CÓRDOBA. El gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, no solo está proyectándose a nivel nacional como constructor de una nueva propuesta presidencial (de la cuál podría ser protagonista), sino también está en busca de su sucesor (ya no puede volver a ser gobernador en el corto plazo) para seguir extendiendo la ya extensa gestión de Hacemos por Córdoba en la provincia. Y pasadas las elecciones 2021 que dejaron en claro, con un sabor agridulce, que la carrera presidencial todavía está lejos, el gobernador tendría decidido comenzar a resolver las disputas locales por su “trono” de más de 20 años.
SUCESIÓN
Un gobernador busca heredero para 2023
Un gobernador del peronismo busca a su sucesor para 2023 y la disputa interna ya comenzó. Hay uno que pica en punta.
El que mayor proyección tiene para ser candidato a gobernador en 2023 es el actual intendente de Córdoba, Martín Llaryora. El “discípulo” de Juan Schiaretti es el más considerado entre los diferentes personajes que tienen potencia para llevar adelante la gobernación, y ha demostrado cierta capacidad de gestión en sus primeros dos años al frente de la municipalidad.
Con la pandemia de por medio, Martín Llaryora supo contener los reclamos sindicales y salariales de todo el universo municipal. Además estableció estrategias agresivas contra el coronavirus (se estableció un combate propio a nivel municipal), y amagó con resolver problemas históricos como el del transporte urbano, quitando muchos recorridos a las empresas privadas que están “fundidas”. Por otro lado, enfrentó dificultades logísticas y de mantenimiento que fueron tapadas con obras en sociedad con la provincia.
De este modo, la forma de gestionar resulta muy similar a la de Juan Schiaretti, un gobernador que se caracteriza por mantener el orden puertas adentro del gobierno y por apostar fuertemente a la obra pública, aunque muchas veces desatendiendo problemas estructurales. Pero no todos son iguales.
A Martín Llaryora no le desagrada tanto el kirchnerismo como al gobernador Juan Schiaretti. De hecho, el intendente supo tender lazos con funcionarios del Gobierno nacional incluso durante la campaña, a pesar de no demostrarlo públicamente.
Este punto es lo que le jugaría en contra al intendente, ya que el propio ‘Gringo’ no pretende dejar semillas para una unidad peronista, sino que quiere establecer su propio espacio a nivel nacional con el ‘Partido cordobés’ y necesita que en casa sean obsecuentes con su discurso. Para Juan Schiaretti, cualquier señal de agrado con los “K” es una pérdida de votos inmensa en Córdoba.
Por eso, Martín Llaryora no es el único. En la línea sucesoria también están el vicegobernador Manuel Calvo y la ahora senadora Alejandra Vigo, aunque corren desde más atrás.
Por el momento, Juan Schiaretti espera que su aprendiz supere la prueba de gestionar la ciudad sin choques. Para 2023, en caso de querer ser gobernador, Martín Llaryora deberá tener herramientas de gestión para poder hacer frente a un personaje que se mostró más fuerte que nunca en la provincia el domingo pasado: Luis Juez.