La mayoría de las muertes ocurrieron en el sur del país, donde el hielo y la nieve han creado situaciones peligrosas en las carreteras.
Entre las víctimas se encuentran un niño de 9 años que murió en un accidente automovilístico en Tennessee, un hombre que falleció al caer de un tejado en Louisiana y una mujer que se ahogó al intentar cruzar un arroyo congelado en Kentucky.
Oregón no la pasó para nada bien
Otro estado que ha sufrido las consecuencias de la tormenta es Oregón, donde varias personas también murieron por hipotermia, caídas o electrocución.
Además, más de 50.000 clientes se quedaron sin electricidad el 16 de enero, después de que las tormentas de hielo y las temperaturas árticas azotaran el estado y la región circundante.
La lluvia helada afectó especialmente al área metropolitana de Portland, donde los residentes se están preparando para las continuas tormentas de hielo. El fin de semana pasado, 13 y 14 de enero, el frío extremo ya había provocado la caída de árboles y la posterior pérdida de energía, según informa Oregon Public Broadcasting.
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Nueva York rompe la racha de sequía de nieve
Mientras tanto, en el noreste del país, las fuertes nevadas han puesto fin a rachas de casi dos años sin nieve en las ciudades de Nueva York, Filadelfia y Washington DC.
Todas estas ciudades pasaron más de 700 días sin más de una pulgada de nieve en un solo día, algo que no ocurría desde hace décadas.
Las autoridades emitieron advertencias de clima severo de costa a costa el 16 de enero, y recomendaron a la población que se quedara en sus casas y evitara los desplazamientos innecesarios.
El cambio climático, detrás de los fenómenos extremos
Si bien los vientos árticos y la nieve pueden parecer un gran cambio después de 2023, el año más caluroso registrado a nivel mundial por un amplio margen, en realidad no indican que el calentamiento global esté mejorando, o que no haya una crisis climática.
Los fenómenos climáticos fríos pueden ocurrir y todavía ocurren a pesar de que nuestro planeta se está calentando. De hecho, un clima más cálido a veces puede aumentar la probabilidad de que se produzcan fenómenos meteorológicos inusuales.
El cambio climático es responsable del aumento de la frecuencia y la intensidad de las fuertes precipitaciones, según un estudio revisado por pares de 2015 ampliamente citado.
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