La noche del 22 de octubre de 1969, La Bombonera fue el escenario de un partido que aún perdura en la memoria de los amantes del fútbol. El duelo entre Estudiantes y Milán en la Copa Intercontinental se convirtió en un capítulo oscuro de la historia del deporte, recordado por la violencia desenfrenada que dejó heridos y detenidos.
diablos y leones a las piñas
Capítulo oscuro de Estudiantes: la final violenta con Milán de 1969
La violencia y el caos se apoderaron en la final de la Copa Intercontinental entre Estudiantes y Milán en la Bombonera, en 1969.
La noche de la violencia en La Bombonera
El Milán había llegado al partido de vuelta con una ventaja de 3-0 en el marcador, pero Estudiantes buscaba una remontada épica. Después de que el equipo platense lograra acercarse al empate con dos goles, el partido se volvió un enfrentamiento caótico, donde la violencia superó a la habilidad futbolística. Lesiones, agresiones y detenidos se apoderaron de la cancha.
Néstor Combín, argentino nacionalizado francés que jugaba para el Milán, terminó ensangrentado y, posteriormente, detenido bajo acusaciones de evadir el servicio militar. La intervención del embajador francés fue necesaria para su liberación, al demostrar que había cumplido con sus deberes militares en Francia.
Alberto Poletti, Ramón Aguirre Suárez y Eduardo Luján Manera terminaron 30 días en la cárcel de Devoto debido a un decreto firmado por el dictador Juan Carlos Onganía, que intentaba demostrar autoridad y moralidad en su gobierno. Este episodio no solo afectó a los jugadores sino que también causó un daño irreparable a la reputación de Estudiantes.
Consecuencias y reflexiones para Estudiantes
La prensa de la época calificó el partido como “bochornoso” y “la página más negra del fútbol argentino”. La Asociación del Fútbol Argentino (AFA) impuso sanciones severas a los jugadores, que finalmente fueron levantadas después de 8 meses debido a una demanda de los propios futbolistas.
Este violento episodio quedó marcada a fuego en la historia del fútbol argentino y resaltó la importancia de mantener la pasión del deporte bajo control. La Copa Intercontinental, a pesar de los pedidos de sanciones por parte de la FIFA, continuó disputándose hasta principios del siglo XXI. Esta lamentable historia destaca la necesidad de promover el fair play y la deportividad en el fútbol, para que episodios como este nunca se repitan.