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Para practicar en cuarentena: El '42' y el '68' (sí, es de sexo)

El aislamiento también ofrece la posibilidad de recuperar espacios de intimidad que parecían perdidos en medio de la vorágine de la rutina diaria.

El aislamiento preventivo por el coronavirus puede resultar motivo de muchas angustias. Pero también ofrece la posibilidad de recuperar espacios de intimidad que parecían perdidos en medio de la vorágine de la rutina diaria pre-cuarentena. 

Este momento puede prestarse para la exploración de nuevos estímulos en la pareja a través de posiciones sexuales poco o nada practicadas. 

Aquí 2 ejemplos. Cualquier persona está familiarizada con el término '69', que implica la práctica de sexo oral en forma simultánea entre 2 amantes (el nombre deriva de la asociación de la posición con el número). Ahora, proponemos explorar 2 variaciones: el '42' y el '68'.

El '42'

42

Durante su realización se asumen 2 roles: un dador y un receptor, aunque esto no significa que sólo una de las partes disfrute. El nombre de esta postura viene dado por la forma que proyectan los cuerpos durante su realización. La persona que recibe la acción se encuentra sentada -bien sobre la cama, o sobre una silla, o donde se sienta más cómodo- con la espalda inclinada, haciendo de cuatro. 

El dador, por su parte, se halla de rodillas balanceando su cabeza hacia los genitales del otro, formando un dos.

A pesar de lo que pudiera parecer, el 42 no es una postura ideada únicamente para que sea el hombre, quien está sentado y la mujer quien se encuentra de rodillas. Si bien es una postura perfecta para una felación, también lo es para un cunilingus. 

Con esta postura, el que ofrece sexo oral puede mirar directamente a los ojos a la persona que lo está recibiendo, multiplicando así el morbo y, por ende, la sensación de placer.

El '68'

68

Al igual que con el 42, hay un sujeto activo y otro pasivo. El que realiza la acción debe tumbarse boca arriba mientras que el sujeto que la recibe debe colocarse encima de la pareja, también boca arriba, dejando caer su espalda sobre el torso.

Después, debe colocar su cabeza entre las piernas de quien se encuentra debajo y, por último, flexionar sus rodillas mientras abre sus extremidades inferiores dejando el hueco necesario para que entre la cabeza de la otra persona. 

La persona que queda debajo tiene así un acceso inmejorable a su pareja y lleva, además, el peso de la acción mientras agarra los muslos o acaricia su torso de su pareja. Aquellos que no acepten ser meros espectadores tendrán, además, pleno acceso a los genitales de su compañero. 

Su creciente fama se debe, pues, a las múltiples posibilidades que el 68 ofrece respecto a otras posturas más convencionales.Como sucede en otras situaciones en las que uno de los dos sujetos se halla debajo y el otro encima, el 68 requiere de cierta práctica y sumo cuidado cuando la persona que se encuentra en la posición superior supera notablemente en peso a la que le sostiene. No obstante, en esta postura, la persona que está arriba podrá liberar gran parte de su peso apoyándose sobre los codos o los antebrazos. 

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