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La clase media quería un Black Friday, el Gobierno le dio un Viernes Negro

Con las nuevas restricciones para viajar, el Gobierno le da un golpe a un sector que le dio la espalda en las elecciones en la víspera del Black Friday.

Black Friday no es lo mismo que Viernes Negro. No es difícil imaginar que cuando el Gobierno buscó implementar nuevas restricciones con el fin de preservar las reservas del Banco Central evaluó costos y beneficios. A quién sacrificar y a quién no.

Eso por el lado de la oferta. En cuanto a la demanda, el Gobierno le da un golpe a la clase media, un sector que viene de darle la espalda de forma contundente en las elecciones legislativas.

Se trata de un sector que había acompañado masivamente al Frente de Todos en 2019 espantado por la política económica de Mauricio Macri, pero que se fue alejando del oficialismo con el correr de sus primeros 2 años de gobierno -por motivos tanto económicos como políticos- a tal punto de volver a poner fichas en Juntos por el Cambio en los últimos comicios.

El poder de fuego electoral del FdT quedó reducido a un puñado de provincias -no las más pujantes- y a la 3ra sección electoral de la provincia de Buenos Aires, que concentra grandes bolsones de pobreza.

No hay dudas que el Gobierno no pudo recomponer puentes con el sector más aspiracional de la pirámide socioeconómica más allá de que hubo gestos (elevación del piso del impuesto a las Ganancias, por ejemplo). El resultado fue un grueso caudal de voto castigo en su contra en los principales centros urbanos del país. También la clase media rural le propinó un fuerte revés (muestra indiscutible es el mapa de la provincia de Buenos Aires casi todo teñido de amarillo).

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Viajes en cuotas con tarjetas, no. Un golpe para el Black Friday de la clase media.

Viajes en cuotas con tarjetas, no. Un golpe para el Black Friday de la clase media.

Ahora, el Banco Central -que no es independiente del Gobierno, por algo la portavoz Gabriela Cerruti dio las explicaciones del caso en la Casa Rosada- limita una herramienta básica de financiamiento de la clase media para viajar y en la víspera del Black Friday, cuando se pueden conseguir descuentos en paquetes turísticos.

¿Se trata de un castigo a un sector que abandonó al Gobierno en las últimas elecciones? La oportunidad abona la teoría.

Pero también es cierto que el turismo es un blanco fácil de restricciones cuando se trata de cuidar los escasos dólares que hay en las arcas del Central. Un antecedente aún vigente son los impuestos y recargos que se impusieron para desalentar la compras de divisas con destino turístico.

La fuga por la ventanilla de los gastos en el exterior con tarjetas de crédito fue de unos US$250 millones en septiembre, lejos de los US$1.500 millones de enero de 2017, cuando no había cepo ni restricciones. Pero con el debilitamiento de las reservas (estiman que las netas están en el orden de los US$4 mil millones), no es como para 'tirar manteca al techo'.

El Gobierno además confirmó que pagará los US$1.800 millones del vencimiento de diciembre con el FMI. Sin acuerdo a la vista con el Fondo, cada dólar cuenta.

Tal vez la Casa Rosada no quiso ser especialmente mezquino con la clase media que no lo votó el 14N. Pero también es muy probable que a la hora de sacrificar a un sector, no lo haya pensado mucho.

Una medida como la que empieza a regir este viernes 26/11 no parece la mejor forma de empezar una reconciliación. Pero el Gobierno prioriza el corto plazo y sabe que aún le quedan 2 años de mandato para intentar recomponer el vínculo. No hay apuro.

La clase media quería un 'Black Friday' y el Gobierno le dio un 'Viernes Negro'. Parecen lo mismo, pero son cosas muy distintas.

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