ANÁLISIS renunciamiento > Alberto Fernández > Frente de Todos

PANORAMA

Un renunciamiento que al FdT no le alcanza

El Presidente declinó ir por la reelección. Sin embargo, el devenir económico sería el verdadero condicionante de la competitividad del FdT.

Alberto Fernández confirmó que no buscará su reelección. Esto fue celebrado por las facciones del Frente de Todos antagónicas al Presidente bajo el supuesto de que es un "paso necesario" que posibilitará un “reordenamiento” del espacio con miras a volverlo más competitivo. Sin embargo, que la declinación de Fernández sea la solución definitiva a la zozobra electoral del oficialismo es algo que deberá comprobarse. La evolución de la economía en los próximos meses sería el verdadero determinante de la suerte en las urnas del conglomerado peronista. En este sentido, el renunciamiento de Fernández puede resultar "necesario" para el oficialismo, pero es a todas luces insuficiente para sus objetivos.

En su video titulado “Mi decisión”, el Presidente argumenta su renunciamiento -del que habla tácitamente- con que los problemas derivados de la sequía lo obligan a “rediseñar objetivos”, a los que deberá dedicarse “exclusivamente”. “Tengo que concentrar mi esfuerzo en resolver los problemas de los argentinos”, dice en el clip de casi 8 minutos. El desafío económico es, entonces, el eje que el Presidente escoge para explicar por qué se baja, aunque la realidad indica que es porque no tiene una potencia electoral que le permita doblegar la presión de sus socios de coalición para excluirlo y que amenazaba agudizarse. El último sondeo de la consultora Management & Fit le adjudica al Presidente un techo en su intención de voto del 8,7% en su mejor escenario, en el que Sergio Massa lo duplica.

https://twitter.com/alferdez/status/1649395866820542464

La dedicación full time a atender el flanco económico probablemente sea una excusa para el desistimiento de Fernández. Pero eso no quita que el horizonte en esa materia sea nubarroso. Por esta horas se están revisando las previsiones privadas del recorte del ingreso de dólares del agro por motivo de la sequía. Podría estirarse hasta los US$25 mil millones. En ese contexto, la afluencia del 3er capítulo de la saga del ‘Dólar Soja’, con el que se esperaba recolectar unos US$5.000 millones, no se produjo hasta el momento con la velocidad prevista. “No está teniendo éxito”, dijo sin vueltas Gustavo Idígoras, que lidera a los exportadores cerealeros.

Esa demora conduce a un nuevo ajuste del cepo a los importadores que el Banco Central anunció el viernes y con el que espera ahorrarse unos US$2.000 millones. La suba de la tasa de interés para estimular que los pesos se queden en los plazos fijos es, al mismo tiempo, otra señal de que el Central se está quedando sin dólares.

En la escasez de divisas y la aceleración de la inflación que incrementan las expectativas de devaluación habría que buscar la explicación de la corrida de esta semana que disparó los dólares financieros y el blue más que en la inverosímil posibilidad de que Antonio Aracre, ahora exjefe de Asesores de Alberto Fernández, pudiera reemplazar a Sergio Massa como ministro de Economía. Las versiones sobre una renuncia de Massa comenzaron antes del fin de semana pasado. Señalaban que el ministro abandonaría la cartera en junio para dedicarse a su candidatura presidencial. Era un rumor cuyo origen sindicaban en el Palacio de Hacienda.

https://twitter.com/tonyaracre/status/1648436446028759041

A eso se le sumó otro rumor: que Aracre podría asumir el lugar de Massa. Surgió después de una reunión en la que exSyngenta le presentó al Presidente una serie de propuestas, que algunos llamaron ‘plan económico’. Se trataba, en síntesis, de las mismas iniciativas que Aracre comentó de forma pública antes de sumarse al Gobierno: desdoblamiento cambiario, congelamiento de precios y el pago de una suma fija para recomponer salarios, entre otros. “Aracre calienta motores”, dijo el periodista Carlos Pagni en su programa de LN+ y se desató un nuevo cruce entre la Casa Rosada y el Palacio de Hacienda con la tormenta cambiaria de telón de fondo. Aracre salió eyectado y Fernández y Massa se sacaron una foto para mostrar distensión después de acusaciones cruzadas que incluyeron a Malena Galmarini, titular de Aysa y esposa del ministro, presagiando -retuit mediante- “el final” del Gobierno si su marido lo abandonaba.

Massa, por su lado, pareció exhibir en estos días cierta abstracción de las urgencias. No hizo pronunciamiento alguno respecto del 7,7% que arrojó la inflación en marzo y que volvió una ficción un índice “que comience con 3” en la medición de este mes. Prefirió, en cambio, una agenda feliz, con chichoneos con el jefe de la AFA, Claudio ‘Chiqui’ Tapia, en la oficialización de la elección de la Argentina como sede el mundial Sub-20 de fútbol, o una reunión con retrato incluido con los vencedores de las elecciones de Neuquén y Río Negro. No faltaron las interpretaciones respecto de que el ministro parecía desconectado de, como él suele decir, “los problemas de la gente”.

https://twitter.com/SergioMassa/status/1648016123361632268

Como nunca, Massa insinuó moverse como candidato. Es curioso, porque no está en el mejor momento de su gestión. La inflación en abril amenaza con mantenerse en los niveles del mes previo, el Banco Central se queda sin dólares (el déficit comercial de marzo fue el más pronunciado desde agosto de 2018) y las previsiones apuntan a una caída de la actividad, que podría ser de hasta el 3% en el año producto del impacto de la sequía en el agro. Por otra parte, en el primer trimestre del año la canasta básica que determina el nivel de pobreza en las familias se incrementó un 30%. La CGT advirtió en un documento sobre la posibilidad de un “deterioro social” y pidió “acciones urgentes”.

Esas dificultades no se resuelven con el apartamiento de Alberto Fernández de la competencia electoral. De hecho, la presión cambiaria no cedió: el blue y los dólares financieros volvieron a subir el viernes, a pesar de que el Presidente comunicó su decisión antes de que abrieran los mercados.

https://twitter.com/INDECArgentina/status/1649126082874834955

En ese marco, dotar al FdT de competitividad asoma como una tarea titánica. Otro eje del mensaje presidencial fue la insistencia en que el candidato oficialista se decida en una PASO y no por la decisión unilateral de Cristina Kirchner. La Vicepresidente se autopercibe proscripta y reiteró que no competirá. En la Casa Rosada deslizan que esgrime esa condición para arrogarse la facultad de definir al postulante. CFK reaparecerá el próximo jueves en un teatro en La Plata en el que se lanzó para las elecciones de 2005 y 2007. En ese simbolismo recaen las esperanzas de muchos dirigentes que la siguen y que la quieren en la boleta en octubre.

Aunque Fernández ratificó su deseo de una elección primaria oficialista, al término de la reunión del PJ del viernes esa posibilidad no era excluyente. Agustín Rossi, jefe de Gabinete, habló de que “2 o 3 listas” pudieran competir, pero no descartó que surja un candidato de “síntesis”. Rossi se anotó en la carrera interna una vez que el Presidente confirmó que se bajaba. Daniel Scioli, en cambio, no esperó esa señal y desde hace semanas que se presenta como precandidato. Ambos responderían al lado albertista de la vida, más allá de la postal del embajador de Brasil con la camporista Mayra Mendoza. Del lado del kirchnerismo aparecen Eduardo ‘Wado’ de Pedro y Juan Grabois.

¿Y Massa? El ministro de Economía preferiría ser ese candidato de la unidad que tal vez aparezca a último momento. Cuenta con el apoyo de Cristina Kirchner, con quien habla de forma permanente y lo defiende en privado. Pero, otra vez, el devenir económico sería el condicionante último. “Si no baja la inflación, no creo que llegue a ser candidato”, comenta bajo reserva un consultor político.

Más contenido de Urgente24

Por los mapuches en Bariloche banalizan a Julio Argentino Roca

Martín Tetaz: "El problema de las propuestas de Milei no es que sean inviables, sino que son malas"

María Eugenia Vidal advirtió: "En JxC nadie apoya dolarizar"

Desdoblamiento bonaerense, lo que detonó a Alberto Fernández