OPINIÓN

IDEAS PARA EL 2020

El tipo de cambio: Dolarización, convertibilidad o gasto

Esta nota es una suerte de continuación de otra anterior que titulamos “Tipo de cambio, tasa de interés y las elecciones”. Una aclaración: totalmente irrelevante cualquier alusión a un tipo de cambio multilateral. El único tipo de cambio que importa es el que está en el promedio de las expectativas colectivas, el resto es o falso o baladí.

Alberto Fernandez introdujo en la campaña la cuestión del tipo de cambio y adelantó que está o estaría atrasado.

Varios economistas salieron a responderle que con relación al tipo de cambio real multilateral, no se puede hablar de atraso y se hacen diversas comparaciones, de donde matemáticamente hablando, parecería que en verdad estaría en un aceptable nivel de equilibrio.

En mi opinión, totalmente lega, la cosa pasa por otro lado y tiene que ver con la demanda de dólares por parte de la gente en Argentina.

Lo cierto es que la demanda supera largamente a la oferta de dólares, por una sencilla razón, no tenemos moneda.

Para satisfacer esa demanda, ensayamos dos vías, una la de tomar créditos para satisfacer la demanda de dólares. Esto obvio tiene una consecuencia fatal: los dólares pertenecen en propiedad a sus tenedores, y el país adeuda esos dólares a los acreedores del exterior, sean privados o el FMI.  

A esta política la llamo financiación de la corrida cambiaria o de la demanda de dólares que para el caso es lo mismo. Nos perjudica a todos.

Círculo vicioso perfecto

La otra vía es la tasa de interés para que la gente se mantenga en “pesos”, el objetivo de las “Leliq”. Ahora bien, para ello hay que pagar tasas desmesuradas, porque su nivel debe estar no solo por sobre la inflación, sino además sobre las expectativas de devaluación que generan las propias “Leliq”. 

Es suficiente que se baje pocos puntos esa tasa, para que se incremente la demanda de dólares.

Esta es una trampa perfecta, porque endeuda al Estado, es cierto en pesos, pero oculta una futura devaluación anunciada, lo que a su vez es una de las causas de la inflación.

Las “Leliq” en verdad solo es una dosis de aspirina o ibuprofeno 400, nada más. Oculta por un tiempo los efectos de esta enfermedad crónica que es la inflación.

Algunos proponen como solución, dolarizar la economía, que de hecho lo está, pero a la bartola; otros proponen una nueva convertibilidad, con una pauta de relación basada sobre una canasta de monedas o bien solo con relación al dólar.

Pienso que un sistema de convertibilidad o de dolarización, provocará una crisis sin precedentes en nuestra historia económica y política.

Veamos

Si dolarizamos o se declarara la moneda local como “convertible”,  se eliminaría su “curso forzoso”, perdería su calidad de “inconvertible”, automáticamente nos encontraríamos que el estado no podría financiar gran parte del gasto, llamémoslo déficit primario o secundario que es lo qué pasó durante la experiencia de los noventa del siglo pasado (gobierno Menem - Cavallo) y de algún modo también con el fracaso del Plan Austral en 1985.

Esto ocurriría porque el estado perdería el derecho a emitir moneda y su capacidad de endeudamiento es limitada, precisamente por el nivel de endeudamiento existente ya, por la baja calidad del gasto y por nuestra conducta anterior que dista de ser ejemplar

Aun se recuerdan los festejos y celebraciones por la declaración del default en 2002 en el Congreso de la nación. Además, hoy día,  hay sectores políticos que proponen un nuevo defolteo como  solución a nuestros problemas financieros.

Un ejemplo, “ipso pucho” el Estado debería dejar de financiar a Aerolíneas Argentinas, la que posiblemente ingresaría en liquidación inmediata, a menos que su personal ponga las barbas en remojo y se banque el duro trance de hacerla productiva. 

Sería difícil financiar el actual menú de planes sociales, lo que obligaría por un tiempo a suspender toda obra pública financiada por el estado, de modo directo o indirecto mediante créditos.

En una palabra se produciría un ajuste que durante un lapso nos sumergiría en la histórica propuesta de Churchill, “sudor y lágrimas”.

Esto nos lleva a una conclusión, la inflación no es una cuestión  monetaria, es una cuestión de “gasto improductivo”, asi de “claro y sencillo” (Charlie Fernandez, perdón por el plagio).

Si insistimos en políticas monetarias restrictivas, y mantenemos el nivel de gasto, estaríamos incubando una  atómica explosión económica. Por eso insisto la causa es no solo el exceso de gasto, sino además el “mal gasto” .

Propongo una solución gradualista que será dolorosa, pero causará mucho menos victimas que la eventual explosión incontrolada.

El próximo Presupuesto deberá eliminar gastos que no son prioritarios El primero de ellos todos los subsidios, incluidos los dirigidos a la oferta y beneficios fiscales generales, no los que formen parte de régimen especiales en ejecución y debido cumplimiento.  

Deberá diseñarse un sistema de subsidios durante un tiempo fijo, vinculado a la demanda y para casos muy concretos. 

Todo plan social deberá tener una prestación efectiva por parte del beneficiado.

Toda transacción superior a un valor equivalente a u$s 20,00 deberá ser realizada por medios bancarios, bajo la aplicación de penas severas y nulidad absoluta de los pagos hechos de modo directo por arriba del límite. La política fiscal debería incentivar este tipo de conductas.

Deberá prohibirse todo tipo de indexación.

Deberá reformarse de plano el sistema impositivo, reduciéndolo y simplificando su funcionamiento al máximo posible.

Deberán eliminarse todas las tasas y contribuciones especiales que no respondan a la prestación de un servicio necesario y efectivo.

Deberá rediseñarse el sistema previsional a sus posibilidades financieras y fijarse que proporción de la recaudación impositiva se destinará a complementarlo.

Además deberían ajustarse por un lapso quizás de cinco años las jubilaciones de mayor monto para garantizar una prestación mínima a los menos favorecidos.

Deberán priorizarse los servicios de salud, alimentación digna y educación universal priorizándose, en todos los casos, el acceso a las familias menos favorecidas.     

Deberán especificarse aquellas obras prioritarias imprescindibles para incrementar nuestra productividad, como podría ser el ferrocarril a “Vaca Muerta”, los servicios ferroviarios de carga, gasoductos para distribuir la futura producción y facilitar la exportación de los excedentes.

Todo lo demás que se diga y no se enfrente esta realidad, será para mal de todos y bien de ninguno, vayamos de una buena vez “a las cosas”.

¿No será esto lo que estamos esperando los argentinos…?

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