El conflicto nunca es lo aconsejable para una sociedad. Las grietas preocupan en la Argentina que se acerca a un decisivo año electoral 2025. ¿Cómo construir un pluralismo cuando hay tantas tribus? En 1845, Domingo Faustino Sarmiento lanzó su enfoque del conflicto 'Facundo o Civilización y barbarie en las pampas argentinas'. Pero 'Civilización' resultó un concepto difuso, y que no unificó. En estos tiempos agitados, el debate es Humanismo o Barbarie. Vamos al texto:
SOCIEDAD EN CRISIS
Tribus y conflicto en la Argentina 2025: Humanismo o Barbarie
El año electoral 2025 está a las puertas y el debate crece: Instituciones, Constitución, tribus y la Argentina entre el Humanismo y la Barbarie.
Se argumenta que las instituciones actuales, nacidas del constitucionalismo del siglo XIX, han cumplido su ciclo y ya no son adecuadas para responder a las demandas de la sociedad del siglo XXI. La premisa es que la sociedad está fragmentada en numerosos grupos, llevando a una tribalización en plena era digital.
Es cierto que existen múltiples tribus, pero estas deben acatar la legalidad para convivir en amistad y cooperación. No están legitimadas para actuar libremente en nombre de una supuesta autonomía.
Aquí radica el problema de escépticos como Roberto Gargarella: si no evaluamos el sentido y el proyecto de vida de cada componente de la sociedad, caemos en el absurdo, el caos y la anarquía.
La cadena de absurdos es infinita: si los defensores del aborto quieren imponer su perspectiva, si los antiabortistas quieren imponer la suya, si los motociclistas ignoran las reglas de tránsito, o si los manifestantes creen que la libre circulación es de su propiedad exclusiva... Por ello, antes de teorizar sobre el agotamiento de las instituciones del constitucionalismo, debemos auscultar la legitimidad de las tribus.
La convivencia democrática y el pluralismo existen para resolver diferencias racionalmente y llegar a consensos para una mejor convivencia civilizada.
Desestimar la legitimidad y basarse únicamente en el reclamo compulsivo de nuevos derechos nos lleva al desvarío.
La convivencia
La humanidad ha progresado gracias a la razón y, a menudo, coordinando acciones con la fe, pero nunca a través de artificios ideológicos. Una sociedad firma un pacto de convivencia a través de sus instituciones, y si los representantes no cumplen con sus obligaciones, deben ser reemplazados mediante mecanismos legales previstos en el constitucionalismo.
Disiento con quienes apelan a una sociología del constitucionalismo para justificar la irracionalidad de una sociedad tribalizada.
La crisis de representación debe enfrentarse con racionalidad y voluntad de cambio, fortaleciendo la institucionalidad y seleccionando legisladores y gobernantes conscientes de la realidad contemporánea.
La solución no vendrá de un liberalismo radicalizado ni de un exclusivismo represivo, sino del diálogo intersectorial que legitime demandas humanistas y alejadas de los dislates subjetivos que conducen a la barbarie.
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