A la fecha, sólo tres países hicieron obligatoria el uso de las vacunas para cuidar la salud de todos los adultos de sus estados: Tayikistán, Turkmenistán y el Vaticano. A todo esto en Europa, la cuestión de la obligatoriedad, va creciendo a favor y en contra. Por cierto algunos gobiernos obligan a todos sus habitantes mayores de 18 años a vacunarse.
COVID-19
Salud y vacunas unen a la Iglesia Católica y el Judaísmo
Pocos Estados fijaron las vacunas como obligatorias, sin embargo, el Vaticano, aclaró que podría sancionar a los trabajadores que no cuiden su salud.
Por el momento se trata de una exigencia parcial, esto es, se aplica al personal sanitario de algunas naciones o a determinados profesionales que tienen contacto regular con un número elevado de personas, es lo que sucede en el Reino Unido y en Italia.
En Rusia, donde la población es muy renuente a pasar por los vacunatorios a pesar que es la patria del suero Sputnik V del Instituto Gamaleya, el alcalde de Moscú y el de San Petersburgo decretaron la obligatoriedad de la inoculación para los empleados públicos, situación similar a la anunciada por la administración de la ciudad de San Francisco en USA , que comenzará a exigir las dos dosis de las vacunas aprobadas en su país para poder trabajar en el sector público.
Pero, antes de analizar la situación en muchos estados nacionales laicos del viejo continente donde las garantías individuales están aseguradas por sus contratos constitucionales, repasemos lo que sucede en los territorios donde las religiones ofrecen una gran influencia. Considera, Antonio D'Eramo, en su nota que refleja la agencia, Noticias Argentinas.
El autor observa que el Estado Vaticano fue el más decidido en apuntalar la inoculación de sus residentes y Francisco, de 84 años de edad, fue vacunado con dos dosis de Pfizer/BionTech al igual que el Papa emérito Benedicto XVI, de 93 años.
El 18 de febrero de este año, el la Santa Sede firmó un decreto indicando que puede llegar a “terminar la relación laboral de los empleados que rechacen vacunarse contra Covid-19 si no tienen comprobadas razones de salud”.
Las sanciones previstas en ese decreto, en su artículo 6ª, remiten a una ley vaticana del año 2011 que ya preveía en su redacción la “responsabilidad y consecuencias para los trabajadores de la ciudad-estado que no se sometan a exámenes médicos oficiales”.
Por ese motivo, desde marzo pasado, la campaña de vacunación resultó exitosa y se inocularon la casi totalidad de sus 800 residentes y más de 3.000 empleados junto a sus familias con un lote de 10.000 inyecciones del laboratorio Pfizer.
Siempre dentro de la publicación de NA se refleja que el sumo pontífice afirmó al momento de vacunarse por primera vez “que éticamente todo el mundo debe hacerlo. Es un opción ética porque concierne a tu vida, pero también a la de los demás”. Lejos parecen haber quedado los tiempos modernos, siglo XV y XVI, donde los avances del conocimiento humano eran juzgados según la interpretación del Libro sagrado y a menudo terminaban en el Index librorum prohibitorum de obras de científicos y filósofos censurados.
La dimensión ética explicada por Francisco es similar a la esbozada por una gran cantidad de rabinos que, estudiosos del Talmud y de la Halajá, el corpus jurídico y normativo judío, dan una relevancia notable a la protección de la salud en general. Acota el autor de la nota.
El rabino y doctor en Filosofía, experto en Bioética, Fishel Szlajen, afirmó en columnas de opinión que “Maimónides en su Mishné Torá e Iosef Karo en su Código de leyes, sostenían que la salud debe protegerse aun cuando no se quiera. No es suficiente ocuparse de los problemas de salud a medida que surgen, sino el deber de tomar precauciones evitando el peligro. Desde la bioética judía se otorga una significativa importancia a proteger la salud en general”.
Razonamiento válido en tiempos en los que los contagios no eran globales producto de la mundialización de nuestro tiempo. Para el rabino Fishel Szlajen, “vacunarse cuando existe un alto riesgo de contraer una enfermedad es conceptualmente similar a huir de una pandemia en el pasado, de allí resulta entonces que desde la Halajá, vacunarse sea una obligación debido a que uno se somete a un peligro menos certero para evitar un peligro más certero”. Señala D'Eramo
En el estado de Israel, donde la mayoría de la población se identifica con un judaísmo laico, se viven horas de desconcierto por un incremento de los casos y de las muertes por Covid-19 a pesar de la rápida inoculación de gran parte de su población que permitió que más de la mitad de sus habitantes, el 58%, de los 9.300.000 habitantes estén vacunados con dos dosis.
Las autoridades culpan por los nuevos casos a la difusión de la variante delta, mutación del virus Sars-CoV-2, originaria de la India, y advierten que surgen entre la población que no se vacunó. Frente a la emergencia, desde el domingo 11 de julio, las autoridades sanitarias están ofreciendo una tercera dosis a personas con el sistema inmunológico comprometido.
Qué pasa en otros Estados de los que poco se habla
Hay dos países asiáticos donde la vacunación es obligatoria para los mayores de edad. En Tayikistán, república presidencial del centro de Asia cuya población de 8 millones de personas en su mayoría abraza la fe islámica, un decreto de su gobierno obliga a todos sus habitantes mayores de 18 años a vacunarse.
Además de este país montañoso se encuentra el ejemplo de Turkmenistán, nación del Asia central, sin salida al mar, con un régimen presidencialista y con un 89% de su población que se rige según el credo musulmán, es una de las pocas naciones que prácticamente no declararon casos positivos de Covid.
Sin embargo, a diferencia de otras naciones de Oceanía que también lograron controlar la diseminación del virus y que prefieren aguardar por los resultados de las vacunas de emergencia aprobadas por la OMS, el gobierno de Turkmenistán obligó a todos los adultos, sin contraindicaciones médicas, a vacunarse cuanto antes.
Estos escasos ejemplos pueden volverse tendencia en Occidente y Europa
En el Viejo Continente, cuyos hechos suelen servir de anticipación para las políticas públicas sanitarias que adopta nuestro país, hay naciones que comenzaron a imponer la vacunación en grupos de sus poblaciones.
En Francia, el presidente Emmanuel Macron, dio un impulso notable a la vacunación el lunes (12/07) cuando advirtió que si los trabajadores de la salud de hospitales y hogares de ancianos no están vacunados para fines de septiembre podrían perder sus empleos. Además, su gobierno comenzó a pensar en limitaciones para aquellos que se nieguen a pasar por los vacunatorios. Hasta ahora no se llega al 40% de la población total francesa vacunada con dos dosis.
En Inglaterra, donde la variante Delta es responsable de un 85% de los nuevos contagios, el gobierno de Boris Johnson anunció la obligatoriedad de la inoculación para todos los trabajadores de los centros para la tercera edad y, también, para los peluqueros, el personal que realiza cuidados corporales y los voluntarios de ONGs. Al tiempo que relaja las restricciones en varios rubros de la economía pidió a la población que extreme los cuidados. Agrega el articulo que publica Noticias Argentinas.
En Grecia, su premier, Kyriakos Mitsotakis, sostuvo que, “no volveremos a cerrar el país solo por la postura de algunos” y definió que sólo las personas vacunadas contra el coronavirus podrán ingresar a los interiores de restaurantes y a los establecimientos culturales. Además, el personal de salud y de los hogares de tercera edad, se encuentran obligados a vacunarse sino pueden ser despedidos con justa causa.
En Italia adoptaron una medida similar en torno al personal sanitario y en la República Checa, con una tradicional política sanitaria a favor de la inoculación contra enfermedades que pueden afectar a la niñez, la política de salud checa está al servicio del “interés superior de la salud de los más pequeños” según dictaminó la Corte Suprema de Justicia de ese país, argumento que le servirá a los políticos de Praga para determinar en el corto plazo que las vacunas se conviertan en obligatorias. Tan sólo un 36% de los checos están completamente vacunados.
Es importante señalar, remarca el articulo de Antonio D'Eramo, que en la mayoría de los casos, no se trata de una actitud de pobladores europeos anti-vacunas, muchos de los que no quieren pasar por un vacunatorio fueron inoculados contra otras enfermedades, sino de una actitud de cautela que observada por la encuestadora Gallup y de la que NA dio cuenta al señalar que 1.300 millones de personas no están dispuestas a recibir vacunas de emergencias que, en algunos casos, ya comprobaron efectos secundarios adversos.
Esta actitud de temor ante las vacunas de emergencia aprobadas ante la crisis sanitaria mundial la administración de Angela Merkel fue muy clara al respecto ni bien conoció las normas y decretos de Francia, Italia, Grecia y otros socios europeos. “No tenemos la intención de seguir el camino que Francia ha propuesto. Ya dijimos que en Alemania no habrá obligación de vacunarse”, afirmó Merkel.
La razón detrás de esta aseveración es la opuesta a la que rige la vida del Vaticano. En Alemania es casi imposible imponer una obligación de vacunación porque el derecho a la integridad física individual está presente en su Constitución.
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