Aquel 19 de diciembre de 2001, Graciela Adán tuvo la deferencia de invitarme a subir al Lear contratado por uno de sus clientes corporativos y llevarme hasta Merlo, Provincia de San Luis, donde debían llegar los gobernadores peronistas de un país que se hundía. Adolfo Rodríguez Saá era el anfitrión. Todos le auguraban no sólo un futuro presidencial 2003 sino que existía la posibilidad de que llegara en forma anticipada. Recuerdo que amanecía en Merlo y todos hablaban de Fernando De la Rúa como si fuese historia.
20 AÑOS
19 de diciembre, Merlo: La caída de dos gobiernos
Merlo, provincia de San Luis, fue escenario de una emblemática reunión el 19 de diciembre de 2001, cuando caída Fernando De la Rúa.
Carlos Sergnese lucía impreciso como siempre, no porque lo fuese sino porque era su estilo. Él creía que siendo 'escondedor' corría menos riesgos. Error. Días después acompañaría al 'Adolfo' en uno de los gobiernos más breves de la historia argentina, con el rol de jefe de la Secretaría de Inteligencia de Estado (Side), hoy Agencia Federal de Inteligencia (AFI). Es una de las reparticiones acerca de las que más mitos se acumulan en la historia argentina y la única realidad fue que en los años '90, por un acuerdo entre Eduardo Bauzá y Domingo Cavallo, se le delegó al afable Hugo Anzorreguy el rol de intermediario único de voluntades. Pero en su tarea específica de información para el Presidente, si bien la Side anticipó el motín 'carapintada' de 1990 fue un fracaso en todo lo referido a los 2 atentados terroristas que luego se sucedieron y en las investigaciones posteriores. Ya con De la Rúa, la Side fue el origen de la fábula 'tarjeta Banelco' que tanto se agitó contra De la Rúa, y luego la siguió utilizando Néstor Kirchner para condicionar a peronistas enemigos y sospechosos. Pero la Side no pudo anticipar el golpe en marcha contra De la Rúa.
El abogado Sergnese me había presentado al psicólogo ex cafierista Luis Bernardo Lusquiños, por entonces secretario privado de Alberto Rodríguez Saá, quien me había mostrado algunos de sus pinturas, que firmaba con otro nombre, y me había invitado a escuchar tangos de madrugada en los Dos Pianitos, en el barrio de San Telmo. Era toda mi información sobre los Rodríguez Saá, bastante imprecisa acerca del proyecto político de los hermanos, pero Adán me aconsejó que estuviera atento a lo que vería y vaya si no era llamativo ver desde Carlos Reutemann a Ramón Puerta -muy bien acompañado- y José Manuel De la Sota, todos juntos con la excusa del nuevo aeropuerto de Merlo.
Néstor Kirchner no era tan conocido y su presencia no provocaba comentarios con la excepción de un rumor que correría aquella noche.
Ciudad de Buenos Aires, algunos barrios del GBA, Rosario y la ciudad de Córdoba habían reportado intentos de saqueo y por ese motivo se decidió no concretar la otra inauguración prevista para la jornada: el casino local que debía reforzar el proyecto turístico para Merlo.
De la apertura del aeropuerto a 'la rosca': Club de Campo Chumamaya, una lluvia terrible. Todavía no estaba muy vigente en los countries clubs del GBA la condición de seguro pago al día en los vehículos que ingresaran pero en Chumamaya era lo primero que pedían. No hubo otro mecanismo de seguridad visible, quizás porque caída un mar del cielo que dificultaba hasta la vista.
Los gobernadores estaban en una residencia y el resto en un salón donde se comentaban, y hasta magnificaban, las noticias que llegaban de Buenos Aires mientras faltaba información acerca de lo que sucedía a unos metros de distancia entre los gobernadores pero la idea instalada se refería a una distribución del gabinete de ministros que vendría.
Estaba muy definido que
- Adolfo Rodríguez Saá quería liderar el Ejecutivo Nacional,
- él reclamaba que los gobernadores asumieran en ministerios porque eso enviaría el mensaje de unidad,
- los gobernadores preferían enviar a amigos y no comprometerse con la propuesta del Adolfo.
El rumor en aquella noche acerca de Néstor Kirchner fue, precisamente, que sería ministro del Interior. Pero el cargo que le deslizaron, cualquiera haya sido, lo rechazó.
Sin embargo, en esas horas ocurrió algo que sería trascendente en los días venideros y que muchos no le concedieron la importancia que tenía: la Provincia de Buenos Aires no estaba presente.
¿A quién se le ocurría organizar un nuevo Gobierno o algo parecido sin la presencia de Provincia de Buenos Aires, en especial en el marco de la Constitución Nacional de 1994? Sólo Justo José de Urquiza podía resultar un boligoma semejante pero eso había sido un error del siglo 19. En el siglo 21 que comenzaba, eso no era admisible ni soportable.
La respuesta que consiguió la pregunta fue: "Un frente de tormenta le impidió llegar a Carlos Ruckauf".
Muy curioso que el supuesto frente de tormenta no había resultado obstáculo para Reutemann, por ejemplo, pero sí para Ruckauf y Eduardo Duhalde.
En el microclima de Merlo no se preguntaron en qué andaba Provincia de Buenos Aires. Lo conveniente habría sido detener el conciliábulo hasta lograr la presencia bonaerense. Quizás la ausencia de Ruckauf y Duhalde provocó que las ofertas del Adolfo no fuesen aceptadas por quienes eran sus pares.
Un fervor similar, con ausencia de reflexión, había llevado a Adolfo, 10 años antes, a manifestarse presidenciable apenas consiguió su triunfo reelectoral de 1991, inicio de sus desventuras de 1992 y 1993, con Carlos Menem empoderado por el éxito de la convertibilidad. La política de alta competición no admite 2 errores tan groseros porque sin duda habrá otro más. Y es lo que sucedió antes de la Nochevieja.
Aquel 19 de diciembre no sólo caía un gobierno, sino dos gobiernos: el que se iba y el que estaba por llegar.