EXCLUSIVO 24

SITUACIÓN MUY COMPLEJA

Los fallidos protocolos navales que amenazan dejar sin flota a la Argentina

Luego de 7 meses de pandemia, cuarentena y manuales de procedimiento, en los buques y puertos del país no paran de producirse contagios de marineros y estibadores, no se sabe que hacer con los infectados y muchos intendentes de ciudades ribereñas niegan albergue a los trabajadores marítimos que contraen el COVID-19.

Le correspondió al Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) alertar a la sociedad argentina sobre las inhumanas situaciones que debían atravesar decenas de tripulantes marítimos (en especial de la pesca) los que a partir del momento de presentar síntomas de COVID-19 comienzan a transitar un calvario ante la falta de previsiones y de voluntad por muchos municipios costeros que, sistemáticamente, son reticentes a permitir que los enfermos desembarquen para su adecuada atención. 

También los pilotos y prácticos de puerto elevaron su voz para reclamar medidas de protección acordes a su trabajo ya que a ellos les toca abordar naves extranjeras aguas adentro para asesorar a los capitanes de los buques sobre las maniobras necesarias para amarrar con seguridad en los distintos puertos del país y navegar por los canales de acceso a los mismos.

La tarea recayó en la Subsecretaría de Puertos, Vías Navegables y Marina Mercante de la Nación, dependiente de la cartera de Transporte que conduce el massista Mario Meoni. Viene a cuento su pertenencia partidaria porque, uno tras otro, los distintos candidatos para encabezar un área tan sensible como la relacionada con los buques y los puertos, fueron reprobados por el Instituto Patria, lo que determinó que durante buena parte de la pandemia el área estuviera acéfala. 

Finalmente, Leonardo Esteban Cabrera (un funcionario de nacionalidad uruguaya, sin experiencia previa en gestión pública pero muy relacionado con las grandes cerealeras) fue designado para el cargo.

Las internas de la coalición gobernante, no obstante, lo mantuvieron sin decreto de designación por bastante tiempo, aunque luego obtuvo su nombramiento con fecha retroactiva al 01/03. 

Así las cosas, tocando de oído pero sin poder de firma, Cabrera conformó un comité de crisis con la sana intención de diagramar un protocolo que pudiera contener, o al menos minimizar, el impacto del poderoso virus en los buques mercantes, petroleros y pesqueros que amarran a diario en los distintos muelles del país.

Engorrosos, complicados de entender y más difíciles aún de poner en práctica, sólo la buena voluntad de trabajadores autoridades sanitarias, policiales y empresarias intentaron por todos los medios hacer viable una actividad tan compleja como necesaria para atender las necesidades básicas del comercio exterior argentino. 

Ante el desmadre generalizado que se observa en las últimas semanas y ante la confesa ignorancia de la autoridad a cargo en materia de transporte fluvial y marítimo, por estas horas Cabrera cosechó sorpresa, perplejidad y críticas despiadas por parte de toda la comunidad marítima ante la puesta en vigencia de un “nuevo protocolo” que sonó más a burla que intento superador o de enmienda de errores. 

35 páginas de “Saraza

Así definió un reconocido empresario naviero al libelo distribuido en las últimas horas por la Subsecretaría de Puertos.  

Realmente nos están cargando. Luego de más de 200 días de cuarentena nos envían un instructivo en el que se explica qué es el covid-19, qué quiere decir caso sospechoso, quiénes son personas de riesgo, cómo lavarnos las manos y cómo usar los elementos de protección. Pasaron 7 meses y ahora se le ocurre a este funcionario explicar esto ”, se queja el empresario consultado.

Dentro de las 35 páginas de “novedosa información” se explica, puntillosamente, cómo utilizar el transporte público de pasajeros, cómo evitar los contagios, los cuidados con los contactos estrechos y muchas otras cosas que hoy ya conocen hasta los más pequeños miembros de una familia tipo. 

Entrando en materia netamente marítima y fluvial, la “guía práctica” efectúa por enésima vez una distribución de responsabilidades entre autoridades públicas, tripulantes y capitanes de buques, armadores, agentes marítimos, autoridades portuarias, cargadores y demás auxiliares del transporte. 

Lo que más nos sorprende es que Cabrera vuelve a la carga con algo que ya sabemos de memoria pero que nada aporta de nuevo para solucionar el principal problema que hoy por hoy tenemos los trabajadores y que se relaciona con la falta de predisposición de las autoridades sanitarias y municipales de los distintos puertos habituales de operaciones cuando se detecta uno o varios casos sospechosos a bordo y desde el municipio se nos prohíbe ser trasladados y se transforma al buque en un centro de aislamiento. El problema es que no siempre la tripulación está toda contagiada pero dejar a uno o varios enfermos a bordo equivale a contagiar a la tripulación sana. Por otra parte, si bien muchos casos son de portadores asintomáticos o leves, ha ocurrido que los contagios a bordo han afectado severamente a tripulantes de más edad o con alguna patología previa”, sostiene uno de los Capitanes de Ultramar consultados.

La comunidad marítima tiene bien presente el caso del buque pesquero Echizen Maru, que a más de 30 días de haber zarpado del puerto de Ushuaia (Tierra del Fuego), con una tripulación de 61 tripulantes sanos (al menos asintomáticos y con cuarentena previa) comenzó a presentar tripulantes con síntomas en alta mar, debiendo regresar de urgencia a puerto con prácticamente toda la tripulación contagiada. 

Lo particular del caso estuvo dado por la gran cantidad de días que transcurrieron entre la zarpada y las apariciones de los primeros síntomas, algo que hasta la fecha no ha sido debidamente aclarado y que fue convenientemente minimizado por lo que podría acarrear tener que cambiar la política de los 14 días de evolución del virus por una distinta.

La llegada del pesquero de regreso a puerto generó, en primer lugar, la negativa de las autoridades municipales de Ushuaia a recibir a los enfermos con el particular argumento basado en que los mismos no eran naturales de la provincia de Tierra del Fuego.

La misma actitud tomó en principio el intendente de Puerto Madryn (Chubut), la semana anterior ante la presencia de 300 contagios leves que debían ser aislados en hoteles de la ciudad.

El protocolo que hoy se nos presenta, es solo una manifestación más de voluntarismo. El Subsecretario se siente Presidente o al menos Ministro porque dispone a su antojo de Instituciones públicas que no le dependen y que muchas veces no tienen los medios ni el personal adecuado para cumplir los deseos de este vecino de Montevideo devenido en funcionario argentino”, indican los agentes marítimos interpelados. 

De campeones a canillitas 

Autodenominados como los mejores del mundo en el abordaje de la pandemia, las autoridades nacionales encabezadas por el presidente Alberto Fernández y su ministro de Salud, Ginés González García, llenaron generosos espacios televisivos con presentaciones gráficas, estadísticas y comparaciones con otros países ( siempre erradas y que terminaron generando quejas de vecinos y lejanos).

Hoy la realidad está demostrando otra cosa y el país se ubica invariablemente en los primeros puestos en todos los índices se trate de contagios, internaciones o fallecidos.  

En el único aspecto en que Argentina se ubica más bien al fondo de la tabla es en la cantidad de testeos por millón de habitantes (119°) .

El mar, los puertos y los ríos no son ni han sido la excepción. La situación es de por sí delicada y son cada vez más los profesionales del mar que temen perder su vida por ganar su pan. Por ahora, Cabrera solo atina a lavarse las manos. Algo que está muy bien pero sin dudas no es suficiente.

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