DEBATE

TEJIDO SOCIAL

"Cualquiera que esté celoso del vecino, ahora puede denunciarlo"

Uno de los efectos invisibles pero graves de la cuarentena: el creciente nivel de desconfianza y sospecha que se da entre vecinos por las denuncias de violaciones a las normas de confinamiento así como por el miedo al contagio. En Alemania, país que ha experimentado el nazismo y el comunismo, la Policía de Berlín tuvo que pedir a la población que cesara de denunciar. "El fenómeno es universal, pero con diferentes características regionales", explicó Rafael Behr, profesor de criminología y sociología en la Academia de Policías de Hamburgo, a AFP. "Cuanto más se prolongue la emergencia, la gente se volverá más antisocial, desconfiará y sospechará más de su vecino; sobre si, por ejemplo, es contagioso."

La situación inédita que están atravesando practicamente todos los países del mundo, tendrá consecuencias que aún no podemos ver ni medir. ¿Cómo afectará al tejido social el incentivo a denunciar al violador de la cuarentena?

En Alemania, por ejemplo, un país que conoce lo que es la vigilancia por haber experimentado el nazismo y el comunismo, la policía de Berlín tuvo que pedirle a la gente que cesara de llamar al número de emergencia para hacer denuncias de violación de cuarentena, aclarando que no está diseñado para eso. En Munich, llaman entre 100 y 200 ciudadanos para denunciar violaciones a la cuarentena.

Por su pasado, el regreso a las denuncias y a tan alto estado de vigilancia suscitó un debate caliente en Alemania. ¿Legitima la crisis actual retornar a esta práctica?

El término "denunziant" (podría traducirse como "soplón") se ha vuelto trending topic en Twitter, acompañado de referencias al Tercer Reich y a la policía secreta Stasi, reporta la agencia AFP.

"Todo esto parece confirmar un prejuicio bien asentado en los alemanes respecto de sí mismos: que cuando hay duda, una parte de la población está dispuesta a convertirse en una extensión del poder del estado", explicó el profesor de psicología Christian Stoecker a Der Spiegel.

Pero Alemania no es una excepción: otros países, quizás con un pasado menos cruento, experimentan lo mismo.

"El fenómeno es universal, pero con diferentes características regionales", explicó Rafael Behr, profesor de criminología y sociología en la Academia de Policías de Hamburgo. "Cuanto más se prolongue la emergencia, la gente se volverá más antisocial y desconfiará y sospechará más de su vecino; sobre si, por ejemplo, es contagioso."

Lo más peligroso del estado de vigilancia social es que puede haber casos en que la denuncia de violación de cuarentena se use para vengar cuestiones personales.

"Cualquiera que esté celoso de su vecino, ahora tiene la oportunidad de denunciarlo por la mínima violación a las reglas del coronavirus", dijo Behr. "Esto envenena las relaciones sociales."

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