En los últimos años, el campo argentino sufrió variantes climáticas muy importantes que desataron diversos problemas. Desde la sequía más cruda registrada con fuertes consecuencias políticas en 2023, hasta la llegada de plagas inéditas por el exceso de lluvias en el verano del 2024 han sido ciclos opuestos y complejos para combatir por parte de los productores.
LA NIÑA
El campo argentino puede esperar equilibrio climático de cara a 2025
Las predicciones climáticas de cara a la campaña 24/25 son favorables para la actividad agropecuaria. La estabilidad va a reinar.
Sin embargo, ese panorama de inestabilidad vendría sucedido por un periodo de “calma” climática gracias a una posible estabilidad proyectada para 2025. Así, los extremos secos y húmedos quedarían fuera del radar.
Según estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario, el núcleo productivo de Argentina atravesará una Niña moderada en los próximos meses. Eso implica un leve decaimiento de las precipitaciones históricas pero manejable por el campo.
Más adelante en la campaña, y para abril del 2025, la tendencia será neutra. Así, el clima entraría en un periodo ni tan húmedo como el Niño, ni tan seco como la Niña, permitiendo a los productores trabajar con previsibilidad climática.
Para el último ciclo grueso, el campo argentino registró precisamente un evento Niño. En algunas zonas, como en el Litoral, el exceso hídrico dañó cultivos, mientras que en otros trajo infecciones como la chicharrita.
El campo en 2025
“Las condiciones neutrales se vuelven dominantes (50% de probabilidad) y permanecen así durante marzo-mayo de 2025”, señalan en el estudio. No obstante, algunas zonas seguirán sufriendo las esquirlas de la sequía “más brutal de la era moderna” en el campo argentino, con suelos que aún no recuperan del todo su humedad.
De cara a fines de 2024, el campo podría esperar una seca especial en diciembre, aunque no fuera de los parámetros esperables. Ese mes resulta crucial para la siembra gruesa de verano.
En el cortísimo plazo, julio podría cerrar con algunas precipitaciones en la zona núcleo. Sin embargo, el frío intenso que se registró en buena parte del mes habría mermado el rendimiento de los cultivos.