Mientras el nacionalismo populista sigue avanzando en el mundo, el establishment político de las democracias liberales se empieza a sentir incómodo.
LA REBELIÓN DE LAS CLASES MEDIAS
Entre el Jeep y el Samsung: Los “hombres y mujeres olvidados” de Trump
El martes 08/11, Estados Unidos eligió como Presidente al candidato republicano, Donald J. Trump. En su discurso de victoria, Trump rindió homenaje al “hombre y la mujer olvidados” de Estados Unidos, y prometió que a partir de ahora ya no estarán 'en el olvido'. “Esta idea política esencial –que un vasto segmento de los ciudadanos blancos de la nación han sido pasados por alto, o mirados desde arriba– ha sido el impulsor de cada reconfiguración importante en la política estadounidense desde el New Deal”, escribió Beverly Gage, en The New York Times. Buen punto de partida para esta nota:
“La victoria hoy de Donald Trump puede hacernos entrar en un nuevo Ciclo geopolítico cuya peligrosa característica ideológica principal –que vemos surgir por todas partes y en particular en Francia con Marine Le Pen– es el ‘autoritarismo identitario’. Un mundo se derrumba pues, y da vértigo”, escribió Ignacio Ramonet, director del mensuario Le Monde Diplomatique (propiedad de Hugo Sigman, muy influyente en la Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos Argentinos), el día en que se conoció la victoria del republicano.
Urgente24 entrevistó a 2 conocedores del tema que nos ayudaron a esclarecer el 'fenómeno Trump', quién es su votante, qué significa el triunfo para el resto del mundo y cómo nos afectará a nosotros. Los entrevistados son:
> Mariano Aguas, politólogo y analista internacional; y
> Dionisio Bosch, periodista especializado en finanzas y conocedor del fenómeno Trump (acerca del que escribió en Urgente24 en enero de 2016, pronosticando los problemas de Hillary Clinton con el FBI y el ascenso irresistible de Trump). Pruebas al canto aquí.
Además incluimos opiniones de otros analistas importantes.
¿Por qué ganó Donald Trump?
Para Mariano Aguas, Trump es expresión de un fenómeno mundial de rechazo al “sistema político tradicional”, entre otros factores, y de que en el interior profundo de USA, hay muchos descontentos con ser gobernados por un hombre negro (y que no querían pasar a serlo por una mujer). “Me inclinaría por las teorías de base explicativa en la sociología política. Los cambios socio culturales han dejado huella, más un profundo rechazo al ‘sistema político tradicional’. Por otro lado debemos tener en cuenta que la economía cuando crece, concentra ese crecimiento en el 10% más rico de la población. Delicias de la globalización tal cual cómo se desarrolla.”
Por otro lado, según Aguas, “con Hillary la cosa no fue del todo bien como candidata... Los millennials apoyaban a (Bernie) Sanders, por ejemplo. Pareciera que no existe una fuerte transferencia de satisfacción con (Barack) Obama a una candidatura de Clinton. Y pensemos que en el profundo interior de EE.UU. hay muchos no contentos con que los gobierne un negro, y ahora una mujer...por duro que suene.”
Sin embargo, Ryan Cooper, de la revista The Week, quien también señaló una reacción racista a un Presidente negro como un elemento fundamental en esta elección, aduce que no se trata sólo de eso, ya que Barack Obama había ganado en elecciones anteriores en los mismos estados en los que triunfó Trump.
“El Presidente Obama es un hombre negro y ganó en Wisconsin, Ohio, Pensilvania y Michigan 2 veces, lo que no podría haber hecho sin un apoyo razonable de blancos de bajos y medios estratos”, explicó Cooper, que admite sin embargo que hubo un atractivo racista en el discurso xenófobo de Trump.
“Muchos de sus seguidores son nacionalistas blancos o nazis consumados. Resulta ser que la política identitaria blanca más rancia funciona en este país”, escribió Cooper. Esto quedó más en evidencia que nunca antes, cuando el día después de las elecciones, fueron denunciadas a través de Twitter varias pintadas con mensajes racistas a través del país: esvásticas, leyendas supremacistas tales como “Haz a América blanca otra vez”, y demás. Sin embargo, retornando al argumento de Cooper: hay otra razón para el descontento de la gente: si se mira a los estados en que ganó Donald Trump, forman parte de lo que solía ser el centro industrial más grande del mundo, pero han sido muy afectados por la desindustrialización.
“Partidario del Brexit, Donald Trump ha desvelado que, una vez elegido presidente, tratará de sacar a EE.UU. del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA por sus siglas en inglés). También arremetió contra el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP por sus siglas en inglés), y aseguró que, de alcanzar la Presidencia, sacará al país del mismo: ‘El TPP sería un golpe mortal para la industria manufacturera de Estados Unidos.’ En regiones como el rust belt, el ‘cinturón del óxido’ del noreste, donde las deslocalizaciones y el cierre de fábricas manufactureras dejaron altos niveles de desempleo y de pobreza, este mensaje de Trump está calando hondo”, explicó en la misma dirección Ramonet.
Una generación entera de clase media condenada a la pobreza
Explica Cooper, en The Week, que a Obama le había ido bien en esos estados –los que solían conformar el centro industrial más grande del mundo y en los que ahora triunfó Trump-, porque se enfrentaba a un plutócrata de Wall Street.
“Creo que gran parte de la razón por la que Clinton perdió estos estados es porque su agenda económica complicada y cautelosa y, aún más importante, su imagen política general como una política del status-quo que gana mucha plata de Wall Street, fueron ambas muy poco atractivas para los votantes blancos de medios y bajos estratos que tienen el balance de poder en estos estados”, escribió Cooper.
Dionisio Bosch comprende esta elección en el marco de un proceso de empobrecimiento de la clase media que se dio a partir de la represión de las tasas por parte de los Bancos Centrales a nivel global. Esto eliminó el ahorro como instrumento de ascenso social y condenó a una generación entera de clase media a una jubilación en la pobreza.
Para Bosch, la cuestión que definió esta elección fue una “lucha de clases que dispararon los Bancos Centrales al reprimir las tasas (un fenómeno global). Con esto eliminaste al ahorro instrumento de ascenso social y condenaste a toda una generación de clase media a una jubilación de pobreza. La lucha es la misma entonces en Inglaterra, EE.UU., Italia (la secesión de la UE -diciembre- ahora parece imbatible) a como movilizador social. Es lucha de clases más que de ideas, pero no a la manera marxista tradicional, sino a la manera capitalista (si queres más parecido a lo que pregonaba Schumpeter).”
Mariano Aguas coincide con el tema de la lucha de clases al estilo schumpeteriano en esta elección, una puja por la participación en el ingreso nacional: “Hay algo de eso, claro... ¿Se acuerdan del Tea Party? Lo podríamos llamar el efecto Homero... Por Los Simpsons”, dijo Aguas.
“El éxito de Donald Trump (tal como el ‘Brexit’ en el Reino Unido, o la victoria del ‘no’ en Colombia) significa primero una nueva estrepitosa derrota de los grandes medios dominantes y de los institutos de sondeo y de las encuestas de opinión. Pero significa también que toda la arquitectura mundial, establecida al final de la Segunda Guerra Mundial, se ve ahora trastocada y se derrumba. Los naipes de la geopolítica se van a barajar de nuevo. Otra partida empieza. Entramos en una era nueva cuyo rasgo determinante es lo ‘desconocido’. Ahora todo puede ocurrir”, escribió Ignacio Ramonet.
“(…) Hay que entender que desde la crisis financiera de 2008 (de la que aún no hemos salido) ya nada es igual en ninguna parte. Los ciudadanos están profundamente desencantados. La propia democracia, como modelo, ha perdido credibilidad. Los sistemas políticos han sido sacudidos hasta las raíces. En Europa, por ejemplo, se han multiplicado los terremotos electorales (entre ellos, el Brexit). Los grandes partidos tradicionales están en crisis. Y en todas partes percibimos subidas de formaciones de extrema derecha (en Francia, en Austria y en los países nórdicos) o de partidos antisistema y anticorrupción (Italia, España). El paisaje político aparece radicalmente transformado”, advierte el director de la publicación del empresario Hugo Sigman.
La identificación del votante con Trump
Según Aguas, la identificación del votante con Trump se dio desde lo más básico, sin filtro racional, y se debe tener en cuenta que durante la campaña, los dichos y hechos del candidato republicano fueron comunicadas por los medios en formato talk show, “dándole al ciudadano una herramienta de identificación pueril pero efectiva como espectador.”
Que las encuestas no hayan podido detectar la magnitud del fenómeno, fue “probablemente debido al efecto vergüenza, eso es muy difícil de detectar. Sobre todo en un clima mediático tan movido a la corrección política”, explica Aguas.
Desde el diario The New York Times hasta el semanario The Atlantic, pasando por la revista Foreign Policy y hasta la científica Scientific American, prácticamente todos los medios importantes de Estados Unidos (también los de otros países como el semanario británico The Economist), habían brindado público apoyo a la candidata demócrata, Hillary Clinton. Además, al igual que la mayoría de las encuestas, también estos apostaban por un triunfo de Clinton. Se equivocaron todos. ¿Cómo puede ser?
Aguas explica que los medios son expresión de la sociedad global, de la que el votante promedio de Donald Trump no se siente parte. “A veces tendemos a pensar que nosotros representamos a la media... Error”, dice Aguas.
Para Ramonet, el estilo “directo, populachero” de Trump y “su mensaje maniqueo y reduccionista, apelando a los bajos instintos de ciertos sectores de la sociedad, muy distinto del tono habitual de los políticos estadounidenses, le ha conferido un carácter de autenticidad a ojos del sector más decepcionado del electorado de la derecha. Según muchos electores irritados por lo ‘políticamente correcto’, que creen que ya no se puede decir lo que se piensa so pena de ser acusado de racista, la ‘palabra libre’ de Trump sobre los latinos, los inmigrantes o los musulmanes es percibida como un auténtico desahogo. A ese respecto, el candidato republicano ha sabido interpretar lo que podríamos llamar la ‘rebelión de las bases’. Mejor que nadie, percibió la fractura cada vez más amplia entre las élites políticas, económicas, intelectuales y mediáticas, por una parte, y la base del electorado conservador, por la otra. Su discurso violentamente anti-Washington y anti-Wall Street sedujo, en particular, a los electores blancos, poco cultos, y empobrecidos por los efectos de la globalización económica”, explicó Ramonet.
Donald Trump, el nacionalista globalista
El votante de Trump es un trabajador blanco de clase media baja que desea tener un jeep y al mismo tiempo ama su teléfono Samsung, explica Bosch. Contra todos los medios que plantearon esta elección como un enfrentamiento entre el nacionalismo (Trump) y la globalización (Hillary), Bosch dice que Trump “es un globalista”, a pesar de que ha prometido cerrar la frontera, retirar a Estados Unidos de varios escenarios del mundo, hacer que las empresas vuelvan a producir en casa, romper los acuerdos internacionales de comercio.
Para Bosch, no hay contradicción entre las medidas proteccionistas que Trump prometió en campaña y su visión globalista. “Trump no es un nacionalista, sino un tipo que representa los intereses de los ‘rough necks’ (trabajador blanco de clase media baja). A ese tipo le encanta tener un jeep, pero un Samsung como teléfono. No hay contradicción”, explicó Bosch a Urgente24.
“Cerrar las fronteras obedece más al aislacionismo histórico de los EE.UU. -preguntale a la población negra qué piensa- que al odio a los extranjeros o el temor a que se queden con los alburos locales (no olvides que Trump se casó con dos extranjeras y es mucho más cosmopolita que los Clinton, que nacieron en Chicago -Hillary- y Arkansas -Bill). Insisto, Trump es un tipo para el cual no existen los conflictos ideológicos. De alguna manera es el alter ego de Ronald Reagan)”, considera Bosch.
En la misma dirección, para Ignacio Ramonet, Trump “es un ferviente proteccionista. Propone aumentar las tasas sobre todos los productos importados.” Una de las principales razones por las que fue elegido Presidente, es porque supo entender que “la economía globalizada está fallando cada vez a más gente, y recuerda que, en los últimos quince años, en Estados Unidos, más de 60.000 fábricas tuvieron que cerrar y casi cinco millones de empleos industriales bien pagados desaparecieron”, explica Ramonet.
El mundo podría volverse más cerrado
Para Aguas, si bien es temprano para sacar conclusiones, es probable que lo que veamos con Trump sea “un crecimiento moderado de cierto aislacionismo, y una desaceleración del impulso a integrar economías de diferentes países. Probablemente el mundo se vuelva algo más cerrado. Tal vez ello venga de la mano del retiro de USA de algunos escenarios complicados.”
Sin embargo, hay que esperar para ver qué pasa realmente porque Estados Unidos es “un país con un sistema de división de poderes que funciona”, por lo que tiene “inercias difíciles de parar en seco.” Pero el tema es que esta tendencia de rechazo a la globalización es un fenómeno que no es exclusivo de Estados Unidos, sino que crece también en Europa.
Por otro lado, advierte Aguas, si Estados Unidos se cierra en forma creciente, es posible cierta “complejidad en los mercados del mundo”, justo cuando Argentina se había propuesto volver. “Macri está en el horno; olvidate del acuerdo de intercambio de información entre el IRS y la AFIP; i.e. problemas para el blanqueo-“, fue más preciso Bosch.
En otra cuestión, a nivel Medio Oriente, es probable que Rusia tome un rol mucho más preponderante en esa región si se concreta el aislacionismo propuesto por Trump, dice Bosch, aunque aumentaría la protección estadounidense a Israel.
“Entones Rusia se convertiría en el árbitro de la región (Trump prefiere que Putin ponga la guita que haga falta, consciente que es una historia de nunca acabar)”, explicó Bosch.
“En política internacional, Trump quiere establecer una alianza con Rusia para combatir con eficacia a la Organización Estado islámico (ISIS por sus siglas en inglés). Aunque para ello Washington tenga que reconocer la anexión de Crimea por Moscú”, explicó Ramonet.
Y él agregó: “Trump estima que con su enorme deuda soberana, los Estados Unidos ya no disponen de los recursos necesarios para conducir una política extranjera intervencionista indiscriminada. Ya no pueden imponen la paz a cualquier precio. En contradicción con varios caciques de su partido, y como consecuencia lógica del final de la guerra fría, quiere cambiar la OTAN: ‘No habrá nunca más garantía de una protección automática de los Estados Unidos para los países de la OTAN.’”.
Ángela Merkel, el Papa Francisco: principales afectados por el triunfo de Trump
Bosch destacó que a nivel global, la gran perdedora con el triunfo de Donald Trump fue la canciller alemana Ángela Merkel, la principal impulsora del proyecto para acoger a los refugiados en Europa. Los titulares de los principales medios de Alemania pusieron en juego el temor que significa para el establishment político europeo, una victoria de Donald Trump, con opciones populistas de derecha avanzando a diestra y siniestra.
“¿Puede un Donald Trump suceder también en Alemania?”, se preguntó el jueves el diario alemán Bild.
Recordemos que en las elecciones regionales de septiembre, el partido populista de derecha, AfD (Alternativa para Alemania), superó al partido de Ángela Merkel en su estado base, Mecklemburgo-Pomerania, y que el año que viene habrá elecciones federales en Alemania.
“Se siente solitario en Europa”, tituló la revista Der Spiegel, mientras que Berlín y Bruselas ahora suman otro líder más a la lista de aquellos con quienes les cuesta lidiar, además del Presidente ruso, Vladimir Putin; el Presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y populistas locales como el húngaro Viktor Orban. Otro gran defensor de las políticas de acogida a los refugiados en Europa ha sido el papa Francisco.
Cuando Donald Trump hacía campaña prometiendo muros, el Papa Francisco hablaba de derribarlos para construir puentes.
Para Bosch, si bien “es cierto que fue una derrota personal” el triunfo de Trump para Francisco, la “Iglesia norteamericana lo apoyaba.”
“Básicamente por el tema del aborto y la educación religiosa en los colegios”, explica Bosch.
El triunfo de Trump llegó no mucho tiempo después de que triunfara el “No” en el plebiscito colombiano que consultó al pueblo sobre el acuerdo entre el Gobierno y las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), otra apuesta fuerte de Jorge Mario Bergoglio para América.
“En lo que respecta a la política del Papa para la región, ha ido logrando cosas, por ejemplo Cuba. Y luego el tema central es la sórdida lucha con ciertos cultos de origen evangelista por las ‘almas’ de la región. Ese el verdadero cuco del Papa, cambio de valores más telepastores milagreros y narcotráfico. Creo que las movidas de Bergoglio se pueden entender en esa clave”, explicó Aguas.