Soja: Sequía en Brasil y una nueva ventana para Argentina

La posibilidad de una escasez en los mercados internacionales está latente, con la presión creciente sobre los precios de la soja en un contexto de oferta cada vez más ajustada. La posibilidad de una escasez en los mercados internacionales está latente, con la presión creciente sobre los precios de la soja en un contexto de oferta cada vez más ajustada.

La calma que antecede al ajuste

No obstante, este panorama no es uniforme. El informe del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), publicado en septiembre, sorprendió a los operadores de mercado.

Pese a proyectar una producción elevada en el país norteamericano, las expectativas bajistas que este tipo de informes suelen generar no se materializaron. Pese a proyectar una producción elevada en el país norteamericano, las expectativas bajistas que este tipo de informes suelen generar no se materializaron.

En años anteriores, informes similares provocaron fuertes caídas de precios, pero en esta ocasión, el mercado pareció tomar distancia de las señales tradicionales.

La aparente calma podría explicarse, en parte, por las maniobras previas de los fondos de inversión que, ante las expectativas de un escenario bajista, ajustaron sus posiciones. Además, las condiciones climáticas inciertas, tanto en Sudamérica como en Estados Unidos, sumadas a la expectativa de una intervención del gigante asiático en caso de que los precios caigan bruscamente, sostuvieron el valor de la soja en las últimas semanas.

Por otro lado, los factores macroeconómicos globales también juegan su rol. Por otro lado, los factores macroeconómicos globales también juegan su rol.

La fortaleza del dólar, sumada a las señales de desaceleración económica en distintas regiones, podría limitar el consumo de productos agrícolas. Sin embargo, la estrategia de compra escalonada adoptada por algunos actores clave, como los usuarios finales de maíz y trigo, evitó una caída abrupta de los precios.

Esto sugiere que, al menos por el momento, el mercado se mantiene en una situación de equilibrio delicado. Esto sugiere que, al menos por el momento, el mercado se mantiene en una situación de equilibrio delicado.

Octubre: Mes decisivo

El mes de octubre marcará un punto de inflexión para el mercado de soja, particularmente en Brasil, donde comienza la temporada de siembra. El USDA revisó al alza las proyecciones de área sembrada en el país, estimando una cobertura de 47,3 millones de hectáreas, con una producción proyectada de 169 millones de toneladas. Si bien las condiciones climáticas iniciales parecían favorables, la distribución irregular de lluvias podría generar complicaciones logísticas similares a las de la campaña 2020/21.

En ese entonces, el retraso en la siembra implicó una mayor concentración de la cosecha en febrero, lo que encareció los costos de transporte y generó problemas en la oferta durante los meses de enero y febrero.

En este contexto, Estados Unidos podría beneficiarse temporalmente, ya que cuenta con grandes inventarios que podrían cubrir la demanda global en caso de que la oferta sudamericana se vea limitada.

Sin embargo, la volatilidad persiste y cualquier cambio en las condiciones meteorológicas en Brasil o Argentina podría alterar significativamente las perspectivas. Sin embargo, la volatilidad persiste y cualquier cambio en las condiciones meteorológicas en Brasil o Argentina podría alterar significativamente las perspectivas.

China y la incógnita de la demanda

El comportamiento de China en los próximos meses será clave para determinar la dirección del mercado. El gigante asiático atraviesa un proceso deflacionario que generó interrogantes sobre su capacidad de mantener el nivel de compras de productos agrícolas, especialmente soja y maíz. A pesar de que la inflación de alimentos resultó menor de lo anticipado, lo que afectó el consumo interno, las restricciones en la importación de otros productos como sorgo y cebada suman un factor de incertidumbre.

Además, la caída de los precios internos del trigo y el maíz en China podría influir en la intención de siembra de los agricultores de cara a 2025. Este escenario plantea una amenaza para la demanda de soja en el mediano plazo, justo cuando la oferta global continúa expandiéndose.

¿El futuro en manos de Brasil?

En el largo plazo, los precios de la soja estadounidense no dependerán únicamente de las decisiones de compra de China, sino también del desempeño de las cosechas sudamericanas. La capacidad de Brasil para mantener una producción robusta será un factor decisivo, ya que la posibilidad de sustituir las exportaciones por demanda interna en Estados Unidos es limitada.

Asimismo, la relación estratégica entre China y Brasil podría redefinir el panorama del comercio de soja. Asimismo, la relación estratégica entre China y Brasil podría redefinir el panorama del comercio de soja.

Si bien la demanda china fue un pilar en el sostén de los precios, las condiciones climáticas y logísticas en Sudamérica serán determinantes para el balance de poder en este mercado. Aunque persisten algunos indicadores alcistas, la tendencia bajista dominará el escenario siempre que las condiciones climáticas en el hemisferio sur se mantengan estables.

Con todo esto en mente, octubre y los meses siguientes serán cruciales para el futuro del mercado de soja, en un contexto donde la volatilidad parece ser la única constante.

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