momento:

"(...) Dado que la subversión ha desarrollado su mayor potencial en los grandes centros urbanos y en algunas áreas colindantes, el esfuerzo principal de la ofensiva será llevado sobre el eje Tucumán, Córdoba, Santa Fe, Rosario, Capital Federal, La Plata. Para complementar el accionar represivo, la directiva contempla: “Aniquilar los elementos constitutivos de las organizaciones subversivas a través de una presión constante sobre ellas” y “Eliminar y desalentar el apoyo que personas u organizaciones de distintos tipos puedan brindar a la subversión” (...)".

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Las 'organizaciones especiales' llegaron a tener una notable capacidad de movilización, a la que renunciaron cuando reiniciaron su opción bélica. Y esto ocurrió en democracia.

Las 'organizaciones especiales' llegaron a tener una notable capacidad de movilización, a la que renunciaron cuando reiniciaron su opción bélica. Y esto ocurrió en democracia.

Montoneros

Lila Pastoriza, en su ensayo "La 'traición' de Roberto Quieto: 30 años de silencio" cita a Pilar Calveiro para explicar que en Montoneros había ocurrido un cambio dramático. En los '70, Pilar Calveiro fue secuestrada por la Fuerza Aérea, estuvo detenida en el centro clandestino Mansión Seré, en Ituzaingó; luego en la antigua casa de Eduardo Massera en Castelar, perteneciente al Servicio de Información Naval, y en la ESMA. Ya liberada en España junto a Pastoriza, trascendió como politóloga doctorada en Ciencias Políticas, autora de 'Poder y desaparición: Los campos de concentración en Argentina', con prólogo de Juan Gelman. Volviendo a Pastoriza:

"(...) Durante los primeros años de actividad, entre 1970 y 1974, la guerrilla había seleccionado de manera muy política los blancos del accionar armado pero, a medida que la práctica militar se intensificó, el valor efectista de la violencia multiplicó engañosamente su peso político real; la lucha armada pasó a ser la máxima expresión de la política primero y la política misma mas tarde, señala Pilar Calveiro.

La militarización y la escalada represiva fueron aislando a los Montoneros, cerrándole espacios políticos y, a la vez, descomponiendo internamente a la Organización. Calveiro sostiene que se fueron imponiendo mecanismos políticos, militares y organizativos que junto al ímpetu represivo asfixiaron a la organización. Afirma que los lazos de autoridad reemplazaron a los de compañerismo, que se intensificó la falta de participación y la omnipotencia de conducciones inamovibles, que la promoción de los cuadros se centró en sus cualidades bélicas y disciplinarias, cundió una despersonalización típicamente militar, con el consiguiente desinterés por el militante en tanto individuo. A esto debe sumarse el culto al heroísmo, al sacrificio y a la valentía, cuya intensidad en la exhortación militante crecía en proporción a los efectos del accionar represivo.

En febrero de 1975 con la sanción del “decreto de aniquilamiento” (6-2-75) y la iniciación del Operativo Independencia, las Fuerzas Armadas comenzaron a experimentar, primero en Tucumán y luego en Córdoba, la nueva modalidad represiva impuesta primero por la Triple A e implementada luego en los centros clandestinos (secuestro, tortura sin límites y asesinato o desaparición de los detenidos) que se generalizaría a partir del golpe militar. En el curso de ese año y hasta mediados de diciembre la ofensiva militar se cobró cerca de medio millar de víctimas entre asesinados, presos y una proporción en aumento de desaparecidos (mayoritariamente militantes o periferia de ERP y Montoneros y activistas obreros). (...)".

Ernesto Salas, en un ensayo titulado 'El debate entre Walsh y la conducción Montonera' (muy curioso el título ya que pareciera que Walsh no fuese montonero o no tuviese participación en la conducción de Montoneros), afirmó:

"Durante 1975 los frentes de masas de Montoneros, ya semiclandestinizados, fueron progresivamente militarizados, y transformados hacia fin de año en milicias con un vago entrenamiento insurreccional; muchos militantes fueron trasladados desde los frentes políticos para realizar diversas tareas logísticas en electrónica, fabricación de armas, apoyo al combate, etc.

Cuando ocurrió el golpe de Estado, Montoneros consideró que el Movimiento Peronista se encontraba ante su crisis definitiva y diagnosticó el agotamiento del peronismo como identidad de las masas populares. Entonces, inició una reformulación de sus estructuras organizativas, que quedaron integradas por el Partido, el Ejército y el Movimiento Montonero; y anunció una nueva identidad: el montonerismo. (...) En la primera mitad de 1976, en el comienzo de la campaña de exterminio de la dictadura, Montoneros implementó la practica del rastrillaje zonal de sus pelotones con la orden de eliminar policías indiscriminadamente. Fue entonces que muchos militantes plantearon sus dudas al enfrentamiento entre aparatos armados, en el que las masas no participaban y en el que ellos tenían todas las de perder. Por las características de reflujo e inseguridad de la época en la que se plantearon estas objeciones, la crítica condujo a que muchos militantes emprendieran la retirada personal ya descripta, sin esperar demasiado del resultado de sus demandas. (...)".

Es necesario regresar al inicio: Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia. Pero ¿cuál es la Verdad?

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Carlos Mugica: El sacerdote católico apostólico romano, según Jacobo Timerman, fue a la Redacción del diario La Opinión a confesarle que Montoneros quería asesinarlo. Luego, lo mataron. Tal como sucedió con José Ignacio Rucci, nunca nadie se atribuyó el crimen. En cualquier caso fue un grave error, y en democracia.

Carlos Mugica: El sacerdote católico apostólico romano, según Jacobo Timerman, fue a la Redacción del diario La Opinión a confesarle que Montoneros quería asesinarlo. Luego, lo mataron. Tal como sucedió con José Ignacio Rucci, nunca nadie se atribuyó el crimen. En cualquier caso fue un grave error, y en democracia.

Diferencias

Había criterios encontrados cerca de cómo organizar la violencia.

Desde la concepción de Rodolfo Walsh, la lucha de resistencia era una posición defensiva que evitara el exterminio, retomando lo que había sido la Resistencia Peronista “admirablemente teorizadas en la ‘Correspondencia Perón-Cooke’”. Walsh desaconsejaba cualquier acción que, en un contexto de censura y cerco informativo, no pudiera ser informada y fundamentada a la opinión pública y que impidiera “hacer política en el seno del enemigo o nos quite la bandera fundamental de los Derechos Humanos”. En cambio, debía darse prioridad al ataque a la estructura productiva y a buscar “millares de pequeñas victorias”, ya que “si las armas de la guerra que hemos perdido eran el FAL y la Energa, las armas de la resistencia que debemos librar son el mimeógrafo y el caño”. Los ataques debían estar precedidos por una oferta de paz que legitimara la acción posterior.

En cambio, en 1978 Horacio Mendizábal, por entonces jefe del Ejército Montonero, explicó otro punto de vista: "(...) Pocos meses después del golpe militar, durante una conferencia de prensa clandestina en Buenos Aires, yo señalé que se iba a producir un enfrentamiento entre dos estrategias militares. Una, la que planteaba la Junta Militar, consistía en el desarrollo de una corta guerra de contrainsurgencia con el objetivo de cercar a las fuerzas revolucionarias y proceder a su aniquilamiento. Sabían que tenían que actuar con gran velocidad, antes de que el pueblo reaccionara contra su régimen. Por nuestra parte, el ejército montonero sostuvo que a esa estrategia opondríamos una guerra larga de desgaste, de hostigamiento del enemigo, preparando las condiciones para que las bases comenzaran a resistir el embate de la dictadura, a dos años y medio de distancia, podemos afirmar que hemos triunfado en nuestra previsión estratégica. (...)".

2 apreciaciones estratégicas diferentes pero que coinciden en que ellos aceptaban combatir en una guerra contra el Estado, ¿cómo queda la victimización ensayada por los 'organismos DDHH' que omite la realidad del choque bélico propiciado, aceptado y reivindicado?

Por lo tanto, el debate interno en Montoneros no era acerca de política sino de ejercicio de la actividad bélica. En la efeméride del 24/03

  • ¿de qué trata la historia?
  • ¿De lamentarse porque no ganaron los pro cubanos?
  • ¿De justificar a quienes subestimaron la acción política para privilegiar las armas? (tal como hacía Mendizábal cuando le preguntaban cómo había conseguido una bazuka RPG-7 de fabricación soviética).
  • ¿De reivindicar a quienes, a través de su combate contra el gobierno democrático, contribuyeron al golpe de Estado de 1976?

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