La bandera de Falkland y los fantasmas de Cameron
El diario británico The Guardian publica este 19/1 una columna de una escritora argentina que analiza las expresiones del premier inglés sobre el “colonialismo” argentino. El temor del Primer Ministro al frente común en el Mercosur y al escenario doméstico.
19 de enero de 2012 - 20:22
N. de la R.: Durante una conferencia de prensa brindada en Río de Janeiro, Brasil, el canciller británico William Hague aseguró que los buques provenientes de las islas Malvinas/Falkland, que tienen prohibido atracar en los puertos del Mercosur, cambiarán el pabellón de Falkland por el del Reino Unido para evitar la restricción.
"No hay ninguna barrera legal para que los buques registrados en Puerto Stanley naveguen con la bandera británica en lugar de la bandera de las Islas Malvinas", sostuvo Hague.
"Está claro que los buques que enarbolen la bandera británica deben tener acceso a los puertos de América del Sur, como sucede en cualquier otra parte del mundo", consideró el funcionario.
Pero la cuestión de fondo es cómo se encuentran matriculados esos buques: ¿son británicos y tienen el pabellón de Falkland o son de Falkland y tienen el pabellón británico?
Hague señaló que los buques que enarbolen la bandera británica tienen derecho a entrar a los puertos bajo la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, que también rige para los países del Mercosur.
POR FLAVIA DZODAN (*)
LONDRES (The Guardian). Me reí mucho mientras leía las noticias anoche. El Primer Ministro británico David Cameron acusó a mi país natal, Argentina, de "colonialismo" sobre las Islas Malvinas. Originalmente leí estos comentarios en un sitio de noticias argentino, e inmediatamente busqué un reporte en inglés -pensé que esto tenía que ser un hilarante "error de traducción". No lo era. En efecto, Cameron advirtió al parlamento británico: "Lo que los argentinos han estado diciendo recientemente, yo diría, es mucho más como el colonialismo porque estas personas quieren permanecer como británicos y los argentinos quieren que sean algo más".
Con este comentario Cameron hizo un poco de "reacomodamiento de muebles" histórico. El olvidó convenientemente mencionar que los habitantes de las Malvinas fueron expulsados mediante la fuerza en 1833, y que la población actual desciende de las personas que llevaron los británicos para reemplazar a los habitantes argentinos. Por definición, este es un acto de colonialismo. Anoche el vicepresidente argentino, Amado Boudou, devolvió el golpe y calificó las declaraciones de Cameron como "una falacia, un torpe exabrupto ignorante de las realidades históricas".
Aunque concuerdo con Boudou que el exabrupto de Cameron es una falacia, creo que este pronunciamiento por izquierda es una advertencia, y el producto del temor. Cameron no puede temer a una repetición de las guerra de 1982, que fue el último aliento de una dictadura totalitaria. Como sea, él parece estar asustado del repentino e inesperado frente común manifestado en las acciones tomadas por los estados miembros del Mercosur para impedir la entrada a sus puertos de barcos que lleven la bandera de las Falkland Islands.
El Mercosur es un acuerdo político y económico entre la Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Fundado en 1991 mediante el Tratado de Asunción, su propósito es promover el libre comercio y el flujo de bienes, personas y divisas entre los estados miembros. Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú tienen estatus de miembros asociados, y Venezuela firmó un acuerdo de membresía en 2006. Durante los últimos 10 años, el Mercosur ha sido un fortalecimiento de la cooperación política y un intento de presentar un frente unificado en el comercio internacional y las negociaciones económicas. Sin embargo, su última declaración sobre el uso de los puertos es un inicio histórico. Y desde que los líderes del Mercosur emitieron esta declaración conjunta de cierre de puertos, el gobierno de Cameron ha ido escalando en su temerosa retórica.
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Alrededor de una semana atrás, el secretario de Relaciones Exteriores británico, William Hague, advirtió que el Reino Unido resistirá cualquier medida conjunta. El embajador uruguayo en el Reino Unido fue convocado por la Secretaría de Relaciones Exteriores y la Oficina del Commonwealth por una explicación. Ayer Hague comenzó una visita a Brasil, donde donde se dice que la decisión del Mercosur ha tenido un escenario central. Su encuentro con el ministro de Relaciones Exteriores, Antonio Patriota, tuvo que ser una decepción, considerando que Patriota emitió esta declaración:
"El Ministro Hague sabe que Brasil apoya la soberanía de Argentina en las Malvinas y apoyamos la resolución de las Naciones Unidas que llama a una discusión sobre el asunto con Argentina".
Desesperado y en un último intento de cambiar el resultado de este inusual frente unido de América del Sur, Cameron ahora advierte sobre amenazas de colonialismo e intervención. Como sea, el temor de Cameron debería ser contextualizado en el frente doméstico. Con su gobierno estropeado por lo que Simon Hoggart llamó "el crecimiento de las cifras de desempleo más rápido que una parodia de una planta de frijoles", Cameron debe aparecer decisivo en algún frente, cualquier frente. Y como era de esperar, su bravata parece haber coincidido con una crisis de credibilidad en la Unión Europea. Nada en el exabrupto de Cameron es fortuito. Ayer, mientras posaba en una foto junto al Primer Ministro italiano, Mario Monti, eligió la ocasión para lanzar rimbombantes declaraciones sobre Malvinas.
"La razón para la celebración de un consejo de seguridad nacional -que también discutirá otros tópicos- es discutir este tema, es para asegurarse que nadie ponga en duda que Gran Bretaña apoya ese derecho de auto-determinación, y continuaremos haciéndolo durante el tiempo que la gente de Falklands quiera continuar en ese camino".
Si el Mercosur presenta un frente común, Cameron convocará a sus aliados europeos. De todos modos, a pesar de los histrionismos de Cameron, el peso de la alianza sudamericana nunca podrá equiparar a la fuerza de la Unión Europea y la OTAN. Mientras muchos de nosotros estamos observando esta nueva forma de cooperación política entre miembros del sur del globo con mucho interés y entusiasmo, deberíamos temer a una intervención combinada del Reino Unido y la Unión Europea -específicamente combinados en su poder militar, económico y sociocultural, que ha sido usado contra muchos países que desafiaron el colonialismo y la dominación occidental.
Dejando de lado la legalidad del reclamo sobre la soberanía de las Islas, Cameron se apresura en subrayar su respeto por la auto-determinación de los habitantes de Malvinas. Su gobierno debería tal vez aplicar el mismo respeto por el derecho a la auto-determinación de las naciones sudamericanas, junto con sus deseos de asociarse y crear alianzas libres de intervenciones externas. Después de todo, su gobierno podría comenzar liderando como ejemplo.
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(*) Escritora, analista de medios y consultora de marketing instalada en Amsterdam. Edita el blog Tiger Beatdown donde escribe mayormente sobre política, raza, género y cultura popular.