CÓRDOBA. Desde el 25 de junio pasado, en Córdoba coexisten dos gobernadores que jugaron fuerte dentro de la definición nacional: Juan Schiaretti y Martín Llaryora. El gobernador saliente y el electo fueron dos actores centrales desde sus lugares y estuvieron en el centro de gravedad de lo que terminó siendo una decisión definida por balotaje.
DOS GOBERNADORES
Córdoba: Schiaretti respetó cábala y Llaryora al futuro
En Córdoba, los dos gobernadores votaron y dejaron tela para cortar. El actual siguió con su cábala, mientras que el electo habló del futuro.
Para Schiaretti, el juego nacional no solo implicó definiciones desde su puesto como gobernador, sino como precandidato y posterior candidato a presidente, que obtuvo nada menos que el 7% de los votos en octubre pasado. El tres veces mandatario de Córdoba hizo su primera experiencia a nivel país y pudo cosechar una fuerte cuota de poder, con la que sin dudas incidirá en los próximos meses, sobre todo en un Congreso duramente empatado.
Para el balotaje, Schiaretti optó por mantenerse neutro. Si bien existieron numerosos intentos de acercamiento tanto de Unión por la Patria como de La Libertad Avanza, el ‘Gringo’ nunca se decantó de manera explícita. Aunque sí dejó algunas señales.
Una de ellas fue la fuerte crítica que sostuvo durante la campaña contra Sergio Massa. A pesar de compartir el peronismo como signo político, Schiaretti no brindó su apoyo por la presencia kirchnerista dentro de la coalición oficialista.
Por su parte, sobre Javier Milei siempre sostuvo que lo proyectado era “algo que no se aplicó en ningún lugar del mundo”. Con esa definición, buscó alejarse de ambos extremos aunque terminó quedando mucho más lejos del Gobierno nacional.
"La expectativa es que vote la mayor cantidad de cordobeses y argentinos. Les pido que vayan a votar; el mejor homenaje que podemos rendir a los 40 años de recuperación de la democracia es ese", expresó en el colegio Domingo Savio de barrio Don Bosco de Córdoba. Con su clásica cábala de la campera roja, Schiaretti acudió a las urnas una vez más manteniendo el misterio sobre su decisión.
Algo similar hizo Martín Llaryora. El gobernador electo también resguardó su capital político detrás de la neutralidad, aunque se relacionó con el balotaje de manera diferente.
Teniendo en cuenta los cuatro años venideros, Llaryora optó por acentuar su estrategia local y plantearla a nivel nacional. La misma comprende una apertura apartidaria de su gestión y sus respectivas relaciones tanto con Nación como con los municipios.
En ese sentido, Llaryora evitó mostrar tendencia alguna, eludiendo las críticas a Nación que hizo su antecesor Juan Schiaretti. Por otra parte, le dio libertad a su estructura política (llaryorismo) para apoyar al candidato deseado, un gesto que espera sea fructífero en el futuro.
Así, pensando en el futuro de su gestión en Córdoba, se mostró abierto al diálogo con quien sea el ganador del balotaje. “Siempre piensen en Córdoba como garantía y responsabilidad institucional defendiendo división de poderes y dándole gobernabilidad a todos aquellos proyectos que sean buenos para Argentina”, señaló Llaryora mostrando una fuerte impronta discursiva propia.
"Como gobernador pueden contar conmigo para construir constitucionalidad con cualquiera de los candidatos que sea elegido", aseguró. Para el gobernador electo, el futuro es mucho más profundo que los próximos cuatro años, y posiblemente más amplio que la provincia de Córdoba.
Más contenido de Urgente24
HRL negó que será Ministro de Economía de Sergio Massa
Lilia Lemoine fue a votar pero los comicios estaban cerrados
Vigilia de Sergio Massa y Javier Milei, con foco en la fiscalización