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ANIVERSARIO

Magoya, Montoto y el Otro tienen la culpa, dijo Tato Bores

El 11/01/1996, Mauricio Borenzstein -mejor conocido por Tato Bores- murió a la edad de 70 años, en la Ciudad de Buenos Aires.

Mauricio Borensztein (Tato Bores) nació el 27/04/1925, hijo de un comerciante de pieles que habitaba en Avenida Córdoba y Libertad, el del medio entre Abraham y Enrique. Lo expulsaron de la escuela Julio A. Roca. En la Otto Krause llegó hasta 3er. año y se quedó sin secundaria. A los 15 años fue plomo de la orquesta de Luis Rolero y René Cóspito porque quería estar cerca del jazz y el piano mientras estudiaba clarinete.

En la despedida de soltero del músico Santos Lipesker, ontó unos chistes, lo escucharon el guionista Julio Porter y el cómico Pepe Iglesias ('El Zorro'), quien lo convocó para que lo acompañara en Radio Splendid, y Porter lo bautizó Tato Bores: 1945. Aquel año también debutó en teatro.

En 1946, a 'La escuelita humorística', con Pepe Arias, haciendo el papel de 'El niño Igor', que tuvo un 'spin-off': 'Las aventuras de Igor', cancelado porque era una mala influencia para los alumnos de la primaria.

Muchos papeles secundarios, poco dinero. La vida es difícil para quien ingresa al show-business sin padrino. Paradoja vivir así produciendohumor. Toda una efeméride.

En mayo de 1954, matrimonio con Berta Szpindler, empleada en un negocio de discos de los hermanos Borensztein. Para vivir juntos, un departamento prestado.

De 1957 a 1960 y por Canal 7, con Dringue Farías en 'La familia Gesa se divierte'.

En 1957, por el mismo canal estatal, 'Caras y morisquetas', con libretos de Landrú (Juan Carlos Colombres), donde comenzó con los monólogos y el frac, la peluca y el habano.

En 1960 comenzó por Canal 9 (Alejandro Romay), 'Tato, siempre en domingo', con libretos de César Bruto. En el programa apareció un cartel: "No culpe al espejo quien tiene la cara fea".

'Tato siempre en domingo' pasó a Teleonce (Héctor Ricardo García), y en el elenco estaban Fidel Pintos, Raúl Ricutti y Federico Manuel Peralta Ramos.

El siguiente guionista fue Jordán de la Cazuela, a quien consideró su mejor libretista. De la tele al Teatro Maipo, la vida era otra cosa. Podía vivir bien de su trabajo. Ya era un personaje y el monólogo era su herramienta. Por supuesto que tuvo problemas con los militares y hasta un exilio.

Dato: fue precursor, junto con Mirtha Legrand, de comer delante de las cámaras, inclusive con invitados. Pero lo inovidable fueron sus monólogos.

El histórico monólogo N° 2000 de Tato Bores - Planeta Tato Bores

Ejemplo:

"-La culpa de todo la tiene el Ministro de Economía, dijo uno.

-¡No señor!, dijo el ministro de Economía mientras buscaba un mango debajo del zócalo. La culpa de todo la tienen los evasores.

-¡Mentiras!, dijeron los evasores mientras cobraban el 50% en negro y el otro 50% también en negro. La culpa de todo la tienen los que nos quieren matar con tanto impuesto.

-¡Falso!, dijeron los de la DGI mientras preparaban un nuevo impuesto al estornudo. La culpa de todo la tiene la patria contratista; ellos se llevaron toda la guita.

-¡Pero, por favor...!, dijo un empresario de la patria contratista mientras cobraba peaje a la entrada de las escuelas públicas. La culpa de todo la tienen los de la patria financiera.

-¡Calumnias!, dijo un banquero mientras depositaba a su madre a siete días. La culpa de todo la tienen los corruptos que no tienen moral.

-¡Se equivoca!, dijo un corrupto mientras vendía a cien dólares un libro que se llamaba "Haga su propio curro" pero que, en realidad, sólo contenía páginas en blanco. La culpa de todo la tiene la burocracia que hace aumentar el gasto público.

-¡No es cierto!, dijo un empleado público mientas con una mano se rascaba el pupo y con la otra el trasero. La culpa de todo la tienen los políticos que prometen una cosa para nosotros y hacen otra para ellos.

-¡Eso es pura maldad!, dijo un diputado mientras preguntaba dónde quedaba el edificio del Congreso. La culpa de todo la tienen los dueños de la tierra que no nos dejaron nada.

-¡Patrañas!, dijo un terrateniente mientras contaba hectáreas, vacas, ovejas, peones y recordaba antiguos viajes a Francia y añoraba el placer de tirar manteca al techo. La culpa de todo la tienen los comunistas.

-¡Perversos!, dijeron los del Politburó local mientras bajaban línea para elaborar el duelo. La culpa de todo la tiene la guerrilla trotskista.

-¡Verso!, dijo un guerrillero mientras armaba un coche-bomba para salvar a la humanidad. La culpa de todo la tienen los fascistas.

-¡Malvados!, dijo un fascista mientras quemaba una parva de libros juntamente con el librero. La culpa de todo la tienen los judíos.

-¡Racistas!, dijo un sionista mientras miraba torcido a un coreano del Once. La culpa de todo la tienen los curas que siempre se meten en lo que no les importa.

-¡Blasfemia!, dijo un obispo mientras fabricaba ojos de agujas como para que pasaran diez camellos al trote. La culpa de todo la tienen los científicos que creen en el Big Bang y no en Dios.

-¡Error!, dijo un científico mientras diseñaba una bomba capaz de matar más gente en menos tiempo con menos ruido y mucho más barata. La culpa de todo la tienen los padres que no educan a sus hijos.

-¡Infamia!, dijo un padre mientras trataba de recordar cuantos hijos tenía exactamente. La culpa de todo la tienen los ladrones que no nos dejan vivir.

-¡Me ofenden!, dijo un ladrón mientras arrebataba una cadenita a una jubilada y, de paso, la tiraba debajo del tren. La culpa de todo la tienen los policías que tienen el gatillo fácil y la pizza abundante.

-¡Minga!, dijo un policía mientras primero tiraba y después preguntaba. La culpa de todo la tiene la Justicia que permite que los delincuentes entren por una puerta y salgan por la otra.

-¡Desacato!, dijo un juez mientras cosía pacientemente un expediente de más de 500 fojas que luego, a la noche, volvería a descoser. La culpa de todo la tienen los militares que siempre se creyeron los dueños de la verdad y los salvadores de la patria.

-¡Negativo!, dijo un coronel mientras ordenaba a su asistente que fuera preparando buen tiempo para el fin de semana. La culpa de todo la tienen los jóvenes de pelo largo.

-¡Ustedes están del coco!, dijo un joven mientras pedía explicaciones de por qué para ingresar a la facultad había que saber leer y escribir. La culpa de todo la tienen los ancianos por dejarnos el país que nos dejaron.

-¡Embusteros!, dijo un señor mayor mientras pregonaba que para volver a las viejas buenas épocas nada mejor que una buena guerra mundial. La culpa de todo la tienen los periodistas porque junto con la noticia aprovechan para contrabandear ideas y negocios propios.

-¡Censura!, dijo un periodista mientras, con los dedos cruzados, rezaba por la violación y el asesinato nuestro de cada día. La culpa de todo la tiene el imperialismo.

-That’s not true! (¡Eso no es cierto!), dijo un imperialista mientras cargaba en su barco un trozo de territorio con su subsuelo, su espacio aéreo y su gente incluida. The ones to blame are the sepoy, that allowed us to take even the cat (la culpa la tienen los cipayos que nos permitieron llevarnos hasta el gato).

-¡Infundios!, dijo un cipayo mientras marcaba en un plano las provincias más rentables. La culpa de todo la tiene Magoya.

-¡Ridículo!, dijo Magoya acostumbrado a estas situaciones. La culpa de todo la tiene Montoto.

-¡Cobardes!, dijo Montoto que de esto también sabía un montón. La culpa de todo la tiene la gente como vos por escribir boludeces.

-¡Paren la mano!, dije yo mientras me protegía detrás de un buzón. Yo sé quién tiene la culpa de todo. La culpa de todo la tiene El Otro. ¡El Otro siempre tiene la culpa!

¡Eso, eso!, exclamaron todos a coro. El señor tiene razón: la culpa de todo la tiene El Otro.

Dicho lo cual, después de gritar un rato, romper algunas vidrieras y/o pagar alguna solicitada, y/o concurrir a algún programa de opinión en televisión (de acuerdo con cada estilo), nos marchamos a nuestras casas por ser ya la hora de cenar y porque el culpable ya había sido descubierto.

Mientras nos íbamos no podíamos dejar de pensar: ¡Qué flor de guacho que resultó ser El Otro...!".

Alberto Olmedo Con Tato Bores - Año 1986

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