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FINALES TRÁGICOS

Amy Winehouse: talento, dolor y un final antes de tiempo

A diez años de su muerte, Amy Winehouse es recordada por todo su talento pero también por todo su dolor.

Tres botellas de vodka firmaron la sentencia de muerte de Amy Winehouse. Después de años de batallar contra el alcoholismo y el abuso de drogas, la cantante de 27 años falleció sola en su habitación tres días después de romper una racha de sobriedad. Una década después se la sigue recordando pero no con la lástima que se tiene hacia una persona sufriente, sino como a una artista inigualable marcada por el dolor.

El nacimiento de una leyenda

La música era su vida. Siempre lo fue. Obstinada, rebelde y ambiciosa sabía que iba a llegar lejos. Le dedicaba poco tiempo a los estudios porque le parecían poco relevantes: ella iba a ser una estrella.

"Yo diría que mi vida escolar y los informes escolares están llenos de 'podría hacerlo mejor' y 'no funciona en todo su potencial'. Quiero ir a algún lugar donde esté estirado hasta mis límites y quizás incluso más allá. Para cantar en lecciones sin que me digan que me calle ... Pero sobre todo tengo este sueño de ser muy famosa. Trabajar en el escenario. Es una ambición de toda la vida. Quiero que la gente escuche mi voz y simplemente ... olvide sus problemas durante cinco minutos”, escribió en su carta de admisión a la prestigiosa escuela de música Sylvia Young Theatre School. "Yo diría que mi vida escolar y los informes escolares están llenos de 'podría hacerlo mejor' y 'no funciona en todo su potencial'. Quiero ir a algún lugar donde esté estirado hasta mis límites y quizás incluso más allá. Para cantar en lecciones sin que me digan que me calle ... Pero sobre todo tengo este sueño de ser muy famosa. Trabajar en el escenario. Es una ambición de toda la vida. Quiero que la gente escuche mi voz y simplemente ... olvide sus problemas durante cinco minutos”, escribió en su carta de admisión a la prestigiosa escuela de música Sylvia Young Theatre School.

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Tenía 12 años y decir que su talento sorprendió por completo a la directora de la institución sería quedarse corto. A tan temprana edad llegaron a compararle con gigantes de la música como Ella Fitzgerald.

Una voz profunda, emotiva y que daba vida a cada melodía como ninguna otra podía hacerlo definían el estilo de una joven que, dentro de muy poco, sonaría en las radios de todo el mundo.

A los 19 años sacó su primer álbum, “Frank”, en donde ya narraba historias sobre corazones rotos y consumo de drogas. Sólo eso hizo falta para ponerla en el top tres de artistas británicos del momento. Tres años más tarde saldría la obra que la catapultaría a la fama internacional: “Back To Black”. Con apenas 23 años se convertía en historia siendo la primera mujer en llevarse cinco Grammys en una noche.

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Así nacía la figura icónica de Amy Winehouse con un inmenso talento, letras que llegan hasta lo profundo del alma y un distintivo delineado negro.

Pero, mientras su arte cobraba vida, ella perdía la suya. Las relaciones amorosas conflictivas, el consumo de drogas pesadas y los excesos de alcohol eran cada vez más intensos. Lo que había detrás, mucho peor: una salud mental debilitada que sufría cada vez que debía subirse a un escenario.

Amor, caos y fama incontrolable

Amy Winehouse enfrentaba sus propios demonios: sufría de depresión, autolesiones y problemas alimenticios. Sus adicciones, según expertos de la salud, eran un intento desesperado de su parte para acallar los males de su mente. Pero todo empeoró cuando sumó a un demonio ajeno.

Conoció a Blake Fielder-Civil en su círculo de artistas en donde la droga, el alcohol y la creatividad se mezclaban. A partir de ese momento, todo empeoró.

Amy Winehouse y Blake.jpg

"Amy cambió de la noche a la mañana después de conocer a Blake", relató su primer manager, Nick Godwyn, en diálogo con The Times en 2007 . “Simplemente sonaba completamente diferente. Su personalidad se volvió más distante. Y me pareció que se debía a las drogas. Cuando la conocí, fumaba marihuana, pero pensaba que las personas que tomaban drogas de clase A eran estúpidas. Ella solía reírse de ellos”, agregó. "Amy cambió de la noche a la mañana después de conocer a Blake", relató su primer manager, Nick Godwyn, en diálogo con The Times en 2007 . “Simplemente sonaba completamente diferente. Su personalidad se volvió más distante. Y me pareció que se debía a las drogas. Cuando la conocí, fumaba marihuana, pero pensaba que las personas que tomaban drogas de clase A eran estúpidas. Ella solía reírse de ellos”, agregó.

Fue con Fielder-Civil que comenzó a consumir heroína y otras drogas pesadas. Infidelidades, idas a la cárcel y peleas públicas marcaron una relación tóxica y adictiva.

El sufrimiento era la musa de Amy y él le brindaba un suministro interminable. Ella misma admitió necesitar “algunos dolores de cabeza en su vida para escribir”. De estos “dolores” nacieron las sufridas letras de “Back in Black”.

Amy Winehouse - "Back to Black" (BEST LIVE PERFORMANCE)

El final

Su imagen pública iba en picada. Fue denunciada por posesión de drogas y conflictos en bares, subía a los escenarios completamente borracha, caminaba semidesnuda por la calle y llegaron a fotografiarla fumando crack.

En medio de toda la oscuridad, Amy Winehouse luchó por recuperarse. Tuvo intentos intermitentes de rehabilitación pero siempre terminaba volviendo a viejos hábitos. Mientras tanto, ni siquiera sacaba nueva música.

Cuando falleció, se sabía que estaba trabajando en un nuevo álbum. Amy creía que iba a mejorar, que todo iba a estar bien pero nunca llegó a ver ese sueño hecho realidad.

Amy Winehouse era un alma torturada que, como muchos artistas, buscó los peores medios para aliviar sus males. Del dolor surgió una hermosa obra y, hasta el día de hoy diez años después de su muerte, sigue siendo recordada como una de las cantantes más grandes de la historia.

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