La situación en Juntos por el Cambio tras el triunfo electoral de 2021 se está poniendo cada vez más complicada. La denominada Gestapo sindical a partir de un textual del exministro de Trabajo bonaerense, Marcelo Villegas, generó un recrudecimiento de la interna entre halcones y palomas. Esto es, entre el ala que lideran Mauricio Macri y Patricia Bullrich, y los moderados liderados por Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal. El periodista Carlos Pagni se metió de lleno.
CONTRA VIDAL, LARRETA Y LA UCR CABA
La respuesta de Mauricio Macri que atragantó a varios
La Gestapo sindical está complicando a los principales dirigentes de Juntos por el Cambio, desatándose fuertes cruces entre Mauricio Macri, Vidal y Larreta.
El jefe de Gobierno porteño habló en La Nación y Editorial Perfil durante el fin de semana. Habló de "evaluar" la eliminación de la AFI y descartó desplazar a Sebastián de Stéfano, de SBASE: "De lo que salió públicamente -el video-, no se desprende que haya cometido ningún delito. Está en una reunión".
Pero también eliminó de la carrera presidencial 2023 a Mauricio Macri:
Rápidamente, el periodista Carlos Pagni, de diálogo aceitado con Macri, arremetió contra Vidal, Larreta y el radicalismo porteño:
Horacio Rodríguez Larreta también debe tomar posición frente a las novedades que surgen desde el sótano. Ayer, en la entrevista que le realizó para LA NACION, Matías Moreno le preguntó si despediría a De Stefano, el director de Jurídicos de la AFI que forma parte del directorio de la empresa porteña de Subterráneos. Larreta dio una explicación, por lo menos, curiosa. Dijo que “de lo que se desprende del video no cometió ningún delito. Está en una reunión”. Es posible que haya visto el video con el audio desactivado. Porque lo que pasó en esa reunión es que dos funcionarios del Ejecutivo bonaerense se conjuraron con un grupo de empresarios para montar causas judiciales contra un sindicalista en presencia de tres agentes de la AFI, uno de los cuales era De Stefano, nada menos que el director de Asuntos Jurídicos. Los tres agentes de Inteligencia estaban participando en una persecución judicial sin la orden de un juez. Eso es, en principio, un delito.
Larreta también dijo que cuando designó a De Stefano en Subterráneos no tenía ninguna acusación judicial. Otro descuido: De Stefano estuvo procesado por el juez Pablo Augé, de Lomas de Zamora, entre otras cosas por espiar al propio Larreta.
Sin embargo, el problema es político. Sobre todo, para Larreta. Y no solo por De Stefano. La Justicia viene demostrando, en especial por las minuciosas investigaciones que realizaron en Lomas de Zamora, la existencia de operaciones clandestinas de Inteligencia que tuvieron como blanco a la hermana de Macri, a Vidal, a Emilio Monzó, a Nicolás Massot y al propio Larreta, además de dirigentes opositores y periodistas, como Alconada Mon. Para Macri, Arribas, Majdalani y De Stefano, ese grupo estaba formado por “cuentapropistas” que no recibieron orden alguna de las autoridades. El problema para Larreta es que varios de esos “cuentapropistas” eran agentes de la Policía Metropolitana que él conduce. Fueron pasados en comisión a la AFI durante la gestión de Martín Ocampo en Seguridad. Ocampo operaba bajo el mando fáctico del binguero Daniel Angelici. El mismo jefe de De Stefano.
Para Macri y Angelici acaso sea satisfactorio advertir las contorsiones retóricas que deben hacer Larreta y Vidal para justificar irregularidades en cuya organización, con toda probabilidad, tuvieron poco o nada que ver. Esos trabalenguas son una demostración de quién manda en el Pro. El problema de Larreta y de Vidal es que, como aspirantes a la Presidencia, deberán definir qué nivel de complicidad mantienen con los responsables de un descalabro institucional en cuyo centro está la vinculación mafiosa entre el Poder Judicial y los servicios de Inteligencia. No es una cuestión episódica. El gobierno de Macri fue, en esta materia, solo un capítulo de una oscura tradición. La impunidad de la masacre de la AMIA y la muerte del fiscal Alberto Nisman, por citar dos casos de primera magnitud, no se explican sin tener en cuenta esa deformación.
Vidal no abonó a la teoría del cuentapropismo. También hizo bien. Porque la teoría de que las operaciones ilegales se realizaban sin control político tiene, por lo menos, tres fisuras importantes. La primera: es raro que agentes de Inteligencia tomen el tremendo riesgo de grabar reuniones oficiales o de espiar a la hermana del Presidente, al jefe de Gobierno porteño, a la gobernadora Vidal o al presidente de la Cámara de Diputados, sin un aval muy poderoso a sus espaldas. Para tranquilidad de la República, es preferible que lo hayan hecho por órdenes superiores. De lo contrario, habría existido durante la gestión de Cambiemos un poder oculto e irregular, superior al del propio Estado, que operaba desde dentro del Estado.
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Angelici, el expresidente de Boca, tuvo un gran protagonismo en la operación judicial contra sindicalistas con prácticas más que cuestionables. Angelici se encargó, en persona, de reclamar ante el entonces juez Rodolfo Canicoba Corral la prisión de Omar “El Caballo” Suárez. La hija de Suárez denunció en su momento que Canicoba le había pedido plata a su padre para mantenerlo en libertad. En el ambiente sindical se dice algo más: que Canicoba le cobró al “Caballo” y, después, lo mejicaneó. No hay que olvidar que el día en que cayó preso el “Caballo” el pelotón policial llegó al sindicato precedido por José Luis Lingeri, “Mr. Cloro”, intimísimo compinche de Majdalani. La aparición del video del Banco Provincia es un problema delicado para Lingeri en la CGT.
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Algunos breves corolarios. Primero: la AFI de Arribas no hacía, según las autoridades de Juntos por el Cambio, nada ilegal. ¿Pero hacía algo legal? ¿A sus directivos les quedaba tiempo para cumplir con su deber? Todo lo que se le conocen son patrañas. Segundo: ¿qué papel juega Angelici en Juntos por el Cambio? Dicho de otro modo: ¿hasta qué punto el financiamiento puede deteriorar la calidad de la democracia? Tercero: ¿para qué sirve la AFI? No la de Arribas. También la de Caamaño, que parece la administradora de un museo de filmaciones y videos. Sin ir más lejos, no pudo siquiera informar a su gobierno algo tan previsible como que el iraní Mohsen Rezai en la asunción del tirano Daniel Ortega en Managua. Esta distracción ha inquietado a Gerardo Millman, Alfredo Cornejo e Ignacio Torres: tres opositores que pretenden citar a Caamaño a dar explicaciones ante la bicameral que debe controlarla.
Sin dudas, esto continuará...