Rusia intenta provocar una demanda de rublos que impida el derrumbe de su moneda cuando su programa de expansión monetaria debería aumentar ante las necesidades que le provocan las sanciones comerciales y financieras de Occidente. Además, así consolidará la desdolarización de su economía, una prioridad estratégica hoy día.
DEFENDIENDO LA MONEDA
Rusia crea una demanda de rublos que estabilice su valor
Rusia anunció que continuará suministrando gas de acuerdo con los volúmenes y precios de los contratos pero sólo aceptará rublos como moneda de pago.
Rusia se negará a aceptar pagos por suministros de gas natural en monedas de países que le han sancionado, o sea con los que cesó relación financiera, incluidos dólares y euros, y exigirá pagos en rublos, anunció el presidente ruso Vladímir Putin.
Cuando comenzó el conflicto, The New York Times advirtió que el ataque al rublo era un punto frágil que Joe Biden había identificado en la estructura de Rusia. La frase fue: "Al imponer sanciones al banco central de Rusia, dijeron los expertos, los líderes europeos y estadounidenses han apuntado a la que podría ser una de las mayores debilidades del presidente Vladimir Putin: la divisa del país."
En aquella nota se incluyó: “Si la gente confía en la moneda, el país existe”, dijo Michael S. Bernstam, un becario de investigación en la Institución Hoover de la Universidad de Stanford. “Si no, entonces se hace humo”.
De eso trata esta frase ahora de Putin:
Putin subrayó que Rusia seguirá suministrando gas natural "de acuerdo con los volúmenes y precios, de acuerdo con los principios de fijación de precios fijados en los contratos celebrados anteriormente".
"A diferencia de algunos colegas, valoramos nuestra reputación comercial como socio y proveedor confiable", dijo Putin.
Volvió a aclarar que los cambios afectarán únicamente a la moneda de pago, e instruyó al Gabinete de Ministros para que emitiera una directiva correspondiente a Gazprom sobre la modificación de los contratos existentes.
El mecanismo
Estados Unidos, la Comisión Europea, Gran Bretaña y Canadá acordaron eliminar a algunos bancos rusos del sistema internacional de pagos conocido como SWIFT y restringir que el Banco Central de Rusia utilice sus miles de millones de dólares en reservas internacionales.
Ha llamado la atención la expulsión de los bancos del sistema SWIFT, pero el punto crucial por el cual los aliados occidentales creen tener ventaja se reduce a que, a pesar de que el banco central de Rusia es dueña de los activos, no los controla: gran parte de ese dinero no se halla en bóvedas ni en instituciones financieras rusas.
La gran reserva de divisas extranjeras que tiene Rusia respaldaba el valor del rublo. Las reservas también facilitaban las transacciones cotidianas de los negocios rusos que importan y exportan. Pero ¿qué sucede cuando esas reservas son bloqueadas o inmovilizadas?
Rusia precisa modificar su mecanismo de respaldo de la moneda. Por lo tanto, ahora genera una demanda externa. Al menos es el propósito.
Según Putin, Occidente ha demostrado a todos que las obligaciones en euros y dólares no se pueden cumplir.
"Durante las últimas semanas, como saben, varios países occidentales adoptaron decisiones ilegales para congelar los activos rusos”, dijo Putin durante una reunión del gobierno realizada a través de un enlace de video. “Occidente ha destruido de facto la credibilidad de sus monedas”.
El ministro de Finanzas, Anton Siluanov, dijo que Rusia no pudo acceder a reservas por un valor de alrededor de US$ 300.000 millones debido a las sanciones.
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