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Pedido para que el fundador de ParTE asuma la presidencia del PJ

No es fácil hacer prensa oficialista. Hay que tener un gobierno de éxitos, mucha imaginación y buen argumento. Les está costando a El Cohete a la Luna y a Página/12 lograr que las banderas luzcan populares. El Presidente acumula entre 8 y 9 semanas de deterioro consecutivo de su imagen positiva; y la vicepresidenta de la Nación nunca sube / nunca baja, ya se sabe. Hay que ser muy voluntarioso para creer y convencer que el presente es exitoso cuando todas las encuestas insisten en que el aval popular ya no es mayoritario.

Fernando Cibeira lucha contra viento y marea en su intento de explicar que los problemas de la Administración Fernández tienen que ver con el éxito y no con el fracaso.

Cibeira hace lo que puede. El problema es que los argumentos de la Administración son complicadísimos de fundamentar. Por ejemplo, él escribe en Página/12:

"(...) "En estos meses subimos las retenciones al agro, hicimos que bajaran las tasas de interés de los bancos, congelamos las tarifas de los servicios y declaramos servicio público internet, tv paga y telefonía. Todo eso no es gratuito y ahora tratan de hacernos pagar. Así es la política, eso no va a hacer cambiar nuestros objetivos", explicaba un importante funcionario del Gobierno. (...)".

Ok. Ahora bien:

** ¿por qué él cree que es positivo todo ese kit?
** ¿dónde está la demostración de que el gobierno haya obtenido algún rédito de ello?
** ¿por qué si hicieron lo correcto no hay beneficio para los funcionarios en términos de opinión pública?

El presidente Alberto Fernández no se resigna a haber obtenido tanta popularidad entre marzo y mayo; y en junio haber iniciado un descenso interminable.

Según Cibeira, "(...) Si la pandemia hubiera durado tres meses, salíamos como el mejor gobierno de los últimos tiempos", se lamentaba -mitad en broma, mitad en serio- esta semana un funcionario. (...)"

Por lo tanto, la decisión es culpar por el malhumor de la opinión pública a la oposición, en vez de ensayar alguna autocrítica.

El problema -que en el otro vocero, Horacio Verbitsky, alcanza el nivel de patético- consiste en que la opinión pública no cuestiona al gobierno porque aplaude a Horacio Rodríguez Larreta, el opositor más popular, o a Mauricio Macri, el opositor más impopular. Por lo tanto, que la Administración Fernández reaccione atacando a los opositores, al público no le va ni le viene.

Volviendo al caso de Página/12, el diario que se apresta a tener un canal de noticias para completar el multimedios, ya que no podrá seguir en Canal 9, que regresa a su legítimo propietario en vez del abogado impostor que intentó quedárselo, afirma: "(...) La comunicación oficial, reconocían, no siempre funciona correctamente. Por ejemplo, admitían que se había transmitido mal las nuevas medidas para la compra de dólares. Tampoco la tienen fácil: el día que el Gobierno consiguió el mayor éxito de estos meses con el canje de la deuda, los diarios de mayor tirada titularon con una explosión en El Líbano. (...)".

La escasa idoneidad del elenco de Alberto Fernández va mucho más allá de Juan Pablo Biondi y el ex Página/12, Francisco Meritello, los responsables de la comunicación del Presidente. Circunscribir todo a la comunicación obviamente ya es un problema en sí mismo porque revela una fragilidad de diagnóstico casi insoportable.

Así concluye el artículo:

"(...) Por otro lado, los gobernadores, la CGT y las organizaciones sociales vienen buscando la manera de hacer una demostración de apoyo masivo al Gobierno, donde quede expresado un respaldo popular al rumbo elegido. La intención es hacer un acto para el 17 de octubre, pero todavía se discute el formato para no contradecir las medidas de aislamiento. Estos sectores también impulsan que Fernández asuma la presidencia del PJ, algo que tal vez poco tiempo atrás no hubiera sido bien visto porque se pensaba más en la institucionalidad del Frente de Todos, pero las perspectivas cambiaron. "Todo lo que sirva para ganar volumen político es bueno", evaluaba esta semana un asesor."

Hace décadas que la CGT no puede lograr una movilización masiva. Confiar en que la CGT puede ocupar la calle es grotesco. Por esa limitación, Néstor Kirchner tuvo que 'inventar' a los movimientos sociales y así intentar 'recuperar la calle' perdida en las manifestaciones por Axel Blumberg, y más tarde en el conflicto por la Resolución 125 -ocasión en la que el único sindicato que intentó movilizarse fue Camioneros pero a mediados del conflicto ya había abandonado la batalla-.

Lo curioso es lo de Alberto a la presidencia del PJ.

** ¿Y la elección de los afiliados?

** ¿Alberto por la ventana a la conducción?

** ¿Un presidente del PJ sin legitimidad para intentar "ganar volumen político"?

A quien propuso la idea habría que expulsarlo ya mismo como castigo a tanta tontería.

Para colmo, ¿quien reivindica tanto a Raúl Alfonsín asumiría la presidencia del Consejo Nacional del Partido Justicialista, que tiene previstas elecciones en diciembre?

Hay algo más: ¿sería presidente del PJ, el fundador de un partido político que no es el PJ?

Alberto Fernández es el cofundador y líder del Partido del Trabajo y la Equidad (abreviado como ParTE), iniciado en mayo de 2012​ y que obtuvo su registro como fuerza política nacional en mayo de 2017, con el objetivo de sostener el espacio político ligado a Fernández.

Por ese motivo, ParTE integró el Frente Renovador y ahora el Frente de Todos.

El ParTE logró su registro en Ciudad de Buenos Aires en junio de 2013, e integró la coalición Unidos por una Nueva Alternativa (UNA), en 2015, sosteniendo la candidatura presidencial de Sergio Massa

También por ese motivo en 2017 en Provincia de Buenos Aires integró la coalición Frente Justicialista Cumplir, detrás de Florencio Randazzo, mientras que en Salta apoyó la lista del gobernador Juan Manuel Urtubey.

La idea revela una peligrosa desesperación.

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