CÓRDOBA. Las elecciones 2023 tendrán el próximo domingo la primera batalla de “riesgo”, cuando Córdoba se vuelque a las urnas para decidir quién será el próximo gobernador. Y si bien es imposible extrapolar los resultados de un microclima cordobés al escenario nacional, los comicios en esa provincia serán un buen termómetro para toda la política en general.
DOMINGO
Elecciones 2023: Llega Córdoba y el gran temor de políticos
Las elecciones 2023 tienen su primera gran parada en Córdoba, que elige a gobernador este domingo. Y todos se juegan algo.
Lo que sí se podrá tomar, y que muchos seguirán atentamente, son los datos que deriven del proceso electoral que Córdoba celebrará. Entre ellos, la asistencia o participación en las urnas.
Uno de los grandes temores de la dirigencia política actual es que la asistencia a las urnas sea muy baja en las elecciones 2023. Hasta ahora, las provincias que ya han atravesado los comicios locales dieron cuenta de un promedio disminuido.
Sin embargo, Córdoba podría ser un dato contundente para confirmar el temor de todo el arco político argentino: la falta de legitimidad política. Un producto directo de años de crisis y de una campaña casi hueca, centrada en discusiones sumamente baratas.
Luego de dos ciclos con pases entre la izquierda y la derecha, las ofertas electorales perdieron calidad, ingresando el proceso de las elecciones 2023 en un terreno áspero. Nadie quiere perder, pero mucho menos ganar sin bases para gobernar.
Al respecto, en el oficialismo cordobés aseguraron que las esperanzas de participación se mantienen altas a tan solo cuatro días de los comicios. Desde el búnker del candidato Martín Llaryora (Hacemos Unidos por Córdoba) esperan que hasta el 72% del padrón salga a votar.
Ese número es similar al que se concretó en 2019. No obstante es un techo en franco descenso, ya que en 2015 la asistencia había sido de casi el 75%, a contramano del crecimiento demográfico de la provincia en la última década (positivo).
En el resto de las provincias, que se encuentran muy por debajo en tamaño de padrón en comparación con Córdoba, hubo además otros dos protagonistas: el voto nulo y en blanco. Esas dos opciones podrían también cobrar vida en la provincia mediterránea, sobre todo en el segundo caso y como expresión de un inconformismo concreto.
Cabe recordar que Córdoba tendrá unas elecciones 2023 polarizadas. Las propuestas que más votos cosecharían serían las de Hacemos Unidos por Córdoba (oficialismo) y la de Juntos por el Cambio, con Martín Llaryora y Luis Juez como principales candidatos.
En ambos casos, existe la necesidad de que los resultados estén respaldados por una buena cantidad de electores. Sobre todo para el oficialismo, que enfrenta un proceso de recambio dirigencial que debe nacer fuerte para darle continuidad estable al Gobierno provincial.
Para Córdoba, la tendencia pronosticada (menos participación) sería la misma que para el resto del país. Algo que, si bien a nivel local podría no sentirse tanto, sí podría sacudir el avispero a nivel nacional.
En cualquier caso, Córdoba será una buena medida para que todos los espacios vayan conociendo la reacción de la ciudadanía al destrato a la que la han sometido en los últimos años. Al parecer, ni siquiera el voto castigo sería combustible (mala calidad) para la máquina democrática, algo más que peligroso.
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