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PERIODISTA Y ECONOMISTA

Recuerdo de Carlos Ábalo: Aquella JP no creía en el Pacto Social

Carlos Ábalo fue periodista y economista, en ese orden. Atravesó años intensos en la Argentina y un exilio en México. El recuerdo de la JP vs. Juan Perón.

Carlos Ábalo conoció los años '70 como pocos. Trabajó en el diario El Cronista Comercial en aquellos años en que lo dirigía Rafael Andrés Perrotta, 'Cacho', luego detenido desaparecido por el autodenominado 'Proceso de Reorganización Nacional'. En esos días, él integró el grupo de confianza del entonces ministro de Economía, José Ber Gelbard, que sufrió el boicot de la JP y su 'Patria Socialista'. Más tarde tuvo que salir al exilio en México: la Argentina se había vuelto peligrosa. La izquierda pocas veces tuvo periodistas especializados en economía con formación sólida. Ábalo fue una excepción más allá de que una porción importante de la biblioteca cuestionara sus ideas 'progres'. También fue buen docente: Rubén Chorny afirma que le enseñó periodismo económico en aquella Redacción turbulenta del diario que circulaba por suscripción, especializado en finanzas pero cuyo director colaboraba con el Partido Revolucionario de los Trabajadores / Ejército Revolucionario del Pueblo (leer 'El enigma Perrotta', de María Seoane). De regreso en la Argentina, Ábalo pasó por el diario Sur y el semanario El Periodista. Chorny lo entrevistó para Urgente24 en agosto de 2019, para una serie de entrevistas que realizó con el hilo '¿Por qué fracasan los planes económicos en Argentina?'. Vamos a reproducir aquella entrevista de Chorny, en homenaje a Ábalo:

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Carlos Abalo.

Carlos Abalo.

La ruptura de la Juventud Peronista con Juan Domingo Perón -porque fue la JP no sólo Montoneros- puso punto final al Pacto Social y, desde entonces, se ha venido llevando a cabo un sistemático plan de planes: achicar la economía y el ingreso de la población para dejar en manos de una minoría la fuga de capitales: es la síntesis de la opinión testimonial del economista Carlos Ábalo, quien con 84 años ha pasado por la montaña rusa de ciclos que hubo en el país desde la posguerra de los ´50 en más.

Ábalo fue testigo y protagonista del autor del Plan Trienal del General en los ´70, José Ber Gelbard, que explotó con la actualización de variables, llamado Rodrigazo, en 1975.

-Viste más de cerca que la gran mayoría de los argentinos el Pacto Social de Gelbard que casi le explota en la cara a Juan Domingo Perón, ¿por qué también fracasó?

-El Pacto Social había sido muy bien pensado como una continuidad en pleno gobierno de Alejandro Agustín Lanusse, cuando José Ber Gelbard era presidente de la CGE (Confederación General Económica), y se dio cuenta que ese gran acuerdo sólo sería posible de concretar con Perón, con quien tenía una relación muy cercana. Perón lo participaba de todas las angustias que vivía en el período presidencial, y algunas me las contaba. Por ejemplo, que Perón se había dado cuenta que no se podría arraigar en el gobierno sin el apoyo político de los jóvenes. Y de ahí su vínculo con la Juventud Peronista. Pero lo que no se imaginaba Perón era que esa juventud creía en todo lo que se creía en esa época, que era que el socialismo estaba ahí. Y, peor aún, que se llegaría al socialismo por la lucha armada. Perón creía que los convencería fácilmente de desistir. Gelbard no lo veía tan fácil, pero ambas posiciones eran entendibles.

-Sin embargo, Perón parecía enojado e inclusive llegó a tratarlos de imberbes en público, en aquella Plaza de Mayo de 1974.

-El día que los jóvenes lo plantaron en la Plaza, Perón se largó a llorar dentro de la Casa Rosada. Gelbard había pensado que, por ese entonces, la Unión Soviética tenía una industria pesada buena y cara, no podía competir, pero que sí se contaba con un gran capacidad de aprovisionamiento de las Pymes locales e iba a tener una buena base, con lo cual en 10 años se desarrollaría una industria nacional. Por otro lado, le podría vender la producción agropecuaria, de la que los rusos por entonces eran dependientes. Tal fue así que cuando llegó la Dictadura, la venta de cereales se mantuvo, o sea que no estaba mal encaminado. ¿Qué hubiera sucedido de haber hecho ambas cosas? El país hubiera cambiado mucho.

-¿Pero... ?

-Que lo que se inició con Perón terminó con el golpe de la izquierda peronista, que no entendió un carajo, encendió el fósforo en el cohete en la Plaza de Mayo, reventó el escenario y lo hizo explotar. Murió Perón y ahí sí vino (Celestino) Rodrigo. Llegó lo peor, la dictadura. Aparecieron los gorilas, que habían empezado a decir bueno, volvió Perón, ahora qué vamos a hacer.

Planes quinquenales y trienales

-¿Cómo viviste de adentro la experiencia del Pacto Social?

-Al hacer el Plan Trienal, Gelbard tuvo en cuenta al Plan Quinquenal. Lo hemos hablado mucho con él. Antes de morir lo revisó mucho. Él no podía escribir nada, pero tenía una gran capacidad para explicar un tema. Y se había acostumbrado a hablar mucho conmigo. En 1960 asomaba en el CGE y (Rogelio) Frigerio (abuelo) se había largado a conquistarla. Yo trabajaba con Julio Broner, en CIFARA, haciendo informes económicos. Y como eran amigos con Gelbard me recomendó, junto a Daniel Larriqueta. Gelbard se hizo confidente mío cuando tenía dificultades. Como era muy amigo de los Kennedy, se exilió en Los Ángeles, pero además frecuentaba Nueva York. A través de una amiga, me ubicó en México adonde había ido yo, y venía una vez por mes a visitarme para charlar de todo. Me contó que se había dado cuenta que no se podría hacer algo así con la burguesía industrial con que contaba, sino que había que planificar. Que necesitaba de un mercado externo, no del tradicional porque sería bloqueado por Estados Unidos, sino alternativo, por eso el acercamiento a Rusia. Si le salía crecía mucho y recuperaba la capacidad de autonomía perdida. Esto que dice la izquierda de que Perón representaba a la burguesía, era en chiste, ya que ningún sector de ahí estaba con él.

-¿Y los industriales nacionales, las Pymes?

-Perón quiso hacer una industria nacional y se apoyó en la clase obrera, en realidad, porque no tenía adónde hacerlo, dándole mejor nivel de vida al de abajo y al sistema de la industria. En un primer momento, se había logrado inclusive convencer a un sector de la Sociedad Rural. Se asomaron a una realidad más amplia, y pensaron, bueno, si esto anda…

Tradicionalmente, el programa de la Sociedad Rural y la visión antiindustrialista de los gorilas son volver al pasado, y (Mauricio) Macri lo dice con todas las letras. ¿Australia? No, ojalá, si los ingleses en Australia impidieron que los terratenientes agarraran el poder. No se puede volver a la Argentina pastoril ni tampoco hacer la política industrial peronista. Hoy hay cadenas internacionales de producción. Hay que adaptarse. Es lo que no supo hacer Cristina (Fernández de Kirchner) a último momento. Jorge Castro suele decir algún día la van a reconocer a Cristina por el acuerdo con China. También se mandó macanas, como no acordar con la Federación Agraria, el acuerdo con Irán....

-Con los desarrollistas había una disputa ideológica o venía de largo un conflicto de intereses gremiales empresarios en la CGE?

-Los desarrollistas apostaron siempre, demasiado para esa época, a la inversión extranjera, mientras que Gelbard pensaba que dándole un mercado más grande a la industria necesitaría de una inversión extranjera seleccionada, no masiva. Cuando viví 9 años en México vi de cerca que la industria mexicana tenía posibilidades de ser autónoma, pero tenía al lado un mercado como el de Estados Unidos, con lo que estaba condenada a ser tomada por el capital extranjero. En cambio, la nuestra, aún en esa época, tenía una perspectiva de autonomía mucho mayor, y precisamente a eso le temió Estados Unidos.

-¿Temor de USA a la Argentina?

-La crisis del ´30 puso sobre el tapete el problema de la industria, porque hasta ese momento nosotros vivíamos de exportar materia prima agraria y a cambio recibíamos lo grueso de la industria, y lo que no podía importar se fabricaba. Pero por lejos teníamos el mercado interno más grande de América Latina. Sólo Brasil nos desplazó y hacia finales del '55/'56 Argentina tenía una industria con más condiciones de ser autónoma por el enorme mercado que había formado gracias a la fortaleza del ingreso nacional. Pero siempre fue obstaculizada, al revés de lo que sucedió en México y Brasil. Y como ni uno ni otro tuvieron un mercado interno temprano como el nuestro, esa industria no terminaba de tener una demanda propia.

-¿Qué opinás de una de las críticas que se le hacen a Perón de haber repartido antes de tiempo?

-Las conquistas sociales fueron concedidas, luego peleadas. Perón podría haber hecho otra cosa, pero al tener que pagar los ferrocarriles de la forma que tuvo que hacerlo. Estados Unidos nos relegó a la fila angosta, o sea que privó de recibir el ingreso que se hubiera podido obtener. Siempre temió por la política probritánica de los anteriores gobiernos, siempre vio peligro en el sur, pero fundamentalmente veía una etnia distinta. En México queda claro. El peso indígena es muy grande, y los mestizos son el 80% de la población. Para el Norte ese es un muro. En cambio, como nosotros éramos blancos nos recelaban. Se propusieron impedir que este país tuviera una política autónoma porque veían un problema a enfrentar.

Se sentían desafiados, pero además con lo que sucedió en Brasil con (Luís Carlos) Prestes o lo que pasó en México con la Revolución, no tenían contenido obrero, como la de Perón, sino campesina. La que se perfilaba acá, mirara como se la mirara, era una sociedad industrial.

La retahíla fatal

-¿A qué atribuís que tampoco en el regreso de la democracia, después del fin de los gobiernos militares derrotados en las Malvinas apareciera la solución económica?

-El Plan Austral fracasó porque no se sabía lo que era disponer de una moneda dólar o equivalente. Es esta política más otra, y en todo caso, Menem la ejecutó con más claridad. Macri habla de 70 años de responsabilidad peronista, pero cuando hacés la cuenta de en cuántos años hubo una política de ese signo, no pasa del 30% de ese tiempo. No hubo posibilidad. Se han ido empalmando políticas pero con unas anulando a las otras y para peor. Cuando se intenta algo distinto, como lo que hizo Néstor Kirchner en un buen momento, porque el mundo daba para eso y se destacaba China, pero Estados Unidos empezó a empujarla hacia afuera para conquistar el dominio absoluto en el mundo, y por eso se dio la integración entre Brasil y Argentina, si bien en la experiencia que juntó a (Luís) Lula (Da Silva) y Kirchner el nacionalismo cuando les iba mal pudo más que la visión común, y así fue como Cristina apeló a la inflación creyendo que era una crisis de 2 años, aunque terminaron siendo 10.

-Pero, entonces, volviendo al principio, ¿ningún plan puede caminar... ?

-En primer lugar, el tema es que no hay moneda. Porque los tradicionales y los que tienen plata apuestan a la actividad de siempre, no hacen una gran inversión adentro. Fugan el capital. Y se financia con deuda. En México ni por chiste pasa eso. Si tenés una moneda que la exportás para cambiarla, por supuesto que va a haber inflación. La Convertibilidad fue como una experiencia, cuando todavía no se veía muy claro que era éste el problema subyacente, y aún muchos lo siguen ignorando. El actual gobierno no va a reconocer la fuga de capitales, porque es lo que buscan, si no ¿por qué quieren reducir salarios? Así nadie puede comprar un dólar y los únicos que exportan capitales son ellos.

-¿No era que la devaluación todo lo podía?

-Si no hay suficiente inversión, tampoco crecen las exportaciones. Si a la fuga se le agrega la escasez de exportación de bienes, el que tiene excedentes con un tipo de cambio bajo se asegura la provisión de divisas y las manda afuera. Cuando está el cambio alto se puede exportar, pero hay que meterse dentro de los mercados y, en general, no se lo sostiene por mucho tiempo para ganarlos. Gelbard lo había visto y se adelantó: necesitaba un mercado externo cautivo porque no se lo iban a regalar. Y buscó el soviético. Esta fue la enorme lucidez que tuvo y nadie resaltó. Perón sí lo entendió y por eso lo bancó. Cristina se dio cuenta que lo podía hacer con China y lo hizo. En el kirchnerismo también lo entendieron, pero hay quienes odian a Gelbard. La crisis de 2008 planchó todo y provocó una salida mayor de capital de los países emergentes.

-¿Qué pensamientos le inspira escuchar propuestas pactistas que se tiran como solución a los problemas de fondo de la economía?

-Y, que por ejemplo, en el 2001 hubiera habido espacio para un pacto social, ahora no porque no dejaron nada, abrieron la importación de todo y no quedó ni un sector exento de problemas. Y encima Macri dice que si consigue la reelección lo hará a fondo. Hay un proceso social que es el siguiente: la clase media es la que está enamorada del macrismo de alguna manera. ¿Te parece que en la situación que está este país haya un 30 y pico por ciento que apuesta para que siga esta política? Los medios ocultan lo que roba este gobierno, que inclusive es mucho más que lo que se llevaron los otros. La izquierda tampoco lo denuncia, porque también es gorila. La única buena posibilidad es que pase lo mismo en Brasil. (Jair) Bolsonaro recién empezó pero se está deteriorando muy rápido, aunque no de la manera que lo hacemos nosotros. El Ejército brasileño le dice “Presidente...” Fijate que fue a China y no dijo nada de lo que suele hablar. Era otro gobierno. La burguesía paulista busca una integración industrial privilegiada con USA para ser ayudada a fortalecer esta área frente a China. Pero hay que ver si no tienen que volver si Trump no se sale con la suya.

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