MARKETING VS. REALIDAD
Acerca del cambio, cambiemos, cambien ¿cuándo?
El cambio necesario vs. el cambio posible vs. el cambio estratégico vs. el inmovilismo vs. el retroceso: las opciones que tiene por delante Mauricio Macri. No hay mucho tiempo más disponible.
Los argentinos somos desmesurados para todo y ahora tomando como referencia los resultados provisorios de las PASO del pasado 13 de agosto ya aparecen voces diciendo que comenzamos a cambiar como sociedad.
La verdad que los cambios de tendencia en las sociedades se perciben en la perspectiva retroactiva de los años. Es imposible percibirlos en el momento.
Hoy podemos decir que nuestro proceso de estancamiento y fracaso puede datar de hace 80 o 90 años, pero es imposible precisar una fecha exacta y también es muy difícil encontrar causas especificas.
Hay varios expertos que lo han intentado describiendo hechos, pero es muy difícil explicar porque se produjeron esos hechos o en todo caso como se generó la cultura que produjo esos malos resultados.
Entre las posibles causas, Mauricio Rojas dice que el caudillaje propuso una forma de hacer mala política sustentada en el clientelismo, las patotas y la corrupción, la del uso arbitrario del poder del Estado, el enriquecimiento ilícito y la coacción contra los opositores, esto significaría que la “grieta” que ahora nos preocupa fue un modo ya tradicional de hacer política, mala política: todas estas generalidades constituyen “una hidra que no quiere morir”, culmina con tono gramsciano.
Juan Jose Llach atribuye nuestro atraso a rasgos culturales plasmados en décadas anteriores, tales como las expectativas por encima de la realidad, la cultura de rentas y de caudillos, en este punto coincide con Rojas, y una latente puja distributiva. El caudillaje consiste en la aspiración de la gente o de una parte sustancial para que un gobernante o un líder sindical resuelvan nuestros problemas.
En síntesis: “Una sociedad atravesada por tales culturas puede ser mas demandante de proteccionismo extremo que otras y, a la vez, albergar una puja distributiva capaz de darle inercia propia a fenómenos inflacionarios”.
Quiero rescatar una nota publicada en la Revista Criterio en el N°2.278 consistente en una conversación entre su director y Natalio Botana sobre “La República Posible”.
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Botana y Gallo - De La Republica Posible a La Republica Verdadera Documentos by api-3706405 on Scribd
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El momento exige como en aquel entonces “la república de la transformación social que, como toda transformación social, va a costar mucho trabajo llevar adelante”.
Para hacer ese trabajo hace falta “buenos constructores de instituciones”, para que esas “instituciones forjen el marco dentro del cual nosotros podamos empeñarnos en la conducta que busca aunar libertad con responsabilidad, libertad con inteligencia, libertad con sentido de bien común, libertad con sentido de solidaridad”.
Las instituciones no solo deben ser las clásicas de la república, sino las necesarias para ir “fabricando los consensos mínimos necesarios” sin los que será imposible iniciar el proceso de transformación, diría político social.
No se trata de armar como en el 2002 una “Mesa de diálogo”, sino que ante la crisis de representación política existente debe conformarse varias mesas en diferente niveles para que el proceso se vaya produciendo desde abajo hacia arriba.
Debe generarse la convicción del cambio y para ello necesitamos cientos de pequeños constructores de la “transformación”.
Diría, precisamos cientos de “mesas Pyme de la transformación”.
Insisto algo que vengo proponiendo desde hace años se deben promover nuevos sistemas de gestión en una sociedad que tiene un concepto negativo de la libertad, diría un concepto anárquico como lo demuestra nuestra vida diaria.
Pues bien este gobierno carece de esa vocación transformadora y tiene un concepto abstracto de la gestión, creyendo que la mala gestión de la buena solo se distingue por sus resultados económicos.
Para darle un puntapié inicial a este proceso transformador necesitamos gente con convicciones para promover las políticas de la igualdad de oportunidades como modo de fortalecer y facilitar las acciones personales.
Los empresarios y los representantes gremiales deben asumir también esta tarea transformadora. Los dos sectores deben dejar de lado el juego de reclamar y rechazar por el de fortalecer el sentido de responsabilidad de la libertad para construir un nuevo concepto de la “justicia social”.
Todos debemos asumir que todo derecho tiene un costo y que ese costo no debe beneficiar a unos y perjudicar a otros, tal como diría el principio de Pareto.
De paso, tal como dice Orlando Ferreres: “El empresario falló, no sólo como parte del control del país, sino también como aquel que juzga la vida nacional para que vaya por el buen camino. Este es un fuerte hallazgo que perturba mucho la vida económica de Argentina” y es probable que esas fallas de la clase empresaria hayan modelado el tipo de gremialismo que aun tenemos. Me refiero tanto al gremialismo empresario como el sindical y el político.
Parecería que el objetivo a obtener es la prebenda.
Pues bien, me parece que es otra desmesura decir que comenzamos a cambiar.
Quizás haya vocación por una transformación pero muchos creen que tenemos que hacer algo parecido a los Pactos de la Moncloa… pero hoy son otras épocas y hay que tener presente que sin consenso no podremos saltar la dependencia de nuestro sendero.
La cuestión y en esto se ha perdido tiempo es promover la constitución de las “mesas de consenso”, tarea que exigirá paciencia, antes que nada, docencia y sobre todo mesura y terminar con el cantito de todos quieren un cambio que se convierte en una fatal oda al gatopardismo.
Creo que el inicio sería tener espíritu para asumir las consecuencias y lo costos de lo hecho hasta ahora, ya que mientras creamos que hemos sido víctimas de los otros, será imposible la transformación…