El jueves 23/1, el presidente estadounidense, Donald Trump, dijo que probablemente presentará su esperado plan de paz para Medio Oriente antes de la reunión que tiene el martes 28/1 en la Casa Blanca con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el jefe del partido Azul y Blanco, Benny Gantz (principal rival político del actual mandatario y quien le disputará el cargo en unas próximas elecciones, las terceras que hay en Israel en un año).
PROCESO DE PAZ
Israel / Palestina: Trump intentará morder la fruta más amarga para Clinton
El fracaso de las negociaciones de paz auspiciadas por Bill Clinton en el 2000 desembocó en la Segunda Intifada. Ahora lo intentará Trump.
Trump, quien hasta el momento ha cambiado la política tradicional que mantuvieron los Estados Unidos con respecto al conflicto palestino-israelí, que (al menos pretendía) ser neutral, dando varios signos durante su presidencia que claramente favorecieron la posición de Israel, ha dicho sin embargo que la iniciativa que presentaría la semana que viene "es muy positiva" para los palestinos. "Israel quiere paz, los palestinos quieren paz. Todos quieren paz. Nadie lo quiere decir", dijo Trump.
Sin embargo, las autoridades palestinas han mostrado rechazo por el plan incluso antes de ser presentado. "Estoy seguro de que pueden reaccionar negativamente al principio, pero es de hecho muy positivo para ellos", dijo Trump. "Les sacamos su dinero", agregó. "Eso es mucho dinero para ellos." Esto se refiere al recorte de ayuda a la agencia de la ONU que se concentra en los palestinos, lo que quitó cientos de millones de dólares a proyectos en Cisjordania y Gaza.
El Canal 12 israelí, citando fuentes israelíes sin nombrarlas, dijo que el plan reconoce la soberanía israelí sobre Jerusalén entera y más de 100 asentamientos ubicados en Cisjordania, y el establecimiento de un estado palestino bajo la condición de que Hamas deponga sus armas y que los palestinos reconozcan a Israel como un Estado judío con su capital en Jerusalén.
El plan también otorgaría a Israel una franja de control de seguridad en el Valle de Jordán, el que separa Jordania de Cisjordania. Es decir, el estado palestino estaría "cercado" por un área de control israelí. También propiciaría algunos intercambios de tierra y una posible absorción de algunos refugiados palestinos en Israel.
Bajo estas condiciones, es difícil que el líder palestino acepte este plan. El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, ha dicho que no aceptará ningún trato que otorgue a Israel la soberanía sobre Jerusalén entera. Si el plan es anunciado bajo esas fórmulas -ya rechazadas-, el liderazgo palestino demandará que Israel "asuma sus responsabiidades completas como país ocupante", dijo el portavoz de Abbas, Nabil Abu Rdeneh. Hace referencia a una amenaza a menudo repetida, la de disolver la Autoridad Palestina (AP), establecida en 1994 bajo los Acuerdos de Oslo. Esta entidad, que incialmente se esperaba que durara 5 años (mientras ambas partes definían negociaciones), ejerce el control de la segurdad como la administración civil de las denominadas "Áreas A" dentro de Cisjordania (donde vive la mayor parte de los palestinos), y el control civil sobre las áreas rurales palestinas denominadas "Áreas B". Israel ejerce el control sobre las "Áreas C" de Cisjordania, donde están los asentamientos israelíes, así como de la región de Valle del Jordán. Jerusalén Este fue excluida de los acuerdos de Oslo y es controlada por Israel aunque los palestinos la reclaman como capital de su futuro estado.
La Autoridad Palestina colabora con Israel en cuanto a seguridad, por lo que su disolución significaría el caos total para Israel.
Según el Canal 12 israelí, si los palestinos rechazan el plan, USA pasaría a apoyar que Israel empiece a anexar los asentamientos de manera unilateral.
Sin embargo, Trump puso en duda los detalles que trascendieron del plan, llamándolos especulaciones.
Un poco de historia
El proceso de paz entre isralíes y palestinos, y entre isralíes y árabes, comenzó en los años '70. Varios países árabes, como Egipto y Jordania, ya han firmado tratados de paz con Israel, mientras que los procesos con otros, como Siria, permanecen estancados.
El proceso entre Israel y los palestinos (una historia amarga de desencuentros que espera una solución) ha estado en gran parte mediado e impulsado por Estados Unidos. Las principales cuestiones a debatir son: fronteras y la división de la tierra (y de las fuentes de agua), los asentamientos israelíes en Cisjordania, el estatus de Jerusalén, las preocupaciones de Israel en torno a la seguridad y el terrorismo, el destino de los refugiados palestinos.
El intento más exitoso (aún si su objetivo primoridal fracasó) hasta la fecha, fue el que culminó en los Acuerdos de Oslo, firmados entres 1993 y 1995, auspiciado por el entonces presidente estadounidense, Bill Clinton.
Este proceso signó el acuerdo de colaboración de seguridad entre Israel y la Autoridad Palestina que se sostiene hasta hoy. Allí, Israel transfirió poder y responsabilidades a los palestinos, que obtuvieron el autogobierno en varias ciudad de Cisjordania y en Gaza. La Organización para la Liberación de Palestina reconoció formalmente al Estado de Israel y se comprometió a asumir la seguridad en sitios de los que se retiraría la ocupación israelí. Sin embargo, durante los 5 años que siguieron al acuerdo, 405 palestinos y 256 isralíes fueron asesinados. Ambos lados quedaron altamente decepcionados con el proceso de paz.
En 1995, Isaac Rabin fue asesinado por Yigal Amir, un extremista judío opuesto a las negociaciones de paz de Oslo. Los sectores religiosos de ambas sociedades, la musulmana palestina y la judía, se opusieron mayoritariamente a este proceso.
En el año 2000, Bill Clinton lo intentó de vuelta: Yaser Arafat, entonces secretario general de la Autoridad Palestina, y Ehud Barak, primer ministro israelí, se juntaron en Camp David (donde Israel había firmado la paz con Egipto bajo el auspicio de Jimmy Carter). Israelíes y palestinos, según testimonios, estuvieron muy cerca de llegar a un acuerdo. Estaba en juego la posibilidad de un estado palestino con capital en Jerusalén, que Arafat no terminó de acpetar porque no le otorgaba soberanía completa sobre algunos sitios sagrados, según testimonios.
Para conocer más sobre el proceso de Camp David, mirar este interesante documental:
Israelíes y palestinos se echaron culpas mutuas por el fracaso de esta negociación. Pocos meses después, en septiembre del 2000, se desató la Segunda Intifada cuando el entonces líder de la oposición israelí, Ariel Sharon, caminó sobre la zona exterior de la mezquita de Al-Aqsa, ubicada en el Monte del Templo o Explanada de las Mezquitas, un gesto considerado una provocación por parte de los palestinos. El sitio es el corazón del conflicto palestino-israelí: la Explanada de las Mezquitas está rodeada por el Muro de los Lamentos, restos de la muralla que protegía al Templo de Jerusalén, destruido por las tropas romanas en el año 70. En el monte, asimismo, se encuentran 2 de los templos más importantes para el islam, entre ellos la mezquita de Al-Aqsa. El recinto está bajo custodia de Jordania pero controlado por Israel, que ocupó Jerusalén Este en la guerra de 1967. Bajo el "status quo" vigente, los judíos pueden acceder a la Explanada en calidad de visitantes pero no pueden rezar allí.
Al día siguiente, cientos de jóvenes musulmanes apedrearon desde la Explanada de las Mezquitas a fieles judíos congregados ante el Muro de los Lamentos. La policía israelí disparó y mató a 7 palestinos, lo que desató incidentes en toda la parte árabe de Jerusalén. Los atentados suicidas contra civiles israelíes se volvieron cosa cotidiana; la contraofensiva israelí fue brutal. La Segunda Intifada dejó más de 1000 israelíes (en su mayoría militares) y más de 5000 palestinos muertos. Ese fue el fin de ese intento de paz.
En 2004, bajo el mando de Ariel Sharon, Israel se retiró unilateralmente de Gaza. En 2007, Hamas tomó control de la franja, tras un conflicto entre ese grupo y Fatah, que gobierna Cisjordania. En 2013, bajo auspicio del vicepresidente estadounidense, John Kerry, israelíes y palestinos se sentaron nuevamente a negociar, en otro intento que resultó en fracaso. En esta historia amarga de intentos y desencuentros, ahora es el turno de Trump.