George Clooney cumple 64 años: El galán que nunca se quedó solo con la cara bonita

El emblemático George Clooney, ícono de Hollywood, pasó de vender zapatos a brillar como actor, director y activista sin perder la facha ni el compromiso.

Por GERMÁN MOLKUC

Este 6 de mayo, George Clooney cumple 64 años y sigue siendo uno de los más grosos de Hollywood. Actor, director, productor y activista, su historia va mucho más allá de la pinta: hay esfuerzo, tropiezos y una carrera construida a pulmón que empezó muy lejos de la fama y lo llevó a ganarse el respeto del mundo entero.

George Clooney y un arranque a puro rebusque

George Timothy Clooney nació en Lexington, Kentucky, en 1961, en una familia con sangre de escenario. Su mamá, Nina, fue reina de belleza y concejala; su papá, Nick, periodista de televisión; y su tía, la gran Rosemary Clooney, una cantante y actriz famosa de los '50. Aun así, su vida no fue color de rosa.

De chico tuvo una etapa dura: sufrió parálisis facial por el síndrome de Bell cuando estaba en la secundaria. "Imaginate tener la mitad de la cara inmóvil justo cuando más te importa lo que digan los demás...", contó años después. Eso lo obligó a aprender a reírse de sí mismo, algo que se volvió parte de su personalidad pública: autocrítico, gracioso y cero divo.

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George Clooney nació en Kentucky, tuvo una infancia difícil con parálisis facial y muchos trabajos comunes antes de actuar. Probó ser beisbolista, estudió periodismo y llegó a Los Ángeles sin un peso.

Pasó por varias escuelas entre Kentucky y Ohio, fue monaguillo en la iglesia y hasta estudió periodismo un par de años, aunque nunca se recibió. Probó suerte como beisbolista profesional, pero no pasó las pruebas con los Cincinnati Reds, algo que lo bajoneó pero no lo frenó. Trabajó de todo: vendía zapatos, seguros puerta a puerta, cargaba cajas, cortaba tabaco... y hasta dormía en un armario en la casa de un primo cuando recién llegó a Los Ángeles, sin plata.

Ese aguante y esas mil vidas previas al estrellato son parte de lo que lo hace distinto: Clooney la peleó como cualquiera antes de pegarla.

Doctor facha, ladrón de casinos y activista con todas las letras

El gran salto lo dio en 1994 con ER Emergencias, donde fue el Dr. Doug Ross, ese pediatra canchero que rompía corazones en el hospital y en la tele. Estuvo cinco temporadas y se volvió un ícono. De ahí saltó al cine y, lejos de quedarse en lo fácil, eligió papeles arriesgados: fue Batman, un ladrón de bancos en Un romance peligroso, un soldado en Tres reyes, y hasta un preso que cantaba en ¿Dónde estás, hermano?, donde ganó un Globo de Oro.

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Se hizo famoso en ER Emergencias como el Dr. Ross y luego brilló en el cine con Un romance peligroso, Syriana, ¿Dónde estás, hermano? y La gran estafa, ganando premios importantes.

En 2005 se llevó el Oscar como actor de reparto por Syriana, donde interpretó a un agente de la CIA con muchas sombras. Ese mismo año dirigió y escribió Buenas noches, y buena suerte, una joya en blanco y negro sobre el periodismo y la ética. Con eso demostró que no era solo una cara linda: tenía cabeza y compromiso. A lo largo de los años, trabajó con grosos como los hermanos Coen, Steven Soderbergh y Alfonso Cuarón. Participó en proyectos como Los descendientes, Gravedad, Michael Clayton, Amor sin escalas y Secretos de estado, donde también se metió como director. En todos dejó su marca.

Pero también usó su fama para militar causas importantes: hizo campaña por los derechos humanos, denunció el genocidio en Sudán, apoyó iniciativas contra la pobreza mundial y se metió de lleno en política sin miedo. En los últimos años no aflojó: coprotagonizó Pasaje al paraíso con Julia Roberts, volvió a juntarse con Brad Pitt para Lobos y debutó en Broadway con Buenas noches, y buena suerte, rompiéndola tanto que lo nominaron al Tony. Ah, y en la semana del estreno, la obra hizo 3,3 millones de dólares, rompiendo récords.

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Fue dirigido por los hermanos Coen, Cuarón y Soderbergh, actuó en éxitos como Gravedad y Los descendientes, debutó en Broadway y rompió récords con Buenas noches y buena suerte.

Y como si todo eso fuera poco, también produjo un montón de pelis, incluyendo Argo, que ganó el Oscar, y recibió premios importantes como el Cecil B. DeMille (Globo de Oro a la trayectoria) en 2015 y el Kennedy Center Honor en 2022.

Con 64 años, George Clooney no solo sigue vigente: está en uno de sus mejores momentos. Tiene humor, talento, compromiso y esa actitud relajada que nunca pierde el centro. Un tipo que no se la cree, pero se la banca.

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