Inflación: El número maldito que pone nervioso a Milei

El INdEC publicó que la variación en el mes que pasó fue de 4,2%, 2 décimas por encima del registro de julio. El ministro de Economía, Luis Caputo, estimó a fines de agosto que la medición estaría "alrededor de un 4%", pero se esperanzaba con que termine "un poco más abajo".

Eso no sólo no ocurrió, sino que incluso el resultado se abroqueló por encima del 4%, un piso que parece ser el número maldito para la Casa Rosada.

Por su parte, la inflación núcleo, que mide las variaciones desprovistas de factores estacionales, mostró una nueva suba y rompió la barrera de los 4 puntos. Este indicador aumentó por 3 segundo mes consecutivo. La persistencia en esa tendencia enciende las alarmas de los economistas.

La suba del IPC de agosto fue impulsada esencialmente por los aumentos de tarifas de los servicios públicos. Algunos intentaban desdramatizar la aceleración con que no fue tan intensa teniendo en cuenta que hubo ese reacomodamiento. Pero es un debate técnico. Al final del día, la inflación de agosto fue mayor a la de julio y no pudo perforar el piso alrededor del 4% de los últimos 4 meses a pesar de la recesión y de la baja del consumo.

De hecho, la cifra que se publicó este miércoles no habría caído tan bien en el Palacio de Hacienda ya que distribuyeron una nueva forma de leer los números: a partir de la "media móvil de los últimos 3 meses".

En la Casa Rosada, en tanto, se aferran al efecto del ajuste de tarifas sobre el resultado final, mientras que los alimentos se mantuvieron por debajo del promedio general (3,8%). Repiten como un mantra que la desaceleración se acentuará.

Son elementos que desnudan cierto nerviosismo en el Gobierno.

Se entiende. El repunte de agosto aleja el objetivo de una inflación con tendencia a 0% hacia fin de año como lo promete Milei. Esto complica la aspiración del Ejecutivo de limitar los ajustes salariales por debajo del índice de precios.

Por otro lado, el 4,2% más que duplica la tasa del 2% de apreciación mensual del dólar dispuesta por Caputo, lo que mantiene la percepción de atraso cambiario y podría aumentar las expectativas de una devaluación que en el Gobierno quieren evitar. Luce así cada vez más lejana la apertura del cepo.

Ahora las esperanzas del Gobierno se trasladarán a septiembre, cuando espera que la baja de 10 puntos del impuesto PAIS se traduzca en una reducción de precios. Pero del otro lado esperan nuevos aumentos de tarifas que podrían compensar esa baja. Además, los analistas anticipan que la baja del tributo tendrá un efecto coyuntural que no se haría extensivo en el tiempo.

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