Este día, con el reconocido director James Cameron cumpliendo 70 años, vale la pena recordar uno de sus proyectos más ambiciosos que nunca llegó a concretar: una película de Spider-Man. A diferencia de las versiones posteriores del trepamuros, la visión de Cameron prometía un héroe adulto y oscuro, lejos de la imagen juvenil y optimista a la que estamos acostumbrados.
MÁS VIOLENTO Y SUBIDO DE TONO
James Cameron y su Spider-Man: El súper-proyecto fallido que desembocó en Titanic
James Cameron casi dirigió un Spider-Man a principios de los 90s. Los vericuetos legales entre varias empresas detuvieron el proyecto antes de que cobrara vida.
El Spider-Man de James Cameron: un héroe al límite
Conocido por haber creado otros éxitos como Terminator y Aliens, James Cameron se propuso crear una versión de Spider-Man que se alejara de las interpretaciones tradicionales del personaje, una más cruda y visceral que jugaba con los límites de la clasificación PG-13 y hasta fantaseaba con ser un criminal.
Su Peter Parker (que entre los postulantes estaban Michael Biehn -Kyle Reese en Terminator- y un jovencísimo Leonardo DiCaprio) tenía algunos elementos más adultos y mucho más oscuros, haciendo enfoque en la evolución de un joven que lucha con la responsabilidad de sus poderes (entre sus líneas habría dicho "hijo de puta" y también: "Si vuelven a aparecer por aquí, despreciables pedazos de vómito, decoraré mi árbol de Navidad con sus intestinos").
Además de combatir el crimen, el Spider-Man de Cameron también era atormentado por sus acciones, como un niño ladrón que muere accidentalmente mientras él lo persigue o robar dinero de traficantes de drogas, que después decide repartir en un barrio pobre.
También se incluían escenas inusuales y hasta un tanto provocadoras, donde el superhéroe arácnido seduce a Mary Jane haciéndole un "baile hipnótico" mientras los dos hablan de cómo las arañas cortejan a sus parejas (una escena que hubiera terminado con la chica cubierta de telarañas antes de concluir con los dos teniendo relaciones sexuales en el puente de Brooklyn).
Electro y el Hombre de Arena, los villanos elegidos
El personaje creado por Stan Lee y Steve Ditko se hubiera enfrentado a dos villanos clásicos de los cómics: Electro, el antagonista principal, y el Hombre de Arena, aunque ambos enemigos hubieran tenido un origen muy diferente. Electro no era el ingeniero Maxwell Dillon que los fanáticos conocen, sino un empresario corrupto llamado Carlton Strand. En el proyecto de Cameron, Strand huye de la policía a través de una red de arcos eléctricos, y es golpeado por un rayo que le otorga poderes eléctricos, como disparar electricidad y controlar dispositivos electrónicos.
Pero los poderes de Electro hubieran sido una maldición más que nada, ya que Strand no tiene control sobre sus poderes y electrocuta a cualquier persona que toca, incluso a cualquier mujer con la que intenta tener una relación íntima. A él lo acompañaría el Hombre de Arena, que en esta versión no era Flint Marko sino simplemente Boyd, un trabajador de mantenimiento que consigue sus poderes después de participar en un experimento militar que sale mal.
Los dos villanos habrían secuestrado a Mary Jane, intentando convencer a Spider-Man de unirse a ellos, y la película hubiera terminado en un épico enfrentamiento que pondría a prueba la lucha moral interna de Peter Parker. Primero, el Hombre de Arena termina convertido accidentalmente por Electro en una estatua de vidrio fundido, y después Electro muere tras ser golpeado por Spider-Man contra el costado de un edificio, no antes de que el héroe se saque la máscara y el malo se amargue al ser derrotado por un estudiante de secundaria.
La batalla de los siete estudios que puso fin al proyecto
Lamentablemente para James Cameron (y para los fanáticos de Marvel), su propuesta para Spider-Man jamás llegó a ver la luz debido a un enredo legal que involucró a siete empresas diferentes: Carolco, 21st Century Film, Marvel, MGM, Sony/Columbia, Viacom y 20th Century Fox. Y es cuando el estudio Cannon Films -los dueños originales de los derechos de Spider-Man- quebró a principios de los 90s, Menahem Golan (uno de los productores) se fue con los derechos de la película y fundó 21st Century Film, donde se involucró Cameron.
Pero como Golan no pudo mantener los derechos mucho tiempo, vendió los derechos en tres partes: estreno en cines a Carolco, distribución en video a Sony/Columbia y derechos de televisión a Viacom.Golan denunció a la empresa por no acreditarlo como productor, mientras que Caralco hizo lo mismo con Sony y Viacom por los derechos de distribución de Spider-Man. Y por si no podía faltar más en este festival de demandas, 21st Century Film le vendió a MGM todo su catálogo, incluido el borrador de Cameron, que después demandó a Marvel, Sony y Viacom por los derechos.
En ese momento, entró un octavo contendiente a la batalla, Fox, que no estaban interesados en los derechos sobre el trepamuros sino sobre Cameron, debido a un contrato que el director había firmado antes. Cameron trató de salvar la película -e incluso quiso convencer a Fox de comprar los derechos-, pero al final se dio por vencido y abandonó el proyecto para centrarse en Titanic (que lo transformaría en uno de los más grandes directores de Hollywood).
Cuando los vericuetos legales se resolvieron por fin (en parte con la quiebra de 21st Century Film y Carolco), Marvel había recuperado los derechos sobre Spider-Man y se los vendió a Sony/Columbia en 1998 por 7 millones de dólares, lo cual dio origen a la trilogía de Spider-Man de Sam Raimi que comenzó en 2002, con Tobey Maguire en el papel principal.
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