La liberación de Carlos Omar Peralta, homicida del comerciante judío David Fremd, del Hospital Vilardebó, preocupa a Uruguay particularmente en contexto global donde el antisemitismo y la islamofobia han alcanzado niveles alarmantes desde el estallido de la guerra en Gaza.
CASO DAVID FREMD
De inimputable a suelto: Preocupa en Uruguay la liberación de un terrorista
Carlos Omar Peralta, al grito de “Alá es grande”, asesinó al judío David Fremd en 2016. Su liberación de un hospital psiquiátrico inquieta a Uruguay.
Tras informes de la institución mental y otros peritajes que aseguran que Peralta cumplió con el tratamiento y se encuentra “compensado” desde hace tiempo, la justicia decidió liberarlo:
“Dada la evolución que se ha presentado, considera posible el levantamiento de las medidas de seguridad curativas, salvo mejor opinión de magistrado competente”, indicó la psiquiatra Ana Barrachina, según supo Montevideo Portal.
En el informe dice que el homicida está “arrepentido del hecho” y que tiene la voluntad de salir de la internación para reinsertarse en la sociedad.
En 2019, a Peralta se le habían impuesto una serie de “medidas de seguridad curativas” luego de ser declarado como autor inimputable de un delito de homicidio muy especialmente agravado, un delito de comisión de actos de odio, desprecio o violencia y un delito de lesiones personales.
Los técnicos avalaron una salida que estuviera bajo la supervisión de un familiar. Según medios locales, Peralta seguirá el tratamiento en una policlínica de ASSE en Carmelo, donde ya está viviendo junto a su madre, “psicoeducada” por profesionales del Vilardebó, que se encargará del control de la medicación y los análisis.
Caso polémico
El caso se remonta a 2016 cuando Peralta un maestro de Paysandú, de 35 años, y convertido al Islam bajo el nombre Abdullah Omar, acuchilló por la espalda hasta la muerte a David Fremd, un comerciante judío, al grito de Alá es grande, cerca de su local en el centro de Paysandú.
Consultado por el móvil, dijo, según consignó, Montevideo Portal: “Ese día me desperté, oré a Alá y él me encomendó una misión. Me dio un nombre y me pidió que le disparara en la cabeza… pero tenía miedo. Después me acuerdo de que estaba corriendo por la calle y dos hombres me agarraron”.
“No aguantaba más. Le pedí [a Alá] que me sacara de la situación, que no aguantaba más, y me mostró imágenes, decapitaciones, y un recitado. Sentía que me decía ‘hay que matar a un judío".
“Fue algo simbólico, un mensaje. El mensaje era para que no sigan oprimiendo más”, agregó en diálogo con el psiquiatra Germán Decuadro.
Antes de que sea declarado inmutable, el agresor había reconocido el crimen ante un ciudadano que lo capturó: "Ese es uno de los elementos probatorios que permiten atribuir la figura penal imputada", explicó el juez que atendía el homicidio de Paysandú, Fabricio Cidade.
Sin embargo ante la fiscalía, Peralta reconoció “su vínculo con la religión y el conflicto con la religión judía" pero ni siquiera mencionó el homicidio. "No lo asume, no lo acepta, es una negación total". Por eso se dispuso la pericia psiquiátrica "urgente", la que meses después llevó a su imputación.
"La pericia fue lo que pudo determinar que es imputable. La internación en el Vilardebó se debe a una recomendación del psiquiatra forense "para una evaluación y diagnóstico más profundo de una eventual patología", siguió Cidade.
Según el informe elaborado por el Instituto Técnico Forense, tiempo después el hombre padecía “psicosis crónica de tipo esquizofrénica” y “no fue capaz de apreciar el carácter ilícito de sus actos ni determinarse libremente”. Allí permaneció hasta el 7 de noviembre de este año.
Rechazo judío
El presidente del Comité Central Israelita del Uruguay (CCIU), Roby Schindler, dijo que desde la institución están "muy preocupados" por la liberación de quien asesinó a David Fremd en Paysandú en 2016, según supo El Observador.
"¿Quién me asegura que el día de mañana no reciba otro mensaje de Alá para asesinar? Ya no hablo como judío, hablo como uruguayo. Se habla de la cesación de medidas curativas, sin embargo hay un trascendido que sigue teniendo que medicarse. Queremos saber quién va a controlar que se medique”.
“En Uruguay capaz que tenemos la idea que un acto terrorista es solo aquel que se comete cuando un avión se estrella en las Torres Gemelas, o cuando se coloca un auto bomba en un edificio como el de la AMIA. Pero cuando se acuchilla a alguien para amedrentar un colectivo es un acto terrorista".
Los temores sobre la liberación de Peralta no son infundados. El mismo psiquiátrico dijo en su momento que el agresor poseía características de “alta peligrosidad” en caso de abandonar la mediación.
En su declaración, el homicida dejó en claro su antisemitismo y que su agresión estaba motivada por un incidente con el embajador de Israel, Yoel Barnea, en el año 2006 en un acto en la inauguración del Monumento a La Paz, un hecho que provocó que se sintiera perseguido por los judíos.
"Tuvo un intercambio de palabras por el tema de la religión y las actividades bélicas respecto a Palestina, y desde ese momento manifestó que se sintió perseguido por docentes -estudiaba magisterio- y otras autoridades", contó el juez Cidade.
En su momento la comunidad judía manifestó su decepción luego de que la justicia lo declarase “inimputable” y lo eximiera de cargos penales. Alegaba, sin poner en duda la profesionalidad de los médicos, la “premeditación” del antisemita.
La declaración ante el juez evidencia cómo un resentimiento acumulado y una convicción lógica lo conduce al crimen, que no fue cometido en un “arrebato emocional”.
“La decisión dolió porque choca el solo pensar que quien supo preparar el asesinato, buscando claramente a una víctima determinada, por ser judío y símbolo de la colectividad judía sanducera, no tenga que dar formalmente explicaciones a la justicia como criminal y quede de cierta forma “sólo” bajo el rótulo de enfermo psiquiátrico. Dolió porque se sabe que el asesino promovía el odio contra los judíos. Iba a salas de videojuegos y sus competencias consigo mismo eran para matar la mayor cantidad posibles de judíos en pantalla, prólogo de la preparación del asesinato real que quitó la vida a David Fremd”.
“Enojó porque en su casa y en su computadora fueron hallados elementos que confirmaban que había pasado un proceso de radicalización islámica, y todos sabemos cómo se manifiestan hoy esos fenómenos en distintas partes del mundo. Claro que también los degollamientos a manos del Estado Islámico pueden ser llevados a cabo sólo por gente no normativa, cuya cabeza funciona muy distinto de lo que podemos concebir en una persona normal. ¿ Alguien concibe que a esos psicópatas no se los lleve a juicio si existe la oportunidad?”.
El caso plantea la siguiente interrogante:
¿Hasta qué punto el fanatismo ideológico puede confundirse con un trastorno mental? Innumerables son los casos de terroristas que matan movidos por una voz superior que supuestamente los guía. ¿Los palestinos y terroristas detenidos en las cárceles israelíes son entonces todos enfermos mentales?
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