OPINIÓN

VILLA LUGANO

Claves para entender el regreso a los tiros por la "droga Santa"

6 años atrás, Laura Etcharren explicó la compleja trama del narcomenudeo en la Ciudad de Buenos Aires. Los tiros en el Barrio Carlos Mugica la llevaron a actualizar aquel material:

Villa Lugano pertenece a CABA a pesar de que algunos comunicadores sociales creen que el barrio tiene intendente propio en una búsqueda fallida por querer correr la geografía a la mugre delictiva bonaerense.

La Policía de la Ciudad es la que tiene competencia más allá de las intenciones de buscar enroñar a Seguridad de Nación. Seguridad que ya bastante roña tiene por su exponencial mediocridad.

Las fuerzas federales pueden ser de apoyo en Villa Lugano en tanto exista estrategia. Si no, solo regulan muertos. 

Hay causas federales por narcotráfico y causas por narcomenudeo investigadas por el Ministerio Público Fiscal de la Ciudad. 

Una Ciudad que hace poco entendió que la lucha contra la venta a menor escala era fundamental porque no por menor, es menos peligrosa y organizada. 

Después de seis años los narcos salieron a los tiros de sus "trincheras" para mostrar que el gatopardismo en seguridad les fue providencial para la acumulación de más poder. 

Se terminó la regulación del derramamiento de sangre.

CABA es parte de la estructura violenta del PBI narco inseguro nacional aunque Marcelo D'Alessandro, con más relevancia que Diego Santilli, entendió que sin incursión en los barrios, las fusiones locales/internacionales irán en aumento.

Villa Lugano es apenas una radiografía de la desintegración social y del fortalecimiento del tejido delictivo. Es, sin más, el reflejo de un aparato reproductivo de versos en materia de seguridad que durante la pandemia explotaron.

El tráfico de estupefacientes ha sido la actividad no esencial que no dejó de moverse frente al estado excepcional. Operó desde todas las vías de tráfico. Y, sin restricciones, logró llegar a los barrios para abastecer a los narcomenudistas.

Narcomenudistas que tuvieron la previsión, en el año 2020, de acopiar estupefacientes, armas y de montar pequeñas cocinas y/o laboratorios en territorios apenas vírgenes.

Una situación que atravesó a todo el país pero que puede observarse, con crudeza, en los grandes centros urbanos. De hecho, durante la pandemia, se consolidaron 4 nuevos enclaves que se suman a los 5 existentes. 

Dos de ellos pertenecen a la región centro: 

> Córdoba Capital y 
> Santa Fe Ciudad. 

Los otros dos le pertenecen a Misiones y Tucumán: 

> Eldorado y 
> Sur de la Ciudad de Tucumán.

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Leer "La droga Santa", nota de hace 6 años.

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Hasta antes de la pandemia los enclaves en Argentina eran: 

> Conurbano Bonaerense, 
> Rosario, 
> Itatí, 
> Clorinda y 
> Colonia Elía. 

Solo Clorinda recibe tratamiento de enclave por parte del Gobierno de Formosa mientras que Rosario lo recibió solo con la gestión Lifchitz/Pullaro. 

Y el Conurbano solo con la administración Vidal/Ritondo.

Consumo en ascenso

Durante la pandemia desatada por el Covid-19 también creció con voracidad el consumo de drogas. Las economías del narcotráfico no tardaron en adaptarse a la inflación y a la falta de recursos. Por eso comenzaron a incrementar, conforme al radio de venta, el corte de las sustancias abriendo ecuaciones trágicas.

A mayores cortes, mayor poder adictivo. A mayor poder adictivo, más consumo. A más consumo, más violencia. Así es que del último cruce de variables se desprende que detrás del delito, entre un 85 a un 90% se encuentra la droga. Sea por negocio o por consumo.

¿En qué momento creyeron que la disputa territorial entre narcos había terminado en CABA? 

La regulación de muertos por presencia de fuerzas federales y el verso de los Barrios Seguros lo único que hizo fue cambiar las formas de la violencia. Generar nuevas mutaciones y configurar alianzas más allá del puritanismo con el que se supieron vender, en masa, a Gendarmería y a Prefectura durante la gestión de la "libertadora" Bullrich.  

Intervenciones sin estrategia para maquillar de uniformados, en éste caso, a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Pero como todo parche, y como todo verso, los efectos negativos no tardan en estallar. Especialmente cuando el nuevo Ministerio de Seguridad Nacional, también rifado a manos de la romántica del delito Sabina Frederic, desmantela los slogans sin ningún tipo de plan de contención. 

Bastiones camuflados de seguros

CABA tiene dos bastiones del narcotráfico duro: La villa 1-11-14 y la Villa 31. En la primera, lograron hasta corromper a varios gendarmes allí apostados. Algunos acopiaban la droga y otros observaban, con pasividad, las filas que se hacían para la compra de estupefacientes en las distintas estructuras de venta. En la segunda villa, la actividad estuvo tácitamente acordada. “No me tocas territorio, no hay plomo”. “No hay plomo, no hay muertos”.

Tal vez algunos calcinados que se escaparon del acuerdo.

Así fue como las líneas peruanas y paraguayas predominantes en CABA lograron una cierta “convivencia”. Era sencillo acordar entre ellas y con desviados de la seguridad. También con amateurs en el territorio. Todo para mantener el negocio.

La 'línea peruana' se fortaleció en CABA en los últimos 5 años por distintas razones:

> Su bastión narco (1-11-14) no fue tocado en su matriz subterránea.
> Deficitarios procedimientos contra el mercado de la cocaína en un escenario predominantemente blanco.
> Conexiones intactas con clicas de Jujuy y del enclave Conurbano Bonaerense. Nuevos lazos con clicas de Córdoba y Rosario.
> Ni siquiera la detención de Marcos Estrada, más allá de haber sido una actuación positiva, tuvo un efecto cualitativo. Sucede que la misma fue desperdiciada por falta de investigación criminal. En la 1-11-14 no se desmantelaron laboratorios y las redes que organizó Estrada se adormecieron apenas por 3 meses para luego volver a ser operativas y mantener el bastión.

La 'línea paraguaya' se fortaleció en CABA en los últimos 5 años por distintas razones:

> El verso de la droga "enfriada" en frontera norte como operación de velo y de engaño para que lleguen a sus reductos centrales los cargamentos puros.
> La fusión con líneas del Comando Vermelho a través del delito golondrina Conurbano.
> “La droga santa” es el nombre que comenzaron a utilizar, en el año 2015, las bandas narco más sofisticadas del país para profundizar las redes del negocio. Incluso, parte de Los Monos de Santa Fe que migraron al Conurbano y que lograron alianzas en la Ciudad, hablaron y hablan de “La Droga Santa” internamente.

Funcionales al desastre 

La "droga santa" es más santa en pandemia. Desde aquella nota de investigación publicada el 20 de abril del año 2015, las redes del narcotráfico en CABA cuenta hoy con la operatividad 2.0 que se suma a las experiencia de las otras bandas. La ciudad ocupa puesto número 4 dentro de la estructura delictiva narcótica nacional.

#BarriosSeguros 
#ArgentinaSinNarcotrafico 
#PacoCero 
#FronterasSeguras 

fueron los slogans verso de Cambiemos en materia de Seguridad que fortalecieron la consagración del Narcotráfico que se dio en el año 2014. Versos funcionales a todo lo que no se hizo antes y se dejó crecer.

Con el Frente de Todos varios versos de Cambiemos continúan. En especial el del "hallazgo" de la droga enfriada. También el de seguridad de fronteras.

Sucede que en Argentina no existe ni existió lucha contra el Narcotráfico. Ningún Ministro de Seguridad Nacional abordó el delito federal conforme al estadío en el que se encontraba. 

Por dos años Bullrich desalentó la lucha contra el Narcomenudeo hasta darse cuenta que necesitaba de la misma ante la nada ministerial. Frederic, por su parte, cree que la lucha contra el Narcomenudeo estigmatiza consumidores en lugar de perseguir delincuentes.

Siempre funcionales al caos, con distintos modales e improntas, gestionaron y gestionan sin conocer el nivel de penetración de la criminalidad organizada. Por eso llevan a las fuerzas federales a los conglomerados desprotegiendo los territorios federales. 

Villa Lugano, en el marco de una ciudad de contrastes y maquillaje, muestra el daño de esas luchas escenográficas. Revela los daños de la abulia. Por años, el PRO, se decretó ajeno al delito. Desde Mauricio Macri a Horacio Rodríguez Larreta. 

Daños que se palpan con crudeza cuando aparecen estados excepcionales. Porque no es menos miserable CABA que Rosario, o que el Conurbano. La diferencia, tal vez solo sea, y por sectores, desquiciadamente estética.  

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