El BCRA informó en las últimas horas que, además de las Leliqs, los bancos podrán mantener bonos del tesoro como parte de sus encajes (la parte de los depósitos que debe quedar inmovilizada de forma precautoria) en la búsqueda del desarrollo del mercado de capitales y para crear un mercado líquido y profundo para los títulos públicos.
ENCAJES
Atención, peligro: El Gobierno abrió la puerta a una nueva crisis bancaria
Se acerca un tercer trimestre con importantes vencimientos de deuda en pesos (julio y agosto concentran pagos por alrededor de $1 billón) y la intención oficial es obtener un fondeo adicional para minimizar las necesidades de asistencia monetaria del Banco Central. Por eso la entidad que preside Miguel Pesce habilitó que a partir de junio los bancos puedan migrar la porción de encajes integrada en Leliq a títulos de deuda del Tesoro. Según un informe, Economía podría hacerse de unos $90.000 millones adicionales por esta vía al tratarse de una medida de carácter voluntario. Pero lo optimista del anuncia oculta lo peligroso: y algunos malos recuerdos que ponen en jaque los depósitos de los ahorristas locales.
Además, para alentar el uso de esta alternativa, la entidad que preside Miguel Pesce se comprometió a recomprar los títulos en caso de que los bancos lo requieran mediante una ventanilla de liquidez inmediata.
Pero lo optimista del mensaje del BCRA oculta sin embargo lo peligroso.
El economista Martín Tetaz resume la advertencia en su informe económico:
"Los problemas son varios. En primer lugar, el financiamiento por la vía directa de los bancos le sale más caro al tesoro y más barato al BCRA, o puesto en otras palabras; una parte del déficit cuasi fiscal se convierte en déficit fiscal.
En segundo lugar, el desequilibrio en la hoja de balance del Central, por un pasivo (lelics y pases) que crece al ritmo de la tasa de política monetaria y un activo (reservas) planchado por la decisión de usar el dólar oficial como ancla, podía resolverse devaluando pero, aunque el desequilibrio fiscal del tesoro también se puede licuar por esa vía, los bancos pueden usar bonos atados al CER para amortiguar el impacto y reducir el margen de maniobra del tesoro.
En tercer lugar, pero no menos importante, aparece un riesgo nuevo para los depositantes que es el default del tesoro, que podría convertir una crisis fiscal en una bancaria. Es cierto que la integración de títulos públicos a los encajes se hace a precio de mercado y que los instrumentos son de mediano plazo (entre 180 y 450 días) pero ya hemos visto por ejemplo en agosto del 2019, como pueden colapsar en una semana.
Al mismo tiempo, el hecho de que los bonos del tesoro calcen los depósitos de los ahorristas puede operar como un desincentivo fuerte al default, porque una cosa es embromar a un fondo, máxime si es del exterior, pero otra cosa es llevarse puestos a los ahorristas domésticos, algo que ya ocurrió con el Bonex y con el corralito, pero que implica costos políticos mucho mas altos que un default que puede ser maquillado de gesta patriótica.
Por supuesto, lo ideal sería que la economía se recupere, que la moneda se estabilice y que vuelva el crédito al sector privado, para reducir la exposición al sector público. Pero en la práctica, el estado consigue sortear los límites que se había autoimpuesto y llevarse mas pesos de los depositantes".
No fue el único, Nicolas Cachanosky se refirió también a los riesgos de esta decisión en el diario 'Perfil' donde afirma que:
- "Las explicaciones del BCRA no son muy convincentes. Por un lado, admite quizás inconscientemente, que no hay apetito por deuda del gobierno. Dado que el mercado no quiere comprar bonos del tesoro, se les da la opción a los bancos de comprarlos y usarlos como parte de sus encajes. Si la deuda argentina fuese creíble, no haría falta extender el mercado de deuda argentina a los encajes bancarios.
La segunda explicación es aún más curiosa. El bajo desarrollo del mercado de capitales argentino no se debe a que los bancos no puedan tener bonos del tesoro como parte de sus encajes. El mercado de capitales atrae fondos de inversión. Los fondos de inversión van a donde se esperan altas rentabilidades. En Argentina hay cepo cambiario, alta presión fiscal, regulación asfixiante, una legislación laboral que atenta contra la contratación de empleados, una economía cerrada al comercio internacional, y permanece como una de las economías menos libres del mundo. Invertir en Argentina no es atractivo.
(...)Permitirles a los bancos adquirir bonos de un defaulteador serial como lo es el gobierno argentino difícilmente solucione el problema.
El problema no es que el último comunicado del BCRA no solucione el problema del pequeño mercado de capitales de Argentina, el problema es que es una medida riesgosa. (...) trae a la memoria al menos dos eventos históricos. El primero es el plan Bonex, donde se obligó a los bancos a canjear depósitos por bonos del tesoro. Un default maquillado que terminaron pagando los depositantes.
El otro evento es la estatización de las AFJP. (...)
¿Qué certeza tenemos de que este comunicado no es el primer paso a un forzado canje de depósitos por bonos?" (...).
Por otro lado, finaliza con la advertencia: "Si el BCRA desea retirar esos pesos de circulación, debe volver a foja cero y emitir Leliqs. El problema se complica aún más si los bancos desean vender bonos del tesoro porque el gobierno reperfila nuevamente su deuda. ¿A qué precio va el BCRA a adquirir los bonos del tesoro que tienen los bancos? Si lo hace a precio de mercado, entonces no se elimina la potencial corrida bancaria. Si lo hace a precio técnico, entonces hay un salvataje al sistema financiero que, una vez más, pagan los contribuyentes vía mayor inflación y/o tasas de interés."
Según el diario 'Ambito Financiero', la consultora '1816' realizó una proyección según la cual "Si suponemos que el 20% de las Leliq que actualmente encajan los bancos públicos, el 10% de las de los privados nacionales y el 5% de las de los privados extranjeros ahora se swapean por títulos del Tesoro, esto incrementará la asistencia al fisco en alrededor de $90.000 millones (12% del stock total de Leliq que se encaja)".
Claro que para el Gobierno no es una suma menor. Pero en el actual contexto económico y político de la Argentina lo que no es menor es el riesgo que implica dejar la puerta abierta a una posible crisis bancaria... o mejor, a otra posible crisis bancaria, pues ya tenemos acumuladas varias y en tiempos no tan lejanos.